Capítulo 47

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NARRA ANYA

Estaba ansiosa por descubrir su secreto después de tanto tiempo. No dejaba de mirarle a los ojos, esperando su explicación impacientemente.

Damian tenía un semblante muy serio, como si estuviera pensando en cómo contarme su secreto.

—Si te lo cuento..., ¿me prometes que no volverás a llorar? —me preguntó.

«¿Acaso tanto le duele verme llorar?», me pregunté.

—No lloraré. Te lo prometo —dije, nada segura de que no lloraría.

—De acuerdo —contestó—. Para explicártelo, necesito contarte... mi pasado... antes.

Me acerqué, curiosa.

—Es un pasado triste, ¿verdad?

—Sí.

«Lloraré antes de lo que creía...», pensé.

—Mi familia... no era como es ahora. Crecí en un entorno oscuro y doloroso, en el que mi papá era el que mandaba y mi hermano y yo le teníamos que obedecer constantemente. Cada día de mi infancia era una tortura. Me despertaba para seguir obedeciéndole a papá. Si me decía que debía pegar horas a un libro de texto, lo tenía que hacer sin rechistar. —Le miraba con demasiada tristeza. Sentía cómo mi cuerpo temblaba. Damian se detuvo para tomar aire—. Pero... todo empeoró cuando... —vi unas lágrimas cayendo de los ojos de Damian. Inmediatamente, pasé mi dedo por sus ojos para quitárselas— mis padres empezaron a discutir. Esos días sí que fueron duros tanto para Demetrius como para mí. No sé cuánto tiempo duraban sus discusiones, pero de lo qué sí me acuerdo es de haber estado encerrado en mi habitación día y noche para no tener que verles gritándose mutuamente. Mamá era la que nos defendía a Demetrius y a mí. Le decía a papá que mi hermano y yo éramos sus hijos y que debería cambiar su comportamiento, pero eso solo provocaba más odio entre mis padres. En más de una ocasión Demetrius intervenía, pero mis padres nunca le hacían caso a causa de sus discusiones diarias. Además, el odio que se tenían mis padres mutuamente era mucho mayor e incontrolable. Y un día... —tragó saliva y yo le tomé de las manos para tranquilizarlo— llegó mi cumpleaños. Mi... cuarto cumpleaños. Normalmente, mis cumpleaños y los de Demetrius eran los pocos momentos en familia en los que me divertía y me sentía feliz, pero... ese, en concreto, fue el peor de toda mi vida... puesto que... mi regalo de cumpleaños fue escucharles decir que... se iban a divorciar.

Sentí cómo mi pecho se estremecía nada más escucharle. Ahora sí que tenía ganas de llorar de verdad.

«Nunca pensé que... su pasado sería tan trágico... Y nunca me imaginé tampoco que sus padres fueran así... Han cambiado una barbaridad. Todos en la familia Desmond han cambiado mucho», pensé.

—L... lo siento mucho..., Se... Segundo... —le dije llorando—. No... no tenía ni... idea...

Lo vi intentando calmarse.

—Desde entonces... —siguió diciendo— no volví a ver a papá y a mamá juntos otra vez. Mamá se fue a vivir a otro barrio y Demetrius y yo nos quedamos viviendo con papá. Para ocultar el dolor, me inventé una fecha de cumpleaños falsa, la cual me permitiría celebrar mi cumpleaños sin tener que recordar mi pasado, ni a mis padres gritándose...

Volví a abrazarlo y Damian me correspondió el abrazo. Le empecé a acariciar el pelo para que se relajara.

—A veces... no es bueno hacerse el fuerte constantemente, Segundo —le susurré al oído—. Una vez mi mamá me dijo: "la verdad duele, pero ocultarla puede doler más".

—Yor tiene toda la razón... —murmuró él—. Duele asquerosamente más.

—Así que si tienes que llorar, hazlo. Para eso estoy aquí. Para apoyarte.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora