Capítulo 65

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NARRA ANYA

—Eso... sí que no me lo esperaba —admití.

«¡¿Yo una gran Desmond?! ¡Para nada!», pensé. «Creo que Marie aún no me conoce del todo bien. Seguro que solo le han contado lo bueno sobre mí. Aún falta lo malo...».

—Sé que estás pensando que no vales para esto —me dijo como si me hubiera leído la mente—. Y lo que te voy a decir es que... nadie es perfecto. Yo no lo soy, Melinda tampoco lo es, tú tampoco lo eres, y tus hijos tampoco lo serán. Todos tenemos nuestros defectos, de eso no tienes por qué preocuparte.

—Es que siento que... —bajé la mirada— me dais una gran responsabilidad. Esto de conservar las cosas no se me da nada bien. Siempre pierdo algo. Ya sea mi móvil, las llaves o un libro. Lo próximo será el colgante. Lo preveo. ¡Y si sucediera algo así, yo...!

—No sería el fin del mundo. Si algo se pierde, se busca. No pasa nada.

—¡Pe... pero... ¿y si no lo encontráramos?! ¡Me sentiría terriblemente mal conmigo misma! ¡Nunca me lo perdonaría!

—Pues ya no se volvería a heredar el colgante. Y listo.

Me aterroricé.

—Pero... pero...

—No te preocupes. Todo llega a su fin. Como nuestras vidas. Nada se conserva para siempre. Hay que asumirlo.

Me acaricié un mechón del pelo. Estaba muy nerviosa. No me salían las palabras.

Suspiré, agarré el colgante y lo examiné.

—¿Y... qué opinó Melinda en cuanto le dijiste que me lo diera? —pregunté.

—Le pareció bien e ideó un plan. —Le miré—. Tiró el colgante a la piscina y fingió no darse cuenta.

«¡FUE ELLA! ¡ELLA FUE LA QUE TIRÓ EL COLGANTE A PROPÓSITO!», descubrí.

—Luego, sabía que lo terminarías encontrando porque sabía que a ti, precisamente, te encantaba meterte en la piscina y bañarte en ella.

«¡Es verdad! ¡Siempre demostré ser una aficionada a su piscina!», pensé.

—Así que supo que al encontrarlo, no dudarías en ir adonde ella y preguntarle acerca del colgante. Al parecer, también estabas con Damian. —Asentí—. Ella no os diría que se trataba del colgante de Munster ya que lo que ella quería era que llevaras tú el colgante para ir viendo cuán fiable eras al conservarlo. Al final, no podía estar más feliz con el resultado.

Me sonrojé, nerviosa.

—Gra... gracias —dije.

Marie me sonrió.

—No, gracias a ti.

Alcé la mirada.

—Los Desmond no podríamos estar más agradecidos de tenerte con nosotros. Has sido todo lo que deseábamos tener. En ningún momento nos fallaste.

Me seguí acariciando el pelo por los nervios.

—Tam... tampoco he hecho mucho...

Marie se incorporó para mirarme mejor.

—Anya, acabes o no con Damian —me inquieté—, quiero que sigas conservando el colgante. Nos alegraremos de que heredes el colgante con cualquier otro apellido, ¿vale? No tienes por qué sentirte mal. Tal y como te hemos dicho, ahora el colgante te pertenece.

Pestañeé varias veces.

—¿Hablas en serio? —pregunté.

Ella asintió.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora