Capítulo 3

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NARRA ANYA

Me reuní con Ken en el almuerzo como acordamos horas antes.

Lo vi sentado en una mesa de cuatro con el móvil en las manos y una bandeja de comida en frente suyo. Estaba muy concentrado mirando la pantalla. Me sorprendió el hecho de que con tan solo 7 años, ya tuviera móvil.

—Hola, Ken. ¿Te he hecho esperar mucho? —le saludé.

—Ah, no, tranquila. Acabo de sentarme. ¿Has repasado un poco la materia?

—Un poco, pero sigo sin entender nada. El inglés es demasiado complicado...

—Tranquila, con estos ejemplos entenderás. —Ken sacó un papel de su mochila llena de frases con verbos en inglés.

Lo cogí y leí las primeras líneas.

Pasaron varios minutos, y ya empecé a entender algo del tema.

—Es increíble. Jamás pensé que esto tendría una lógica. Gracias por tu ayuda, de verdad —le agradecí con corazón—. Ahora tengo esperanzas de llegar al 5 de 10...

Ken se rio un poco.

—Me alegro de que mis explicaciones te hayan servido de algo.

—Y tanto.

Nos quedamos en silencio.

—Umm... Ken, una cosa —rompí el silencio y él me miró—. Acerca del primer día... ¿por qué te sorprendió mi nombre?

Hizo una mueca y lo vi un poco tenso.

—Me... recordaste a alguien.

—¿Ah sí? ¿A una amiga?

—Una conocida, de hace un par de años. No muchos.

—¿Y por qué te he recordado a ella? ¿Tenemos algo parecido?

—No me acuerdo mucho de ella, pero tienes el mismo nombre que ella. Una coincidencia, supongo.

—Mmm... curioso.

«¿De qué estarán hablando?».

«Cada día pasan más tiempo juntos».

«¿Son amigos?».

«Se ven tiernos juntos, pero... ¿por qué Ken se juntaría con una plebeya como ella?».

«Seguro que Ken ha sido retado para pasar tiempo con ella, no hay otra explicación».

No pude evitar escuchar a la gente pensar eso, lo cual me entristeció un poco.

—Me voy al baño —le dije a Ken.

—Esta bien. Te espero aquí.

Estaba caminando sin prestar atención por los comentarios que estaba escuchando en mi cabeza. Entré al baño totalmente mareada y agobiada. Me refresqué la cara que tenía ardiendo y me relajé un rato.

Esto era algo que me pasaba a menudo. Cuando mi mente se enfocaba tanto en leer las mentes de los demás en un corto periodo de tiempo, mi mente acababa saturada y yo recibía mareos y molestias. Lo peor que me podía pasar es acabar con fiebre.

Cuando ya me relajé por completo, salí del baño y me dirige adonde Ken, pero cuando me fijé en que Becky estaba hablando con él sobre mí en voz alta, llamando la atención de casi todos alrededor, regresé al baño con el corazón a mil por hora.

«¡Cómo puede ser tan descuidada!» pensé molesta. «No sé cómo puedo aguantarla a veces. Esa chica no sabe lo que es la privacidad».

Me quedé en el baño más de lo debido porque empecé a escuchar más comentarios de los demás cerca mío. Decidí salir cuando ya no escuchaba a nadie cerca y sin saber por dónde caminaba, me choqué contra alguien.

—¡Ay!

—Mira por dónde caminas —me regañó Ewen, pasando de largo junto a Emile.

Lo fulminé con la mirada y eché un suspiro.

Alcé la mirada y me encontré con Damian.

«Está rara. Seguramente sean los comentarios de la clase. No dejan de hablar de ella y Ken» le escuché decir. Él vio que lo estaba mirando y apartó su mirada. «¡Qué más me da! ¡Es solo una cría!».

Apreté los dientes y pasé de largo, dejándolo atrás.

~~~

La hora del mini examen llegó y separamos nuestras mesas para realizar el examen. No dejaba de escuchar las quejas de las mentes de los demás, lo cual era una gran distracción para mí. Intenté ignorar todas esas quejas.

Terminó el examen y me eché sobre la mesa, agotada. Jamás había puesto tanto empeño en un examen en toda mi vida.

—¿Cómo te fue, Anya? —me preguntó Becky.

La miré con el ceño fruncido.

—¿De qué hablaste con Ken en el almuerzo? La gente no dejaba de hablar sobre mí.

Becky me miró sorprendida y cogió de mi brazo para hablar alejados de los demás.

—Sabía que había rollo entre Ken y tú desde el principio —me dijo de repente.

—¿Rollo?

—Ya sabes, un amorío —me susurró.

—¿Amorío? —repetí y, confusa, negué con la cabeza—. Ken y yo solo somos amigos.

—Por ahora —completó mi respuesta—. Ken me hablaba muy bien sobre ti. Se nota que tiene segundas intenciones contigo.

—No entiendo tu vocabulario. Es muy...

—¡Debes leer mis cómics! —me insistió.

—¿Si leo tus cómics, entenderé de lo que me hablas?

—¡Pues claro!

Me lo replanteé un momento.

—Lo pensaré.

«En realidad, ya empecé a leerlo» pensé.

—¡Genial! —lo felicitó Becky emocionada—. ¡Te encantará, ya lo verás! Además, Ken...

—Ken esto, Ken lo otro... No dejáis de hablar de lo mismo —dijo Ewen, acercándose a nosotras junto a Emile y Damian.

—¡Es una conversación privada! ¡Largo! —exclamó Becky.

—¿Os molesta que hablemos de Ken? —pregunté confusa.

—¡Eso no es de tu incumbencia, enana! —se molestó Emile.

—¿Entonces por qué y para qué habéis venido?

—¡Porque se aburren demasiado! —dijo Becky riéndose—. Y porque están celosos de que mostremos tanto interés por Ken —me dijo al oído.

—¿Celosos? —repetí.

Damian al oírme decir eso, se sonrojó.

—¡Eso es mentira! —exclamó.

—¿El qué?

—¡Que estoy... estamos celosos!

—Lo admitió —se burló Becky.

Miré a Damian sorprendida mientras él se sonrojaba aún más.

—¡El señorito Damian jamás se pondría celoso, y mucho menos por vosotras, creídas! —dijo Emile harto.

Becky iba a decir algo, cuando el timbre sonó.

—Anda, Anya, vayamos a casa y dejemos de hablar con niñatos —dijo, cogiéndome de la mano.

—¡Las niñatas sois vosotras! —exclamó Ewen.

«¿Qu... qué es esto que siento en mi pecho?» le escuché decir a Damian en sus pensamientos.

Giré mi cabeza y lo vi totalmente absorto en sus pensamientos.

«A veces me cuesta entender la mente del Segundo» pensé.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora