Capítulo 15

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NARRA ANYA

Damian me arrastró hasta los vestuarios. Pero eso no me había extrañado nada, pues no entendía ni yo misma el porqué había acabado llorando.

Entendía que había decepcionado a Damian, sin embargo, no sabía porque esto me había hecho tanto efecto. ¿Esto quería decir... que me importaba Damian?

Curiosamente, nadie nos había visto. Estaban demasiado ocupados celebrando la victoria del grupo B.

Cuando estábamos en frente de los vestuarios, vi a Damian dudar. No sabía a cuál de los vestuarios entrar. Iba a decirle algo, pero Damian apretó mi mano y me llevó al vestuario de los chicos.

Podía haberle leído la mente, pero me sentía bastante desorientada en ese momento. No había terminado de aclarar las ideas de lo que estaba pasando en general. Por no hablar de que seguía con ganas de llorar.

Una vez dentro, Damian soltó de mi mano y me miró atentamente. Ninguno de los dos sabía cómo comenzar a hablar.

—Yo... —dije con la voz un poco débil.

—¿Por qué lloras?

Sabía que me iba a preguntar eso tarde o temprano. Lo miré y vi que estaba un poco serio, lo cual no entendía.

—Per... perdimos —dije sin más.

Vi a Damian apretar los dientes y enfadarse un poco.

—¿Has llorado... por una simple derrota? ¿Es que eres tonta?

Me sequé las lágrimas y lo miré un poco mosqueada.

—Pues sí. Y Anya no es tonta —dije seriamente.

—¡No me lo creo! —vociferó de repente—. ¡¿Has hecho preocuparme como un miserable solo por una estúpida derrota?!

Jadeé. Pronto, Damian se dio cuenta de lo que había dicho y se sonrojó hasta las orejas. Se tapó la cara y se dio la vuelta.

«¿Él... se preocupa por mí?» pensé. «¿Eso quiere decir que somos amigos?».

—En realidad... —hablé— no era mi intención preocuparte, Segundo. Anya lo siente por eso. —Damian seguía mirando a la pared—. Yo... Anya pensó que tu padre se alegraría si ganábamos y que te felicitaría si encestabas.

—¿Es que no entiendes nada? —interrumpió él. Giró su cabeza y miró a mis ojos enrojecidos.

—¿Qué es lo que Anya no entiende? —pregunté confusa.

Se acercó un poco adonde mí.

—Han sido pocas las veces que te he visto llorar. La primera fue cuando te disculpaste por haberme golpeado el primer día y cuando me dijiste que querías ser mi amiga. Y la segunda ha sido hoy con la excusa de que no querías decepcionar a mi padre —enfatizó—, lo cual es precisamente lo que ha pasado.

—Así es.

Damian suspiró.

«Sigue sin entender» pensó él.

—¿Anya, alguna vez has llorado por haber suspendido un examen? —Negué—. ¿Y por haber hecho enfadar a alguien? —Negué.

Damian se sonrojó exageradamente.

—¿Así que estás intentando decir... que las únicas veces que has llorado... —me miró— han sido por mí?

Lo miré sorprendida sin saber qué contestar.

Damian me miraba profundamente como un tomate mientras que yo no sabía qué hacer.

—S.. sí —contesté dudosa.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora