Capítulo 46

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NARRA DAMIAN

—Entonces... ¿dormirás aquí? —pregunté más nervioso que nunca.

—Si no os molesto... —dijo ella tímidamente.

—¡Claro que no molestas! —dije echando un suspiro.

—Entonces... ¿podéis dejarme un pijama? Dormir con esto puesto será incómodo...

—Toma este. —Lockridge le dio uno.

Escuchamos a alguien llamando a la puerta.

—¿Chicos? —preguntó un profesor.

Rápidamente llevé a Anya al cuarto de baño y la encerré ahí.

Me dirige a la puerta y la abrí.

—¿Sí? —le pregunté fingiendo estar tranquilo.

—Desmond, ¿qué haces todavía vestido? Esto no es nada elegante. Deberíais estar durmiendo los dos ya... Basta de cháchara, ¿entendido? Que ya son pasadas las diez —me regañó el profesor Henderson.

—Lo siento, profesor, me iré a dormir —me disculpé.

—Eso espero. Buenas noches —dijo y le cerré la puerta.

Eché un suspiro y me acerqué al cuarto de baño.

—¿Ya estás lista, Anya? —le pregunté.

Síp. —Salió del baño con el pijama puesto—. Siento haberos causado problemas...

—No pasa nada... —le dije y me metí en el baño para cambiarme también.

Cuando salí, vi que Anya se metía en la cama con Lockridge.

—¡¿Qué?! —exclamé.

—Baja la voz, Desmond —me regañó Lockridge.

—¡¿Qué hacéis los dos durmiendo juntos?! —susurré enfurecido.

—Pensaba que te molestaba que durmiera contigo... —me dijo Anya inocentemente.

—¡Me molesta aún más que duermas con él! —dije.

—¿Entonces prefieres que durmáis juntos? —nos preguntó Anya.

—¡Ni de broma! —dije demasiado alto—. ¡Eso sí que no!

Lockrige suspiró y preguntó agotadamente:

—¿Por qué no dormís juntos y ya? Al fin y al cabo, sois novios. No entiendo cuál es el problema... Y dejadme dormir de una vez, que estoy agotado.

Me sonrojé al escuchar eso mientras veía a Lockridge tumbándose en su cama.

Vi a Anya observándome.

—Segundo, ¿te parece bien? —me preguntó Anya.

—S... sí... —contesté finalmente.

Ella sonrió y se tumbó en mi cama. Yo también me metí, lo más lejos de ella posible.

«No pegaré ojo esta noche...», pensé supernervioso.

—Segundo... —escuché que me llamaba. Me di la vuelta, encontrándome con ella cerca de mí—, te noto inquieto. ¿Quieres que te cante una nana para dormir? Me sé muchas.

Mi corazón empezó a latir con mucha frecuencia.

—No..., gracias —le contesté y volví a girar la cabeza para intentar dormir.

Tras unos minutos, volvió a hablarme:

—Segundo. —Me giré hacia ella.

—¿Qué?

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora