Capítulo 49

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NARRA ANYA

Fue el peor lunes de toda mi vida. Y no lo era porque odiaba ir a clases (en realidad también era por eso), sino porque no quería encontrarme con Damian en ningún momento.

Sabía que todo se desmoronaría si me encontraba con él. El simple hecho de que me mirara decepcionado era suficiente como para destrozarme por dentro y culparme por todo lo que hice.

Fui a clase y me senté en mi asiento junto a Becky. No le saludé en ningún momento. No quería hablar. No quería hacer nada. Solo quería desaparecer.

—¿Y... qué tal fue el cumpleaños de Damian?

No quería escuchar ese nombre. No quería. Si lo escuchaba otra vez, podía empezar a llorar.

Me tapé los oídos y corrí fuera de clase, en dirección a los baños.

Me miré al espejo. Tenía una cara horrible. Unas ojeras muy llamativas y el pelo desordenado. Además, tenía la tez sin color, blanca.

Me giré y observé el lugar. Estos fueron los baños en los que le pedí a Damian que fuera mi pareja falsa.

«Puso una cara muy graciosa cuando se lo pedí. Jamás lo olvidaré», pensé echando una risilla mientras se me caían unas lágrimas.

Salí de los baños y miré a la izquierda.

Estaba en el comedor. Cuántas cosas pasaron... Miré a la mesa que había cerca de una ventana.

Ahí fue cuando le dije a Damian la mentira que le dije a Becky sobre que me confesó sus sentimientos a través de un poema y también... cuando le dije que me consideraba su novia. Se le brillaron los ojos cuando se lo dije. Jamás lo admití, pero se veía muy mono...

Me sequé las lágrimas y me dirigí a una clase cerca del comedor.

Aquí fue cuando las chicas le dieron sus chocolates a Damian el día de San Valentín. Tenía un montón detrás de él y no comió ninguno. Todos se los quedaron Emile y Ewen.

«Lamentablemente, no llegaron a recibir mis chocolates...», pensé suspirando.

Nunca olvidaré su cara cuando me vio que le quería dar chocolates. Me miraba como si hubiera visto un alien.

Salí de esa clase y subí las escaleras entrando en otra vacía. Era pequeñita, como un desván.

Y aquí... fue cuando Damian y yo nos abrazamos por primera vez el día de la prueba de valor. Fue el momento más relajante en mi vida. Tan relajante que acabé durmiéndome al instante. Recordaba las palpitaciones de Damian. Era imposible olvidarlas. Al principio estaba muy nervioso... Lo estaba tanto que no dejaba de temblar mientras me abrazaba. Afortunadamente, acabó calmándose a los pocos minutos y también se durmió.

Su pelo era muy suave... Me habría gustado acariciarlo más.

Salí de ahí y pasé cerca de la enfermería. Me quedé paralizada observándola.

Nunca olvidaré ese lugar en el cual dormimos los dos. Fue el inicio de toda esta aventura. Fue la razón por la que ambos decidimos comenzar esta farsa. Fue la causa de que nuestra relación... cambiara tanto. Recordar esto solo hacía que mi corazón palpitase con fuerza.

—¿Anya?

Giré mi cabeza, encontrándome a Mira en frente de mí con una expresión triste.

—Te estaba buscando. Nos has preocupado a todos. ¿Por qué saliste corriendo de clase? ¿Te ha pasado algo? —me preguntaba acercándose a mí.

Cuando me tocó el brazo, empecé a llorar.

Mira me abrazó, ocultándome la cara en su hombro.

—Tranquila, llora todo lo que quieras —dijo ella con voz tranquila.

Me llevó fuera de la escuela para que pudiera tomar aire fresco.

Me limpié las lágrimas y cuando me calmé, Mira me habló:

—¿Quieres hablar de esto?

—No tenías por qué buscarme. Puedes meterte en problemas si el director se entera de que estás faltando a clase —dije.

—No te preocupes por eso. La profesora de física me dejó ir a buscarte —dijo ella—. ¿Te encuentras mejor?

—Mira... —le llamé—, ¿por qué te caigo tan bien?

Mira se quedó en silencio.

—¿Qué pregunta es esa? ¿Tengo que tener razones? Puedes simplemente caerme bien por como eres.

—Es que... el día en el que nos conocimos, me dio la impresión de que te desagradaba por ser cercana a...

—Olvídate de eso. Solo te infravaloré. Me disculpo por ello —dijo ella sonriéndome forzadamente—. Además, eres la hermanita de Dami. Es normal que seáis cercanos.

«Si tal solo ella supiera...», pensé.

—Mira, no sé si eres consciente de ello, pero... a mucha gente no le caes bien.

Mira apretó los dientes nerviosa.

—Soy consciente de ello. No hacía falta que me lo recordaras —dijo ella un poco seria.

—Mira, ¿por qué eres tan cercana a él?

Ella me miró sorprendida.

—¿En serio me lo estás preguntando? —No dije nada. Estaba mirándola fijamente—. Yo...

—Es que se me hace difícil de creer que nada más conocerlo, te empezara a gustar. ¿Cuál es la verdadera razón?

Mira intentó calmarse, pues se estaba inquietando bastante.

—Sea cual sea —dije—, no hieras sus sentimientos.

—¿Por qué lo dices? No le hago daño.

—Lo creas o no, está sufriendo bastante. —Le miré a los ojos—. Tenlo en cuenta, ¿vale? Quizás si empiezas a comportarte como es debido, comenzarás a agradarle de verdad.

«La verdad es que no sé por qué le estoy dando consejos...», pensé.

—Anya, ¿tu hermano te lo ha contado o qué? —La miré sin entender—. Lo del vídeo...

—Sí —admití.

—Vaya, es por eso que te desagrado, ¿cierto? ¿Tú me odias, Anya? En ningún momento quise que me odiaras... Me estoy empezando a arrepentir. Te lo prometo —dijo ella.

«¿Me estará mintiendo?», me pregunté.

—Si te arrepientes, rompe con él —le dije.

—¿Qué?

—Que rompas con él. Has dicho que te arrepientes.

—Sí, pero... no puedo hacerlo.

—¿Por qué no?

—Si te lo digo, me meteré en problemas —dijo ella, asustada.

—¿Problemas? ¿A qué te refieres?

«Si le digo que me obligan a estar con Damian, papá y mamá me abandonarán», le escuché decir a Mira.

«¡¿Los padres de Mira le obligan a estar con Damian?!», deduje sin esperármelo.

—Anya, por favor, no me odies. ¡Sé que soy desagradable, pero solo intento ser amiga de todos! —me dijo ella al borde del llanto.

—¿Lo... lo dices en serio? —pregunté en shock todavía.

—Sí. No tengo amigas. Estoy sola —dijo ella—. Por favor, no me odies. Eres la única que me trata bien...

Sonreí y la abracé.

—No llores, Mira. Anya será tu amiga —dije y Mira correspondió mi abrazo.

—¿Lo dices en serio? —Su voz estaba quebrada—. ¡Muchas gracias, Anya!

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora