Capítulo 43

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NARRA DAMIAN

—¿Qué más hay?

—Creo que desciende de los dioses —dije, seriamente haciendo que Demetrius se lo tomase a broma.

Mi hermano se rio, haciendo que yo lo mirara enfurecido.

—¿No... era una broma?

—No. Lo digo en serio. Esa chica oculta algo y no es nada normal.

—¿Qué podría ocultarte? ¿Acaso tienes pruebas?

—Es como si... me leyera a través de mis ojos.

—Mmmh..., ya —dijo él, mirándome vacilón—. Quizás sea una acosadora tuya.

«Anya me dijo que no lo era y yo... opino igual que ella. No creo que sea capaz de llegue a ese nivel», quise pensar.

—Para nada. —Negué con la cabeza—. Como te dicho, pienso que desciende de los dioses y que, por consiguiente, sabe lo que pienso a ratos.

—Mmm... Sí, claro. Y yo soy descendiente de los unicornios —bromeó—. ¿No crees que simplemente sepa tu contraseña porque ella tiene la misma?

—Anya no tiene móvil —dije, callándolo.

—Claro, sois niños.

Me quedé pensando.

—¿Y si... padre le dijo mi contraseña el día de Navidad? —deduje.

—Eso habría sido algo muy estúpido por su parte.

—¡Ay, no sé! ¡Tengo la cabeza hecha un lío! —exclamé.

Demetrius puso los ojos en blanco.

—Deberías hablar con ella y dejarle que te lo explique.

—Hoy no me lo quiso decir, como si necesitase más tiempo para inventarse una excusa.

—¿No quiso decírtelo? —preguntó Demetrius sorprendido.

—No. Esconde algo. Lo presiento —dije.

—Ya te lo dije: para evitar malentendidos entre pareja, la única solución es la comunicación.

—¡No somos pareja! —grité y me levanté para empujarlo fuera de mi habitación.

—¡Ey, no me eches...! —exclamó, pero yo ya le había cerrado la puerta en la cara.

Suspiré y me tumbé en mi cama.

«Debo hacer algo al respecto...», me dije, pensando en Anya. «Últimamente no hago más que pensar en ella...».

~~~

Al día siguiente, fui al colegio. Me encontré con mis amigos y nos dirigimos a nuestra aula.

Las primeras clases terminaron y yo me dirigí al comedor. Ken decidió comer con nosotros y yo le dejé, a pesar de que mis amigos me lo negaran. (No se llevaban muy bien con él).

Quizás él lo notó, pero yo no hacía más que mirarlo atentamente. Después de la conversación con mi hermano, no podía dejar de preguntarme si le gustaba Anya o no.

Por una parte, no me importaba porque para mí él era un amigo y aceptaría cualquier persona que le gustaba; pero, por otra parte, me entraba mucha curiosidad por saber.

—Dami, ¿te encuentras bien?

—¿Uh? Sí, estoy bien —dije, reflexionando—. Ken, quería preguntarte algo.

Ewen y Emile me miraron.

—Claro, pregúntame —dijo Ken.

—Verás, como somos amigos y todo eso..., tenemos confianza, ¿verdad? —Él asintió—. Está bien. ¿A ti... por casualidad... te gusta Anya?

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora