NARRA DAMIAN
Nada más escucharle decir eso... sentí algo que nunca antes había sentido en mi corazón.
Bueno, en realidad, siempre lo había sentido, pero nunca quise admitirlo.
Entonces... lo descubrí.
¿Cómo pude ser tan ciego? ¿Por qué lo había ocultado? ¿Por qué había ocultado este sentimiento tan...?
Sentí la necesidad de decírselo. De decirle que esa persona de la que Anya se estaba refiriendo... era ella misma.
«Anya, eres tú», pensé mirándola fijamente.
Me paralicé nada más pensar eso. Nunca pensé que llegaría a pensar algo así... conscientemente.
—Era un poema —dijo ella con una sonrisa. Le miré confuso—. Lo aprendí en un nuevo cómic que empecé a leer. Me gustó tanto que cada vez que veía los fuegos artificiales, me repetía este poema a mí misma... —me miró—, pero me alegro de que me haya atrevido a decírselo a alguien... —me sonrojé—, como a ti. —Me seguía observando fijamente—. "Solo espero que seas feliz con esa persona que tanto significa para ti" —me repitió—. Esa es mi frase preferida. —Se rio—. Encima rima y todo.
Quería decírselo. Quería confesárselo una y otra vez hasta que me escuchara.
«Eres tú, Anya. Esa persona eres tú...», pensé otra vez sin poder evitarlo.
—¿Uh? —dijo ella mirando al cielo—. Vaya, no me acordaba... Es luna llena.
Me confundí y miré al cielo también.
—¿Eh?
—¿Nunca te lo había dicho? No puedo leer las mentes cuando es luna llena. ¿Acaso ibas a decirme algo?
Me sonrojé demasiado y me puse nervioso.
«Genial...», pensé.
—N... no, nada de na... nada. —Negué rotundamente—. Vamos, tenemos que darnos prisa.
«Soy un cobarde», pensé.
Ambos empezamos a correr hasta llegar al hotel. Nada más llegar, miré la hora: las 21:57. Llegamos casi en punto.
Anya, a mi lado, encendió la linterna.
—Despejado. Podemos entrar al hotel —me susurró como si fuéramos detectives.
«Qué linda es...», pensé sonrojado.
Fuimos dando pasos lentos cuando, de pronto, escuchamos voces de un profesor. Nos escondimos en una esquina y rápidamente apagó la linterna, hasta quedarnos a oscuras.
No podía evitar sonrojarme aún más al estar tan pegado a ella. Podía oler su perfume y todo.
«Podría quedarme así toda la vida...», pensé.
La voz del profesor se escuchaba cada vez más lejos, lo cual nos permitió movernos.
Anya encendió la linterna, pero la apagó de inmediato al escuchar los pasos de otro profesor bajando las escaleras.
Desafortunadamente, vio la luz.
—¿Eh? ¿Hay alguien aquí? —preguntó acercándose más adonde nosotros.
Anya, asustada, se apegó más a mí hasta al punto de estar los dos a un milímetro de distancia.
—Ha tenido que ser un relámpago... Voy a seguir buscando al profesor Willer —escuchamos que decía el profesor.
En cuanto esta vez no escuchamos ni un solo ruido, decidimos movernos y encender la linterna.
Como mi cuarto estaba en el mismo piso, no sentí la necesidad de subir las escaleras para comprobar si venía otro profesor.
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Léeme - Damian x Anya
Fanfiction~SINOPSIS DE LA 1ª PARTE~ Anya Forger, la adorable y telepática niña, se ve envuelta en un enredo de rumores junto con Damian Desmond, el hijo del presidente del Partido de Unidad Nacional de Ostania. Con el fin de mantener su tapadera como una fam...