Extra 6

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NARRA DAMIAN

Ya pasaron dos años desde que nos casamos y nos mudamos a una casa a las afueras del centro de Berlint.

Anya y yo empezamos a trabajar, lo cual hizo que lleváramos una vida de casados común.

Durante estos años, fuimos conociéndonos mucho más a fondo y reconocimos lo diferentes que éramos en algunos aspectos: Anya no era nada madrugadora, mientras que yo sí lo era; a Anya no le gustaban nada los vegetales, mientras que a mí no me gustaba el marisco; a Anya le encantaba la música, mientras que a mí no me atraía tanto como a ella...

Y eso, en vez de empeorar la relación, desde mi punto de vista, lo hacía más divertido y entretenido.

Era un miércoles por la noche, Anya y yo estábamos en el sofá viendo una peli de terror (a ella le gustaban, sobre todo las policiacas). Yo me moría de miedo constantemente, pero ella se lo pasaba bomba.

Se reía cada cinco minutos y yo no hacía más que agarrarme a una almohada para abrazarla y no ver las escenas más asustadizas.

Todo marchaba medianamente bien, íbamos por la mitad de la película más o menos cuando algo extraño pasó...

—¡BUAAAAAA! —gritó la protagonista de la película, haciendo que yo me abrazara a la almohada con mucho miedo.

Sin embargo, lo extraño fue que esta vez Anya no se rio.

«¿Anya?», me pregunté a la espera de alguna respuesta de su parte.

No obstante, se levantó del sofá y salió de la sala disparada, sin mirarme una sola vez.

«¿Anya?», me pregunté otra vez confuso. «Supongo que tendría ganas de orinar...», deduje no muy convencido.

Detuve la película y me quedé esperándola dos minutos más o menos, pero ella no regresaba y tampoco la escuchaba decir nada...

Tragué saliva y opté por ir en su busca.

Fueron los pasos más terroríficos que di en toda mi vida. No había luz, todo estaba a oscuras, no se escuchaba nada, el único ruido que escuchaba era de los pasos que yo daba por la casa...

Me recordaba a la película...

«¿Y si... el... fantasma... de la... película... aparece?», pensé por un momento, aterrorizado. «¡No, Damian, no te acobardes! ¡Eso es ficción, no es real! ¡Deja de ser tan miedoso!».

Después de dar una vuelta por la casa, vi una luz que provenía del baño.

Tragué saliva y me dirige hacia ahí. Tenía mucho miedo...

«¿A... Anya?», me pregunté antes de entrar. «¿Eres... tú?».

Entré al baño y me la encontré vomitando.

—¡AAAAAAHHHHHH! —grité, echándome hacia atrás asustado.

Ella dejó de vomitar y se levantó para darle a la cadena y limpiarse los dientes, todavía sin mirarme.

«¿Se habrá convertido en el fantasma de la película?», pregunté todavía asustado, caído al suelo y temblando de miedo. «¡¿Y si está vomitando porque le está invadiendo el cuerpo?!».

Después de limpiarse los dientes, se giró hacia mí, curiosa.

—Cariño, ¿estás bien? —me preguntó sin entender lo que me pasaba.

«¡El fantasma me ha hablado!», pensé, todavía en el suelo y con escalofríos recorriendo por mi cuerpo.

—¿Qué? —me preguntó y se dirigió adonde mí—. ¿De qué fantasma estás hablando? No soy ningún fantasma...

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora