Capítulo 56

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NARRA DAMIAN

Empecé a dar zancadas y subí las escaleras a toda prisa. Quería saber lo que estaba pasando.

«Por favor, que no sea nada malo... Sé que cuando mi hermano se aburre mucho, es capaz de hacer cosas inimaginables... Por favor, que no sea nada extraño...», me decía a mí mismo, a punto de abrir la puerta de la habitación de Demetrius.

Respiré profundamente y abrí la puerta de golpe.

—¡¿QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ?! —exclamé antes de ver lo que pasaba—. ¿Eh?

Demetrius estaba junto a una chica sentado en la cama compartiendo un libro.

Me miraron sorprendidos.

«¿Una... chica?», me pregunté y miré a Demetrius. «¿Mi hermano?». Me quedé de piedra. «¿Qué hacen...?».

Permanecimos en silencio hasta que Anya llegó adonde mí con el gato en los brazos. Me separé de ella asustado.

Anya los observó sorprendida también.

—¡CUÑADITA! —escuché la voz desesperada de mi hermano, corriendo adonde Anya para abrazarla estrechamente. El gato salió corriendo de los brazos de Anya.

—¡Lily! —dijo la chica al ver el gato corriendo en su dirección—, no sabía dónde estabas —le habló al gato—. Gracias por traérmelo, Anya.

«¡¿Cómo se sabe el nombre de Anya?!», me pregunté mirando a la chica. «¿Quién es esa chica y qué hacía con mi hermano?».

Se trataba de una joven de la edad de Demetrius. Tenía el pelo rubio, corto y con un flequillo. No pude ver bien, pero creo que tenía los ojos castaños.

«Ahora que lo pienso..., me recuerda bastante a alguien», pensé.

Cuando Demetrius dejó de abrazar a Anya se acercó adonde mí.

—¿Qué está pasando aquí? —exclamé.

—Ey, tranquilo... —me dijo él—. Antes que nada, ¿qué tal te lo has pasado en Lipsia? ¿Mi cuñadita y tú os lo habéis pasado...? —Le callé la boca con la mano.

Afortunadamente, Anya no escuchó nada ya que estaba entretenida acariciando la gata junto a la chica desconocida.

—¡Te lo contaré si tú antes me explicas lo que está pasando! —le dije—. ¿Quién es ella? —La señalé.

Demetrius suspiró.

—¡Chicos, bajad a comer! —nos avisó mamá desde abajo.

Gruñí y todos bajamos las escaleras para ir a comer.

Nada más sentarnos, mamá empezó a hablar:

—Bueno, esta es una comida muy especial porque...

Demetrius le miró mal a mamá.

—Ah, lo siento... —dijo mamá callándose ella misma el pico.

«Esto no me está dando buena espina...», pensé.

Papá les miraba tan sorprendido como yo. Se notaba que no tenía ni idea de lo que estaba pasando.

Anya simplemente acariciaba al gato que tenía en sus muslos.

La chica desconocida le sonreía a Demetrius.

«Me cae mal», pensé mirándola. «Parece una pija...».

Anya me miró sorprendida.

—Esta es una comida especial porque... —repitió Demetrius— quería anunciaros a todos sobre algo importante.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora