MI PROMETIDO NO TERMINA DE AGRADARME

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Resultó que mi instructor tenía razón, mamá no se ha enterado de nada, solo quería saber por qué había bajado del caballo tan pronto.

— Las primeras veces montando a caballo, la señorita se va a cansar— le dijo mi instructor cuando ella le exigió una respuesta—, mientras esté abajo yo le explicaré de distintos métodos de sostenerse en caballo, de qué raza le vendrá mejor y otras cosas que le serán útiles— mamá asiente con esa mirada típica suya de ver con desprecio a los que considera inferiores—; y ya que estamos— le dijo mi instructor—, sería bueno saber para qué la estoy preparando ¿Equitación profesional? ¿Tiempo de ocio? ¿Paseo?

— Cacería— dice mamá fríamente.

— Perfecto— dice mi instructor—, entonces necesitaremos, a futuro— aclara—, salir a campo abierto y así la señorita se irá acostumbrando a viajes largos y a galope sobre posibles terrenos escarpados.

Mamá me mira de pies a cabeza como diciendo los muchos problemas que le traigo— ¿Cuánto?— le pregunta.

— Al ritmo que va, que por cierto es muy bueno, realmente su hija es muy hábil— es el primer halago que recibo—, este fin de mes estará disponible para hacer una carrera corta, de media hora es suficiente, pero debe comenzar a practicar a campo abierto— resalta.

— Fin de mes— acepta mamá—, solo una hora— me dice a mí con frialdad—. Llevarás compañía— dice como si a mí se me hubiera ocurrido la idea de salir.

— Gran idea, señora querida— dice mi instructor—. A veces hay malhechores en los caminos, es bueno que mande más jinetes con ella— y mamá se queda complacida con la aprobación de un "simple instructor"


— Te dije que es fácil engañarla— me dice mi instructor al día siguiente y después de un trote más largo y sin cuerda—, pero tú no lo hagas aún, no tienes experiencia, déjalo a los profesionales— sonrío suavemente—. Sabes— me dice—, tu sonrisa te hace ver muy bonita— me quedo helada—, lo digo enserio y sin querer ofenderte— no sé qué decir—, me atrevería a decir que tu sonrisa tiene un encanto mágico. Tu prometido te lo tendrá que decir seguido.

— Él...— comienzo— no es así.


Al día siguiente y como si hubiera sido invocado, mi prometido llega, pero mi instructor viene por las tardes así que es poco probable que se conozcan.

— Joane ya sabe ir a trote— dice mamá de forma lisonjera.

Mi prometido me mira con curiosidad— ¿En serio? ¿Cuánto tiempo puedes montar?— me dice de una forma extraña, creo que nunca llegaré a entenderlo.

— Media hora— respondo obediente—, pero solo sobre lugar llano— mamá me mira con advertencia, la entiendo, quiere que omita decir que saldré a campo abierto.

— Media hora— repite Héctor con picardía, de verdad que no lo entiendo—, será digno de ver, pero no ahora, tal vez después de la cacería.

— Pero...

— Será un tiempo perfecto— interrumpe mamá y me mira con furia— ¿por qué no salen a caminar un rato?— sugiere.

Y así lo hacemos, él parece estar en especial aburrido y yo trato inútilmente de buscar conversación, no sé cómo será mi vida de casada.

— Espero que aprendas a montar por más tiempo—me dice Héctor antes de marcharse—, lo vas a necesitar después de la boda— y mira mi pecho con detenimiento—, lo necesitarás— repite y se marcha.

Dueña de mi LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora