Capítulo 86

2.8K 237 175
                                    

NARRA ANYA

Me dolía la cabeza. Anoche no dormí nada bien. No podía pegar ojo por todo lo que había pasado. Tenía... miedo. Mucho miedo, lo cual me impidió dormir toda la noche.

—Anya... —me dijo Damian mientras íbamos a clase—, ¿estás bien?

—Sí —mentí.

No dijo nada más a pesar de que supiera que él sabía que yo le estaba mintiendo.

Nada más llegar, nos juntamos con los demás.

—Vaya, buenos días —nos saludaron.

—Buenas... —dije casi murmurando y mirando al suelo.

Todos se callaron nada más verme.

«¡Tengo que saber fingir mejor!», pensé.

—Anya, ¿estás bien? —me preguntó Becky.

—Sí, solo me duele un poco la cabeza... —mentí y miré alrededor. Se creó un gran silencio—. Vámonos a clases, o si no, llegaremos tarde —dije a Becky y nos dirigimos a clase.

Cuando llegamos a clases, Becky me pidió que, unas clases después, nos quedáramos estudiando en la biblioteca, pero como yo estaba castigada, le tuve que decir que hoy no podía.

~~~

NARRA DAMIAN

Estábamos almorzando cuando Becky se me acercó dando zancadas.

—¡Dami!

Le miré con aburrimiento.

—¿Qué?

Becky se sentó a mi lado y nos miró a todos.

—¿Pasa algo, cariño? —le preguntó Emile.

—¡Anya está muy rara! —dijo frustrada—. ¡Y no sé lo que le pasa!

Suspiré y seguí comiendo.

«No puedo decirles lo que pasó. Si lo hiciera, me pedirán una explicación y yo les tendría que revelar que Anya tiene poderes», pensé.

—Jefe, ¿tú sabes algo? —me preguntó Ewen.

Le miré y negué con la cabeza.

—¿Por qué iba yo a...?

Todos me miraron frustrados.

—¡Ya para de mentirnos! ¡Vivís juntos y estás enamorado de ella! ¡Obviamente sabes algo! —dijo Becky a mi lado.

Miré alrededor por si alguien nos había escuchado.

—¡No lo digas tan alto, tonta! —le regañé.

—¡Ey, no le faltes el respeto a mi novia! —me exclamó Emile.

Suspiré mientras veía a Becky sonriéndole tontamente a Emile.

—¿Entonces, Dami, tú sabes algo? —me preguntó Ken.

Me quedé pensando.

«¿Debería...?», me pregunté.

A lo lejos, vi a Anya acercarse adonde nosotros, así que les pedí rápidamente a todos que se callaran.

—Segundo —me llamó, haciendo que todos la mirásemos.

—¿S... sí? —pregunté.

—Hoy recuerda que tenemos que ir a casa nada más terminar de almorzar. Nos lo dijo tu padre... —me recordó.

Asentí varias veces.

—Sí, por supuesto...

«Hoy... está realmente linda», pensé sin querer y cerré mi boca asustado.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora