Capítulo 25

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NARRA DAMIAN

Esa pregunta me desconcertó por un momento. Me había dejado sin palabras.

—Responde. ¿Anya o tu padre? —me insistió.

Las palabras no me salían de la boca.

—¡Chicos! —nos llamó la pesada de Becky—. ¡Venid! ¡Vamos a bailar!

Aproveché el momento y salí corriendo del lugar para entrar al salón de baile. Ken, frustrado, me acabó siguiendo.

La pista de baile era gigante y había un DJ en frente de ella dándolo todo.

«¿Esto... es un baile?» pensé confuso. «Más bien, parece una discoteca de un pub nocturno. Espero que padre no entre y me vea aquí».

—¡Dami, baila con nosotros! —me decía Becky, junto a Anya, Ewen y Emile.

Suspiré y me junté con ellos.

—Deja de llamarme así —dije, cansado.

—Te acostumbrarás.

—¡Baila con nosotros, jefe! —me decían mis amigos, moviendo sus caderas.

«Esto es ridículo» pensé avergonzado.

—Segundo, ¿no te gusta bailar? —me preguntó Anya.

Desvié mi mirada.

—Sí..., bueno, no... A veces —contesté desprevenido.

Anya me sonrió, lo cual me inquietó. Se me acercó, cogió de mis manos y empezó a bailar a mi lado.

—Ya verás que nos lo pasaremos muy bien —me dijo bajito—. ¡Esto está muy divertido!

No podía bailar. Estaba demasiado nervioso como para concentrarme en los pasos de baile. No dejaba de centrar toda mi atención a las manos que tenía cogidas en las de Anya. ¡¿Desde cuándo me había vuelto tan estúpido al estar cerca de ella?!

—Segundo, tranquilízate. Solo siente la música y verás cómo te relajarás.

Nada de lo que ella me decía me estaba calmando. Y no me calmé mucho menos en cuanto vi a mi padre rodeado de socios entrando por la puerta del salón de baile. Tenía varias copas en sus manos y se divertía mucho hablando con sus compañeros, lo cual hizo que no me viera en ningún momento.

Mi corazón latía con fuerzas y mis manos empezaron a sudar. Constantemente enfocaba mi mirada en mi padre.

Anya me miraba preocupada. Parecía como si intentara ayudarme sin saber cómo. ¿Por qué se preocupaba tanto por mí? ¿Tanto le importaba?

De pronto, la música se calmó, empezando a sonar una canción lenta y melodiosa. Las personas de nuestro entorno se juntaron y se abrazaron para empezar a bailar la canción lenta.

Los cinco nos quedamos de piedra, sin saber cómo bailar como ellos.

—Eeehh... somos impares —dijo Ewen.

Lo miré de manera que se callara.

—Bailarás con Anya, ¿verdad, jefe? —me preguntó el chismoso de Emile.

Me inquieté de repente.

—¡Sí, los novios deben bailar juntos! —exclamó Becky, empujándonos a Anya y a mí a la pista de baile—. ¡Bailad!

Observé disimuladamente a padre y vi que empezó a mirar a la gente que bailaba en la pista como modo de distracción.

Instintivamente, cogí a Anya de la cintura y la abracé, dando la espalda a mi padre.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora