SIN JUZGAR A NADIE

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Por primera vez uno de nuestros hijos tiene dos nombres, Louis y yo lo creíamos justo: mi pequeña hija es Clarice Eleonor, en honor a nuestras madres.

Tanto Louis como yo llegamos un acuerdo final. Cada uno arguyó las razones por las que sustentar su elección:

Clarice fue la madre de Louis, yo no la conocí y él la recuerda lo suficiente. Su madre murió muy joven y tal vez por consecuencia de su propio error. Louis recuerda de ella que hizo todo lo posible para que él y sus hermanos no se enteraran de lo que ella hacía para traer dinero a casa; su misión solo era dar de comer a sus pequeños hijos y no podemos juzgarle por sus intentos de un bien mayor.

Eleonor es el nombre de mi madre, nadie como yo para saber cómo fue ella, cómo me trató; se equivocó también, pero no podemos juzgar a mamá por lo que hizo en el pasado, ella ahora es diferente y lo ha demostrado y sigue demostrándolo día a día.

Quienes somos para juzgar a otras personas, solo somos otro ser humano más y también cometemos errores. Yo solo pido Al Cielo ser una buena madre para mis ahora cinco hijos, y serán en ellos donde vea si hice o no un buen trabajo; yo creo que es bueno y más el de mi amado esposo, el gran pilar de mi hogar.

Tanto Louis como yo hemos salido de madres con errores, pero madres que nos amaban y siguen amando, por ellas dos, mi pequeña es Clarice Eleonor y haremos todo lo posible porque nuestros errores no se repitan en ella ni en ningún otro de sus hermanos.

Dueña de mi LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora