LA OPORTUNIDAD QUE NECESITA

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Mamá y yo tenemos los ojos hinchados de tanto llorar, ella me abraza a mí y yo la abrazo a ella. Estamos juntas y eso es lo primordial, hemos superado todo lazo que ambas habíamos cortado, toda brecha ha sido superada, todo error ha sido enmendado, y tanto ella como yo hemos ayudado a sacarnos del hoyo en que nos habíamos metido. Hemos aprendido a amarnos.

— ¿Quieres saber cómo eras cuándo niña?— susurra mamá en un momento.

— ¿Cómo?

Mamá se separa de mí, se levanta y señala por la ventana, yo estiro el cuello para ver adonde apunta y es a mis hijos que juegan, más específicamente...— igual a Joy cuando apenas llegó a esta casa. Juguetona y traviesa, siempre corriendo con libertad. Me repelías todo lo que podías y detestabas tus vestidos porque te picaban y no te dejaban correr en libertad; ella ya cambió, pero era igual a ti cuando llegó.


No salgo de mi habitación, mamá me lo impide— descansa, estás tan desmejorada, te haré saber cómo está él.

Asiento y vuelvo a recostarme, en verdad lo necesito. Antes de caer en el sueño acaricio mi pequeño vientre— quédate conmigo— le susurro—, lo lamento, te voy a cuidar como a tus hermanos, te voy a esperar con el cariño que te mereces. Si te quiero conmigo— y una última lágrima baja de mis ojos y me duermo en paz.

Dueña de mi LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora