Léeme - Damian x Anya

Capítulo 32

NARRA ANYA

«Mmh..., ¿qué le estará pasando al Segundo hoy? Le veo muy... alterado», pensé preocupada.

—Segundo —le llamé acercándome a él.

Él me miró y suspiró.

—¿Qué quieres? —me preguntó cortante.

«No se lo preguntaré directamente. Puede molestarse fácilmente si lo hago», pensé.

—¿Te encuentras bien? Vi que te caíste de golpe.

Lo vi molestarse un poco.

—¡Y ya he visto cómo te preocupabas por mí! —exclamó.

«Algo malo le está sucediendo...», pensé.

Damian se dio cuenta de lo que dijo y se ruborizó por la vergüenza.

—¡Ughh! ¡Me voy de aquí! ¡Qué desperdicio de tiempo! —vociferó, dando zancadas hacia la salida.

Le vi irse.

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—Qué agobio... —le escuché susurrar a Andrew mientras salíamos de Eden.

Le miré confusa.

—¿Agobio?

—No me gusta nada llamar la atención —me dijo con cara de querer morirse.

—Se nota... Estás pálido.

—No sé cómo acabé con tanta gente a mi alrededor... Ni que fuera un superhéroe.

—Bueno, en parte, eres el hijo de un héroe, lo cual quiere decir que... —Me di cuenta de lo que dije, así que me callé—. ¡Fue superemocionante! —dije con una sonrisa nerviosa, cambiando de tema—. ¡Por un momento pensé que estaba viendo al mismísimo Bondman en acción! —Le tomé de las manos—. ¡Parecías Bondman de verdad!

Él me miró a los ojos asombrado, pero, al rato, soltó mis manos.

Giró su cabeza a otro lado.

«¿Qué... qué hace esta chica? ¿Acaso... no se da cuenta de que la gente puede vernos?», le escuché a Andrew. «¿Qué pasaría si empezaran a sospechar de que le está poniendo los cuernos a su novio? Qué inocente es... Espero que sepa lo que hace...».

«¿Eh?», pensé y miré a mi alrededor. No había mucha gente observándonos. «¿La gente nos observa? ¿Tanto llamamos la atención? En fin, mejor me voy yendo...».

—Bueno, ¡ya nos veremos mañana, Segundo! —me despedí de Andrew alegremente mientras caminaba a casa.

«Lo bueno de mi nuevo amigo, Andrew, es que consigue hacerme olvidar de todos mis malestares... como, por ejemplo, lo que me pasó con Luka...», pensé.

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NARRA DAMIAN

Hoy sin duda había sido el peor día escolar de toda mi vida.

Solo quería irme a casa y encerrarme en ella para siempre. No sabía lo que pasaría si mi padre se llegara a enterar de que estaba empeorando mi reputación en la academia Eden... Recuerdo que una vez me dijo que eso era lo que más importaba para la familia.

«Lockridge..., ¡CUÁNTO TE ODIO!», pensé gruñendo.

—¡Ey, no me ataques! —exclamó alguien.

Volví a la realidad y me encontré a mi hermano en la sala de estar, quien me miraba aterrorizado.

—¿Eh?

—¡Casi me arrancas el brazo, tú, monstruo! —me insultó, acariciándose el brazo como si fuera lo más preciado que tenía.