Capítulo 51

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NARRA DAMIAN

—¡¿Tu novia?! —exclamó ella.

—Es... muy largo de explicar —dije, cansado.

Le conté todo el plan que Anya y yo armamos sobre la relación falsa.

—Así que... ¿fingíais tener una relación romántica? —resumió Mira.

—Espera... ¡¿qué acabo de escuchar?! —exclamó alguien detrás de la pared en la que estábamos escondidos.

Aparecieron Becky, Ken, Emile y Ewen con unas caras muy sorprendidas.

—Oh, no... —murmuré avergonzado.

—¡¿Lo tuyo con Anya ha sido una mentira todo este tiempo?! —exclamó Becky furiosa—. ¡¿Acaso quieres que te asesine o qué?!

«Esto está siendo demasiado para mí...», pensé saturado.

—Jefe, ¿es esto verdad? ¿Fingías estar enamorado de la enana? —preguntaron Ewen y Emile.

—Esto es interesante... —opinó Ken, disfrutando del panorama.

—¡Te voy a matar! —dijo Becky furiosa queriendo pegar a Damian.

—¡Ey, para! ¡Yo no soy el culpable! ¡Fue ella quien me lo pidió! ¡No yo! —me defendí.

—¿Anya te pidió que fueras su pareja falsa? —preguntó Becky calmándose.

—¡Claro! ¡¿Yo para qué querría...?!

—Dami, me explicaste hace un momento que a ti también te beneficiaba salir con Anya falsamente —dijo Mira y yo la miré enfadado—. Va... vaya, lo siento. Se me escapó...

«Al final acabé teniendo una reputación peor de lo que me imaginaba... Soy detestable», pensé entristecido.

—Sí..., lo admito —dije—. Pegadme si queréis. Ya me da igual.

Becky me miraba furiosa, pero terminó suspirando y juntándose con Ewen, Emile y Ken para charlar a solas.

Después de un rato, regresaron adonde nosotros.

—Vale, te perdonamos —dijo Becky todavía no muy convencida—. Pero que sepas que en realidad has sido un verdadero mentiroso y un egoísta. Y eso no nos gusta a las chicas, sobre todo a las que son como Anya: sensibles.

«Eso ya lo sé», pensé. «Lo sé demasiado bien».

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NARRA ANYA

Para cuando finalizó el día, me dieron de alta. Salí de la enfermería todavía un poco mareada, así que fui directa a casa.

—Anya —me llamó alguien detrás de mí mientras caminaba.

—Mira —dije al reconocerla desde lejos.

Se acercó adonde mí.

—Necesito hablar contigo.

—Me encantaría, pero... Anya está un poco mareada —dije. Mira bajó la cabeza—. Si quieres, podemos hablar en mi casa —sugerí.

—¿En serio? ¿No te importa? —preguntó ella.

—Claro que no. Es lo menos que puedo hacer por ti.

Nos dirigimos a mi casa y, nada más entrar, Mira se quedó maravillada viendo a papá.

«¡El apuesto guardaespaldas del cumpleaños de Dami!», pensó ella mirando a papá, quien estaba en el sofá leyendo un libro.

«Chi chi es mi chi chi y pertenece a mamá», pensé.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora