Capítulo 22

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NARRA ANYA

—Castillo, castillo, castillo de princesitas, la la la la... —cantaba en la limusina de Becky mirando por la ventanilla—. Castillo, castillo...

—¡Para, Anya! ¡Mis oídos! —exclamó ella, cansada de escucharme cantar—. ¡Aún no entiendo cómo es que tus padres no te han podido llevar al castillo!

«¡Quería ver a Loid!» pensó ella enfurruñada.

Chi chi y ha ha tenían que ir al trabajo —mentí.

—¡Pero si son vacaciones de Navidad!

Chi chi tenía un paciente por atender y ha ha... no sé pero algo parecido —dije.

«Mmm... ¿no me estará mintiendo, verdad?» pensó ella.

—¡Ya veo el castillo! —exclamé emocionada.

Becky miró por el cristal y también lo vio.

—¡Qué lindo! —dijo ella—. ¡Parece la misma que la de las películas!

Cuando llegamos, Marta, la mayordoma de Becky, nos abrió la puerta.

—¡Yeeeey! —dije saliendo del coche emocionada.

—¡Anya, espérame! —me exclamó Becky por detrás mío.

Yo seguí y seguí corriendo. Miré hacia atrás para ver a Becky y, como resultado, me choqué contra alguien.

—¡Ay!

—¿Estás bi...? ¡Tú!

Becky llegó adonde mí.

—¿Qué pasa? —Becky lo miró a él y cambió su rostro a una molesta—. ¡¿Qué hacéis vosotros dos aquí?! ¡No os había invitado!

—¡¿Y a ti que te importa, niñata?! —les exclamó Ewen y Emile.

—¡Ugh! ¡Incluso en Navidad os tengo que aguantar! ¡Qué horror!

Yo los miraba discutirse con interés.

—Anda, ignorémoslos, Anya —dijo Becky, cogiéndome de la mano y llevándome a rastras al baño.

«No estaba tan mal vestido, sinceramente...» pensó Becky de repente.

«¿Eh? ¿De quién habla?» pensé.

Al adentrarnos en el castillo, nos quedamos boquiabiertos con lo grande y espacioso que era. La sala principal parecía una catedral entera.

Dentro, había familias adineradas charlando con vestidos elegantes y vinos en las manos.

«¡Ay, no! ¡No nos pueden ver así vestidas! ¡Tenemos que ir corriendo a cambiarnos!» pensó Becky acelerando sus pasos.

«¿Tan mal vamos vestidas?» me pregunté.

Una vez en los baños, Becky me dio un vestido de color verde-turquesa mientras que ella, uno morado. Nos lo pusimos y nos miramos mutuamente.

—¡Qué elegantes! —exclamamos a la vez y nos reímos.

—Bueno, vamos al bufet. ¡Me han dicho que ahí sirven de todo! —me dijo Becky.

—¡¿También maní?!

—No sé, ¡vamos a descubrirlo!

~~~

NARRA DAMIAN

Entré junto a mi padre al castillo. Era muy espacioso, como a él le gustaba. Al parecer, hoy se celebraba un evento navideño muy importante y muchas familias acaudaladas se reunieron aquí. Ya les había avisado a mis dos amigos que yo no podría celebrar la Navidad con ellos. Espero que no se enfadaran.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora