Capítulo 50

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NARRA ANYA

Me había hecho una nueva amiga. Estaba feliz. Todo lo que me preocupaba despareció. ¿Se podía considerar que ocurrió debido al "poder de la amistad"?

Cuando dejamos de abrazarnos, Mira y yo nos levantamos del asiento.

Nos dirigimos a clase y yo inventé una excusa a la profesora de física para que no me castigara por haber llegado tarde.

~~~

Las clases terminaron y seguimos con el taller de la obra de teatro que se expondría dentro de unos pocos meses.

El guion ya se había terminado, así que solo faltaba aprendérselo aunque últimamente me estuviera costando mucho memorizármelo.

—Anya, debes dejar de estar tan tensa —me dijo Mira, quien había decidido intercambiar su papel de "vestuario" por el de "actuación" con Becky.

—No... me encuentro muy bien —admití.

A pesar de haberme hecho amiga de Mira, mis preocupaciones volvieron a aparecer ya que volví a recordar lo del vídeo.

—¿Necesitas ir a la enfermería? —me preguntó otra chica que estaba en el mismo grupo que el mío.

—No, estoy bien. Gracias —dije, tocándome la frente, que la tenía ardiendo.

«Quizás..., sí que estoy un poco mal», reconocí mentalmente.

Seguimos practicando durante un par de minutos más hasta que tuve que parar para tomar un poco de agua. Me estaba empezando a marear.

—Anya, ¿quieres que te acompañe? —me preguntó Becky, quien me había visto en un mal estado desde lejos.

—No... hace falta —dije con voz débil—. Ya voy yo sola.

Me dirige a los baños y me refresqué la cara, sin embargo, la seguía teniendo ardiendo.

«Debo recuperarme. Necesito practicar más. Voy más atrasada que los demás», me dije.

Me volví a refrescar la cara y me di la vuelta para salir, pero dejé escapar un grito cuando me encontré a Damian en frente de mí de brazos cruzados y con una expresión de seriedad total.

—¿Qu... qué haces... aquí? Es el baño de... mujeres —dije un poco mareada todavía.

Damian seguía sin decirme nada y dio unos pasos en mi dirección. Alzó su mano para medirme la temperatura de mi frente, pero la separó de inmediato.

—Tienes fiebre —dijo sin más.

—¿Cómo lo sabes? Quizás no sea nada en realidad —dije.

—Porque yo he pasado por lo mismo que tú —razonó Damian.

De repente, me acordé del día en el que Damian se desmayó y lo llevé a la enfermería.

—De verdad. No es nada —mentí y di unos pasos hacia la salida, pero perdí el equilibrio. Afortunadamente, Damian me recogió a tiempo.

«¿Por qué razón late mi corazón tan rápido?», me pregunté mirando los ojos color miel de Damian.

—Déjame llevarte a la enfermería —dijo él y cogió mi mano para llevarme a ese lugar.

Una enfermera midió mi temperatura, diagnosticándome fiebre, justo lo que Damian me dijo.

Cuando la enfermera se fue, Damian se acercó a mí.

—¿Por qué... me ayudas? Pensaba que no me considerabas tu amiga, y mucho menos después de lo que pasó el viernes... —dije con la voz débil.

Damian miró a otro lado.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora