Capítulo 35

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(Aviso: este capítulo puede ser un poco doloroso para algunas personas. Si queréis, empezad a leerlo, pero si veis que es demasiado doloroso y no queréis seguir leyéndolo, os recomiendo dejar de hacerlo y leer el siguiente. No os perderéis muchas cosas importantes si os saltáis este capítulo. En el siguiente se resume todo, más o menos).

NARRA DAMIAN

—Y es por esa razón por la que llamo a Andrew "Segundo" —continuó diciendo Anya—. Como espía que tiene misiones importantes con el objetivo de mantener la paz mundial, es mi deber, y el de mi padre, mantenerlo en secreto y que nadie sepa nada sobre las misiones. Por eso es crucial nunca revelar los nombres de las personas involucradas en las misiones... —No dije nada—. Sé que puede sonar estúpido, pero es un hábito que he tenido desde pequeña y..., bueno, en aquel entonces no sabía mucho sobre espías y demás...

Se creó un silencio incómodo, pero, de repente, empecé a reírme a todo pulmón.

—¡¡Qué gracioso!! —decía riéndome sin parar.

Vi que Anya ni se inmutaba. Es más, me echó una mirada de decepción.

—Segundo, nunca pensé que la primera vez que te vería reír sería por algo como esto —dijo ella, paralizándome por completo.

—¡¿No era una broma?! —exclamé.

—¡Claro que no! —dijo ella ofendiéndose—. ¡Jamás bromearía con algo como esto! ¡Te acabo de confesar uno de mis mayores secretos y te has reído! ¡Literalmente!

«¡¿ANYA ACABA DE MOLESTARSE CONMIGO?!», pensé aterrorizado.

—¡Anya no perdonará lo que acabas de hacer! —dijo ella haciendo pucheros.

—¡AY, NO, NO, NO! ¡No pretendía hacer esto! ¡Me siento terriblemente mal por lo que hice! ¡Por favor, perdóname! —dije suplicándole.

Ella me miró por el rabillo del ojo.

—Umm... te podría perdonar... —alcé la mirada— si a cambio... me cuentas un secreto vergonzoso tuyo.

«¡¿QUÉ?!», pensé.

—¡Claro que no! ¡Además, no tengo ningún secreto así! —le dije con suma seguridad.

—¿Estás seguro...? —me preguntó ella mientras se acercaba a mí con sigilo.

—¡Completamente! —dije alejándome un poco.

Anya se detuvo.

—Pues es una verdadera pena... puesto que Anya no podrá perdonarte —me dijo ella desviando la mirada.

Me intranquilicé.

—¡Es... espera... creo que podemos solucionar esto de otra mane...! —dije.

—¡¿QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ?! —exclamó alguien de repente, a unos metros de nosotros.

Giramos las cabezas y descubrimos que se trataba de Luka.

Seguía sin entender lo que decía, ya que solo hablaba en francés.

—Vaya... Eres tú, amor —le dijo Anya en francés acercándose a él.

Yo no sabía qué más hacer, aparte de saludarle:

—Bu... buenas tardes, Luka... —Me quedé en silencio—. Bongyu..., Luka.

Él no despegaba su mirada de mí.

«Espero que me entienda si le hablo en este idioma», pensé.

—Damian, ¿cierto? —me dijo en mi mismo idioma.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora