Capítulo 30

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NARRA ANYA

—Becky, estás como un tomate —le dije preocupada—. ¿No tendrás fiebre como el que el Segundo tuvo, verdad?

Becky me miró y puso los ojos en blanco.

—¿Sabes qué? Lo llamaré —dijo ella, ignorándome.

—¿Qué?

Becky sacó su móvil y empezó a teclear un número.

Este número está apagado o fuera de cobertura —escuché que decía el móvil.

—Pues nada... —murmuró Becky, echando un largo suspiro.

—Becky, hoy estás muy rara. ¿Has dormido bien? —le pregunté.

—Anya, ¿acaso sigues sin entenderme? Me gusta Emile y quiero decírselo.

Le miré sorprendida.

—¿Se lo vas a decir por teléfono? —pregunté y ella asintió con la cabeza—. ¿Y si a él no le gustas?

Becky abrió los ojos, mirándome atónita.

—Eso... no lo había pensado... No entraba en mis planes —me contestó, pensativa—. ¿Y si... me rechaza?

Después de unos segundos en un silencio incómodo, Becky empezó a hacer un escándalo por toda la habitación.

Yo suspiré profundamente al ver que no paraba la loca de ella.

—Becky...

Ella se paró y me miró totalmente intranquila.

—Anya, no quiero que me rechace. ¡Me moriría de la vergüenza!

«¡No! ¡No puedo dejar que se muera!» pensé alarmada.

—¡No, no lo hagas! ¡Emile seguro que te querrá también! —me apresuré a decir.

—¿Es... estás segura? —me preguntó.

—¡Sí!

Becky tragó saliva y sacó su móvil.

—¿Se... lo dirás ya?

—Sí. —Me miró confiada.

«¡Como Emile la rechace...!» pensé apurada.

—Ugh, sigue con el móvil apagado... —se quejó ella—. Voy a esperar unos minutos más.

Estaba muy inquieta. No podía dejar de pensar en lo que pasaría si Emile la rechazaba... ¡Todo se desmoronaría!

«Debo hacer algo» pensé.

—Anya quiere ir al baño —dije de repente.

—Cruzas el pasillo de la derecha, vas a mano izquierda, caminas recto y luego a la derecha —me indicó ella—. ¿Te ha quedado cla...? —Pero yo ya me había ido—. ¿... ro?

«Me perdí» pensé en cuanto no supe adónde ir.

Deambulé un rato hasta que decidí entrar por una puerta.

Era una habitación.

Miré alrededor en busca de algo que me pudiera ayudar hasta que encontré un teléfono.

«¿A quién llamo? No puedo llamarle a Emile. Tiene el móvil apagado y, además, no me sé su número. ¿A Ewen? No, tampoco me sé su número» pensé hasta que se me ocurrió a quién llamar. «¿Al Segundo? Me acuerdo de su número. He leído su mente las suficientes veces como para acordarme de su número de teléfono. Además, él podría ayudarme con el tema de Becky y Emile».

Eché una risilla y marqué su número. Lo raro fue que empecé a ponerme un poco nerviosa mientras esperaba a que aceptara mi llamada.

Esperé pacientemente hasta que escuché algo:

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora