Capítulo 34

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NARRA ANYA

Pensé que Ken se sorprendería o... molestaría, quizás; pero no pasó nada de eso. Solo me miró y sonrió.

—Solo son celos, algo muy típico en una pareja como la vuestra.

—¿Qué es eso?

—Es... cómo lo explico... Es...

—¿Qué hacéis aquí? —preguntó Damian, apareciendo de repente con los brazos cruzados y mirándonos fijamente a los dos—. Es una biblioteca, no un recreo. Si vais a seguir hablando así, hacedlo fuera. No aquí dentro, que hay que estudiar.

«¿Estaba aquí? Ni siquiera le había leído la mente. Ha aparecido de la nada», pensé alucinada.

Ken echó unas risillas que molestaron aún más a Damian.

—Lo que te decía, Anya. Esto ocurrirá muy a menudo —dijo Ken, recogiendo sus cosas. Le dio unas palmaditas en la espalda de Damian y se marchó—. Bye.

«No entendí eso último que dijo», pensé. «¿Qué habrá querido decir con eso?».

Alcé mi mirada y vi a Damian todavía un poco molesto.

—No te preocupes, Segundo. Sabes que puedes contarme cualquier inseguridad o secreto que tengas. Para eso están las parejas —le dije, siguiendo el consejo de Ken.

Damian se sonrojó y frunció el ceño.

—¡No somos pareja, solo fingimos serlo! —me dijo susurrando.

—Pero me dijiste que era tu novia... —le recordé.

«¡UGHHH! ¡¿CUÁNDO SE OLVIDARÁ DE ESO?! ¡QUÉ VERGÜENZA!», le escuché decir a Damian.

«¡Ay, no! ¡Lo estoy empeorando! ¡En cualquier momento puede romper conmigo!», pensé nerviosa. «¿Qué le digo?».

—¡Segundo, tranquilo! No era mi intención decir eso. Anya no te lo volverá a recordar —farfullé.

Damian me miró y suspiró.

—Como sea, haz lo que quieras, pero no molestes —dijo cortante, a punto de irse.

—¡Espera! —le dije, agarrando su mano—. No te vayas todavía. —Damian me miró asustado—. Yo... yo... creo que deberíamos... hab...

—¡DAMIIII! —exclamó alguien de repente entrando en la biblioteca.

—¡SHHHH! —dijo la bibliotecaria, entre otras personas.

«Dios mío, que alguien me salve en este instante», le escuché decir a Damian.

Mira abrazó a Damian por la espalda.

—¿Me extrañabas, Dami? —le preguntó ella con toda la confianza del mundo.

Yo la miraba sin saber qué decir. Estaba muy confusa. Ella captó mi presencia y en cuanto me vio, me dijo:

—¡Oh, hola, Anya! No te había visto. —Se dirigió adonde mí y me sonrió—. Los dos hermanitos juntos... Qué lindos.

«¿Qué pretende?», me pregunté. «Y todavía sigue pensando que somos hermanos... ¡No me acordaba!».

—Sí..., hola...

Varias personas nos miraban con desprecio por el hecho de estar haciendo tanto ruido.

—Dami —volvió a mirar a Damian—, tenía algo que decirte. —Sonrió—. ¿Podemos hablar? —Me miró—. ¿A ti no te importa, verdad, Anya?

—No..., no me importa... —susurré un poco incómoda.

«Se aman después de todo...», pensé.

—¡Genial! Vamos, Dami —dijo ella, llevándose consigo a Damian fuera de la biblioteca.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora