Capítulo 37

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NARRA ANYA

En cuanto me desperté, supe que no estaba en mi cuarto. Miré a mi alrededor y vi lo antiguo y anticuado que estaba todo. Las cosas estaban tiradas, el techo parecía se me iba a caer encima...

Tardé más de lo debido en darme cuenta de lo último que pasó. Supe de inmediato que este tenía que ser el apartamento de Luka. No tenía ni idea de que viviera en un lugar tan horrible como este. Decidí darme prisa y llamar a alguien para que me rescatara, pero no encontraba el móvil.

«¡¿Dónde está?!», me preguntaba rebuscando por todas partes.

—¿Buscabas esto? —me preguntó Luka apareciendo de repente, con mi móvil en sus manos.

—Luka, dámelo, por favor —se lo pedí.

—No —dijo él— porque sé lo que harás.

—¡Luka, necesito regresar a casa!

—¡Ahora esta es tu casa! —me dijo levantando la voz. Estaba desesperada—. No sé por qué te comportas así, pensaba que me amabas.

Me giré hacia él abruptamente.

—¡Tú sí que no me amas! —exclamé.

—¡Claro que lo hago, Anya! ¡¿Acaso no lo ves?! ¡Te estoy protegiendo, te protejo para salvar nuestra relación! ¡Porque te amo!

Negué varias veces.

—No, Luka. Esto no es amor.

—¡Claro que sí! —Fue acercándose a mí.

—No.

—¡Anya, te amo! ¡¿Por qué no lo entiendes?! —Me tocó el hombro.

Le empujé.

—¡Porque si me quisieras, no me pegarías! —Se asustó—. ¡Si me quisieras, me dejarías marcharme! ¡Si me quisieras, no me gritarías! ¡Si me quisieras... —empecé a llorar—, me dejarías estar con la gente que quiero!

Se le oscurecieron los ojos.

—¿Con la gente que quieres, eh? —repitió—. ¿Te refieres a él, no es así?

—¡No tiene porqué ser el Segundo, hay más gente que quiero aparte de él!

—¡Sigues sin entenderlo, Anya! ¡Eres una boba! —exclamó—. ¡Él no es quien crees que es! ¡Te lo dije y te lo volveré a repetir! ¡Él solo fue una misión para ti! ¡Y ya la completaste! ¡Él no significa ni significará nada para ti! ¡¿Qué crees que pasará cuando se dé cuenta?! ¡No querrá volverte a ver! ¡Y tú te darás cuenta de que nunca lo viste como más que a una misión! ¡Él no significó absolutamente nada para ti!

Me eché para atrás, atemorizada. No me salían las palabras.

—Ahora, mi amor —se acercó a mí—, déjame contarte que...

Le empujé hasta hacerle caer al suelo.

—¡¿Eh?! ¡¿Qué haces, estúpida?! —me gritó.

Le miré enfurecida.

—Luka, lo nuestro podría haber funcionado... —Me miró fijamente—. Podríamos haber sido felices... Podríamos habernos... amado y respetado el uno al otro como una linda pareja... Podríamos haber vivido juntos como una pareja enamorada... Pero... tú cambiaste... —Fruncí el ceño—. Tú no me amas... y yo tampoco, así que... no vuelvas a llamarme "mi amor". —Luka jadeó—. ¿Qué pensaste que iba a ocurrir si seguías tratándome de esta manera? ¿Qué pensaste que pasaría si me gritabas y me pegabas? ¿Acaso crees que eso es el amor? Porque eso parece. Quizás a ti te parezca algo normal, pero la verdad es que no lo es. Y no pienso seguir en una relación con alguien que actúa de esta manera.

Pasé cerca suyo y recogí el móvil que estaba tirado en el suelo.

—Anya —me llamó—, ¿alguna vez te he contado... mi pasado?

Levanté mi mirada.

—No.

—Verás..., de niño, crecí en un entorno familiar disfuncional y abusivo. Mi padre era un hombre violento y autoritario, y mi madre estaba atrapada en una relación abusiva. Desde temprana edad, fui testigo de peleas constantes, maltrato físico y emocional en mi hogar. —Me quedé sin aliento—. A medida que crecía, me convertí en el blanco principal del abuso de mi padre. Fui sometido a castigos severos, humillaciones y manipulaciones constantes. Mi padre me decía que era débil y que nunca llegaría a nada en la vida. —Me miró—. Sin embargo, Anya, cuando te conocí, cambiaste mi vida. Me sentí atraído por tu amabilidad y tu buen trato con los demás. Eras un ángel ante mis ojos. Y eso mismo fue lo que hizo que me armara de valor y pudiera enfrentarme a mi padre de una vez por todas. De hecho, eso mismo hice para poder venir a Ostania y verte. Necesitaba estar contigo. —Desvié la mirada a otra parte—. Y, como has dicho, Anya, yo he cambiado, pero esta vez... para mal, lo admito. Pero prometo que volveré a cambiar para bien por el bien de nuestra relación... —Acercó a su mano en mi dirección—. Lo único que debes hacer es dejarme volver a estar contigo y prometerme que intentarás volverme a amar.

Me agarró de la cintura dispuesto a besarme.

No sabía qué hacer. No sabía qué debía hacer. Todo esto estaba siendo muy confuso para mí. El escucharle a Luka contarme su pasado, hizo que volviera a dudar de si me estaba diciendo la verdad o no.

Estaba... atraída por sus ojos. Me decían que le dijera que sí, que quería volver a amarlo, pero...

Le puse un dedo en los labios.

—¡ANYA! —gritó alguien de repente, dándome un susto de muerte.

Me giré y me encontré con mi padre, mamá y... Damian.

Se me llenaron los ojos de lágrimas. Corrí adonde ellos y los abracé.

—¡Estás bien! ¡Qué alegría! —me dijo mamá, aliviada.

—¡TÚ! —le dijo mi padre a Luka muy furioso

En un abrir y cerrar de ojos, Luka salió corriendo por otra puerta y no volvimos a verlo.

—¡Gracias por salvarme! —les dije llorando.

—No ha sido nada, Anya —me dijo mamá, dándome un beso en la frente—. La próxima vez recuerda que...

—¡No habrá una próxima vez! ¡Lo prometo! —les juré.

Miré a Damian, quien estaba parado mirando la puerta por la que Luka había salido corriendo.

Me dirigí hacia él.

—Segundo, yo quería...

Jadeó y me miró. Se tranquilizó enseguida y me dijo:

—Anya, lo siento mucho por lo que pasó. ¡Yo... me siento terriblemente mal por no haberte protegido del todo! Luka podría haberte hecho mucho daño por culpa mía...

Negué con la cabeza.

—Te agradezco que me protegieras el tiempo que estuviste conmigo. Fuiste muy valiente, pero... —me giré hacia la otra puerta— es muy probable que Luka no se haya ido del todo. Debes de tener mucho cuidado a partir de ahora, Segundo. Quién sabe de lo que es capaz de hacer.

Él asintió con la cabeza y me acerqué a él para darle un abrazo. Como siempre, al principio se puso nervioso, pero terminó relajándose.

—Me alegro de que estés bien, Anya —me susurró Damian—. Esta noche sin ti ha sido...

—Cof, cof... —tosió mi padre.

Damian se separó de mí de golpe.

—¡Loid! ¡¿Por qué los interrumpiste?! —se quejó mamá, haciendo que me sonrojara bastante.

Mi padre le miró a Damian fijamente a los ojos.

—Todavía no confío plenamente en él...

Suspiré.

A pesar de que hubieran pasado siete años, mi padre seguía sin darle una oportunidad a Damian.

—Bueno, nosotros iremos en busca del chico este que acaba de escapar y le informaremos a la policía de lo sucedido. Vosotros podéis ir yendo a la excursión —dijo mamá felizmente.

Se me palideció la cara.

—¡AH!, ¡LA EXCURSIÓN! —exclamé al recordarlo.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora