Capítulo 35

4.9K 433 224
                                    

NARRA DAMIAN

Lo que Anya me hacía sentir últimamente... era algo completamente nuevo para mí. Jamás lo había sentido con nadie y nunca lo había llegado a entender. Una parte de mí seguía diciéndome que no era nada importante y que solo era una plebeya con la que nunca debí relacionarme. Pero otra parte de mí decía que lo que sentía era algo especial y que no debía ocultarlo. Es más, que ya era hora de descubrirlo.

Era consciente de que yo era un niño de siete años y que eso no iba a ser una ventaja, pero tenía el presentimiento de que si esperaba más de lo debido, sería peor para mí.

Y también era consciente de que mi hermano era un capullo y que jamás me llevaría bien con él, pero la realidad era que no tenía a nadie más ahora mismo dispuesto a ayudarme. A lo mejor podía esperar un poco al día de mañana y hablar con Ewen o Emile, pero... no me sentiría muy cómodo.

La única persona capaz de aguantarme era él, mi hermano, quien últimamente había estado muy interesado en mis problemas y relaciones (en mi vida, en general).

—¿Verdad? —me preguntó de repente Demetrius, ansioso con que le respondiera.

—¿Qué me habías preguntado? —le pregunté y Demetrius cambió su expresión facial a una de cansancio.

—No se puede hablar contigo... —se quejó y se sentó en una silla—. Te estaba preguntando de si no te importaría si Ken y mi cuña...

—Anya... —le corregí.

—... acaban juntos, puesto que tú no muestras ningún interés en su vida —me recordó.

—Ah, eso —me limité.

—Responde de una vez... —insistía—. ¿Quieres a Anya o no? —preguntó bajito como si estuviera hablándose a sí mismo.

—Espera, ¿qué? —dije de repente, incrédulo, pensando que había escuchado algo que no había dicho en realidad.

Demetrius me miró impaciente.

«Vale, ya es hora de decirle algo..., supongo», pensé.

—Yo... —miré a otro lado— estoy confuso recientemente.

Demetrius me sonrió pícaramente.

—¿Ah, sí?

Puse los ojos en blanco.

«No te enfades. No te enfades. No te enfades. No te enfades...», pensé repetidas veces.

—Sí... —respondí aguantando mi furia.

—¿Con qué exactamente? —me preguntó.

Dudé en responder.

—Con... mis sentimientos.

—¿Hacia alguien en particular? —siguió preguntando.

—No.

Demetrius suspiró.

—Hacia todo, en general. Es que... hay veces que me sorprendo por cómo actúa mi cuerpo por sí solo, sin que yo pueda detenerlo... Impulsivamente.

—Ay, tendrás que explicármelo mejor... Es que no consigo entenderte —me dijo con voz burlona—. Quizás poniéndome un ejemplo lo puedo llegar a entender mejor.

«¿Un ejemplo?», me pregunté.

—Pues..., no sé. Siendo sincero, no me viene ninguno ahora mismo.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora