Capítulo 8

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NARRA DAMIAN

Me acerqué a ella y la cogí en brazos. Al hacerlo, me fijé en lo dormida que estaba.

La llevé cuidadosamente a su habitación y la acosté. Me sorprendió que esa fuera su habitación, ya que se utilizaba muy pocas veces. Pero cuando vi su ropa amontonada en muchos rincones de ella, era innegable admitir que le había dado un aire de renovación al cuarto.

Anya empezó a murmurar cosas ininteligibles, así que supuse que ya era hora de irme para dejarle dormir.

—Da... mi... an... —le escuché llamarme entrecortadamente.

Me di la vuelta muy asombrado y vi cómo abría los ojos como si ya fuera por la mañana.

—¿Qué... haces aquí? —me preguntó.

Supuse que debía quedarme con ella hasta que volviera a dormir.

—Umm... ¿Te he despertado? —pregunté, sentándome a su lado.

—No creo... Me sigue doliendo la cabeza —dijo ella llevándose una mano a su cabello.

—¿Crees... que haya sido por la bebida? —pregunté.

Anya jadeó y vi cómo se le aguaban los ojos. Eso hizo que mis preocupaciones incrementasen.

—Eehh..., quiero decir... —intenté arreglarlo.

—No..., tie... tienes... ra... razón —dijo ella lagrimeando un poco.

«¿Por qué... está llorando?», me pregunté asustado.

—Pero no te preocupes —dijo más tranquila—. Ya se me pasará.

—¿Bebiste algo que te... hizo llorar? —pregunté confuso.

—¿Qué? No —dijo ella—. Bebí para ahogar mis penas... y porque los demás también lo hacían.

Abrí los ojos impactado.

—¡¿Bebiste alcohol?! —pregunté sin alzar mucho la voz.

Vi cómo Anya se asustaba un poco.

—Lo necesitaba —contestó.

«¡Ugh! ¡Debí haber escondido mejor las bebidas!», pensé sin darme cuenta de que podía escucharme.

—¿Y... por qué estás triste si puedo preguntar?

Anya miró a otra parte y volvió a derramar lágrimas.

—Es que... alguien que aprecio mucho... discutió conmigo.

«¡¿Quién?!», no pude evitar pensar.

—¿Alguien que aprecias mucho? —repetí.

—Sí..., mi novio... —dijo llorando.

«¡¿Su novio?!», exclamé en mi mente.

—¡¿Cómo se le ha podido ocurrir contestarme de esa manera?! —empezó a exclamar—. ¡Me dijo que era detestable, que no le parecía correcto que me fuera del país! ¡Que debí haberme quedado con él! Y ahora me siento como una mierda...

Le di unos cuantos pañuelos para sonarse los mocos y ella los cogió todos.

—Y... tiene toda la razón... —Le seguí escuchando—. He sido una egoísta... No debí marcharme sin él... Fue algo que mi mamá me pidió que hiciera para tomarme un descanso... No te lo he contado, pero discutí con mi papá cuando le presenté a mi novio. ¡Estaba furiosa! Así que hice lo primero que se me pasó por la cabeza y me fui de Francia... Actué como una egoísta... porque pensaba que Luka ya me iba a olvidar... Pero no podía estar más equivocada... ¡Obviamente él me sigue queriendo! Debí haber venido aquí aunque sea con él...

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora