Capítulo 53

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NARRA ANYA

A pesar de que me encantara abrazarlo, me separé de él.

Tragué saliva y no pude evitar mirar su mano vendada.

—Segundo, ¿qué te pasó en la mano? —pregunté todavía con lágrimas en los ojos.

Él, sin decir nada, se sentó a mi lado.

—Anya... —me miró—, no te preocupes por mí. Yo... —se giró para ocultarse la cara— solo... me alegro de que estés bien.

No pude evitar mirarlo con ternura.

—Segundo —le toqué el hombro—, cuéntame lo que pasó, por favor.

Se giró hacia mí y me asusté al verlo con lágrimas en los ojos.

—Anya... —me abrazó—, no vuelvas a hacer algo así, por favor.

Se me estremeció el corazón.

—Se... Segundo —le correspondí el abrazo—, ¿me salvaste?

Tardó en responder.

—Pensé que iba a perderte... —dijo como respuesta—. ¡¿Cómo creías que iba a reaccionar?! Obviamente iba a salvarte... Jamás permitiría que te pasara nada malo...

—Gracias... —dije en un susurro y le volví a abrazar—. Muchísimas gracias.

Se separó y se secó las lágrimas.

—Siento haberte hecho llorar. No era mi intención —dije, pasando mis dedos por sus mejillas.

Él me tomó de esa mano y me miró fijamente a los ojos.

—Tú serías la única capaz de hacerme llorar de esta manera, así que no lo vuelvas hacer —me dijo.

Me quedé sin palabras.

«¿Y... yo?», me pregunté. «¿La... la única?».

Me sonrojé un poco.

—¿Qué... pasó? —pregunté finalmente.

Damian miró por la ventana y empezó a hablar:

—Como Lockridge y tú tardabais mucho en regresar, decidí ir en vuestra busca. Becky y los demás decidieron quedarse en el comedor... por algo que no entendí. Creo que solo querían que fuera yo a buscarte...

«No sé por qué me sorprende», pensé.

—Entonces, mientras te buscaba, escuché unos gritos. Fui en esa dirección y te encontré a ti y a Lockridge inconscientes en el suelo a punto de ser acuchillados. —Se le tembló la voz—. No pude evitar que eso sucediera. Corrí e hice lo único que se me ocurrió...

Me enseñó la mano con el vendaje.

—¡¿Te cortó la mano?! —exclamé horrorizada.

Damian suspiró.

—No me he quedado sin mano, tranquila. —Me alivié y siguió hablando—. No tuve otra opción. Si la única opción de salvarte era que me hiciera un corte... bastante profundo en mi mano, lo haría sin pensarlo. —Le miré a los ojos—. Además, solo fue doloroso durante los primeros minutos antes de que me hicieran puntos. No fue para tanto en realidad... —me dijo—. Lo importante es que... ahora estarás fuera de peligro...

Se me humedecieron los ojos y no pude evitar besarle en la mejilla varias veces.

—Eres un héroe, Segundo —le dije haciendo que él se sonrojara bastante—, mi héroe.

Él se me quedó mirando.

«¿Por qué me mira así...?», pensé nerviosa. «¿Acaso he dicho... algo que no debía?».

—Anya... —me dijo finalmente con seriedad—, como vuelvas a hacer eso...

«¿Qué?», pensé. «¿Se refiere a...?».

—...es muy probable que no me resista.

—¿A qué? —pregunté asustada—. ¿Acaso no quieres que te bese?

Lo vi inquietarse y luego me miró a los ojos.

—Quedas advertida.

Se levantó y salió del cuarto.

«Cada vez estoy más confusa», pensé y me dirige hacia Andrew, quien seguía dormido. «Creo que... esto ha sido mayormente mi culpa. Hice que... Luka casi asesinara a Andrew por... por lo que dije. ¡Si no le hubiera declarado mis sentimientos, esto probablemente nunca habría pasado!».

Agarré un papel que había en uno de los cajones y empecé a escribir:

Lo siento mucho por lo que pasó, Andrew. Me siento terriblemente mal por lo que sucedió. Nada de esto hubiera pasado si no te hubiera confesado mis sentimientos, y, además, te metí en todo este rollo. Lo entendería si me dijeras que no quieres seguir siendo mi amigo. Es comprensible después de lo que los dos hemos sufrido.

Anya.

Dejé el papel en su mesilla de noche y salí de la habitación.

~~~

Fui a mi habitación mientras sentía cómo me dolía un poco la cabeza.

«Debería reposar», pensé.

Cuando entré, me sorprendí al ver a Becky, Mira, Emile y Ken hablando en susurros.

«Las parejitas...», pensé.

—Anya —me dijo Becky levantándose y aproximándose hacia mí. Vi cómo se le cristalizaban los ojos al estar en frente de mí—, ¡estás... bien! —Me abrazó.

Después de varios llantos y abrazos, hablamos.

—Estoy bien, de verdad. Solo... me duele un poco la cabeza, pero estoy bien —les aseguré intentando no preocuparles mucho.

—Mierda, ¡si no me hubiera quedado en esa velada...! —maldijo Ken—. ¡Ni un solo profesor estaba de guardia! ¡No sé lo que habría pasado si nadie hubiera ido a rescatarte, Anya! Me siento terriblemente mal conmigo mismo.

Negué con la cabeza.

—No ha sido culpa tuya, Ken. No te preocupes.

—Anya, yo... —Becky y Mira seguían llorando— debí haberte ayudado. ¡No sé qué fue lo que nos pasó! —decía Becky totalmente entristecida.

Suspiré y volví a sentir dolor en la cabeza.

—Voy... a descansar un poco... —dije y me dirige a la cama.

—¡Ya la habéis oído! Fuera, fuera —les decía Mira a los chicos.

—¡Ey!, no me empu... —se quejó Emile, pero Mira les cerró la puerta en la cara.

Corrió adonde mí inmediatamente.

—Tranquila, Anya, ¿sabes qué es lo mejor? —me preguntó Mira mientras Becky me traía algo para bajarme la temperatura de la cabeza.

—¿El qué?

—Que ya estás fuera de peligro —me contestó Becky trayéndome unos hielos para ponerme en la frente.

—Luka ya no volverá a dirigirte la palabra. De hecho, los profesores contactaron con tus padres para avisarles de lo que pasó y ellos pondrán la denuncia. Es muy probable que Luka acabe en la cárcel. Después de todo, hubo un intento de asesinato —explicó Mira.

Sonreí forzadamente.

—Cuánto me alegro... Pensaba que jamás... lograría librarme de él. —Se me derramó una lágrima.

Becky me acarició la mejilla.

—Ya estás a salvo, Anya. Ya lo estás.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora