Capítulo 64

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NARRA DAMIAN

—Así que... esa chica te gusta.

—¡Es su crush! —dijo mi hermano.

Le callé la boca.

—¿Su qué? —preguntó el abuelo.

—¡Nada, abuelo, nada! —dije—. A todo esto, ¡¿no es un poco peligroso dejar a Anya a solas con la abuela?! ¡Ya sabemos cómo suele ser...!

—Ah, tranquilo, hermanito. La abuela es muy astuta y sabe cómo comportarse con la gente. No le hará nada.

Le miré sin creerle un solo pelo.

—Bueno, yo no estaría tan seguro... —dijo Dalton—. Marie últimamente...

«Ay, no... ¡Cómo le haga algo a Anya!», pensé asustado.

—¡No puedo dejarla a solas con ella! —le dije al abuelo apunto de entrar.

—¡Ni se te ocurra, loco! La abuela te mataría si entraras sin permiso —me dijo Demetrius tirándome del brazo.

—¡Ayyy! —Le miré enfadado—. ¡Sabía que no era buena idea venir aquí! ¡La abuela está loca! —Dalton me miró un poco enfadado—. No... no quería decir eso... Es solo... que... no quiero... que le haga nada a... Anya...

Dalton y Demetrius se miraron.

—No le hará nada. Estate tranquilo —me dijo Demetrius—. Lo peor que puede pasar es... que le diga que no estáis hechos el uno para el otro. —Demetrius fingió estar llorando.

Y así seguimos discutiendo.

~~~

NARRA ANYA

—Verás, señora Desmond, yo...

—Marie —me dijo ella—. Llámame así.

«¿En serio que no le importa que le llame por su nombre?», me pregunté.

—Está bien... Marie, verás, siento haberte mentido... Ni siquiera sé cómo supiste que estaba mintiéndote, pero quiero que tengas en cuenta que... yo siempre he mentido a todo el mundo con mi edad. Tengo mis razones, en serio...

Marie me sonrió y yo me asusté por ello.

—Eso también lo sé —dijo ella tranquila.

—¿Puedes leerme la mente o algo? —pregunté sorprendida.

—No, pero... digamos que me han hablado sobre ti —me dijo ella. No dije nada—. He hablado con tus padres, querida.

«¡¿Con mis padres?!», me pregunté.

—E... en... entonces ya sabes que yo... —dije nerviosa.

—Sí. Conozco tus secretos. Sé que tienes poderes y que has estado ayudado a tu padre con las misiones que tenía —me informó ella.

—Pe... pero... —tragué saliva— ¿cómo? Quiero... decir... ¿por qué hablaste con ellos? ¿Cuándo te encontraste con ellos? ¿Saben quién eres? ¿Sois cercanos, quizás?

—Yo también trabajo para una agencia —respondió ella—. En una parecida a la de WISE. Me encontré con ellos mientras te buscábamos cuando te secuestraron. Ahí los conocí y me hablaron sobre ti.

—¿Cómo? —pregunté sin poder creérmelo.

Marie suspiró.

—Sé que estarás pensando que debo de estar jubilada y todo eso, pero mi trabajo no es uno corriente. Yo soy..., digamos, la más sagaz de toda mi agencia. Así que cuando hay cualquier problema como un secuestro como lo que te pasó o cualquier otra cosa, recurren adonde mí para pedirme ayuda.

—Vale, pero... ¿por qué hablaste con mis padres?

—Vi que Damian estaba con ellos. Él me reconoció y de ahí surgió el tema —dijo simplemente.

«Me lo imaginaba... Es por eso que me encontré con el Segundo aquella mañana. Estaba con mis padres. Antes de encontrármelo, debieron haber hablado con su abuela», pensé.

—La más sagaz, ¿eh? —dije cambiando de tema—. ¿Eres como... una vidente? ¿Una gurú?

—Tampoco es eso... Es solo que la gente piensa eso de mí debido a mi trabajo. Es que la gente es muy predecible —dijo ella gruñona.

«¿Predecible?», me pregunté.

—¿Ah, sí? —dije sorprendida.

—¡Sin lugar a dudas! —dijo ella mirándome fijamente—. Hazme cualquier pregunta sobre ti. Ya verás cómo la acierto.

Me quedé pensando.

—Mmm... ¿Cuál es... el color favorito de Anya? —pregunté.

Ella me miró aburrida y se quedó callada durante un momento.

«¡Ja, ja! ¡No lo sabe!», pensé victoriosa.

—Todos.

«¡Nooo! ¡¿Cómo lo supo?!», pensé tristemente.

—¡Ay, qué buena eres en estos juegos! —dije enfurruñada.

—No es ningún juego... Es solo que, repito, la gente es muy predecible —dijo ella suspirando.

Puse morritos.

—En ese caso..., si puedes contestar cualquier pregunta... —empecé diciendo llamando su atención.

—¿Qué quieres preguntar?

—Marie, ¿tú... sabes la verdadera razón de por la que Melinda me dio el colgante? —pregunté.

Marie sonrió.

—Sabía que no tardarías en preguntármelo. —Me miró fijamente—. Claro que la sé.

La miraba seriamente. Me moría de ganas de saber el porqué.

—Antes de contártelo, me gustaría contarte una anécdota —dijo Marie—. Mi hijo cuando era joven era muy apuesto y soñador, sin embargo, su juventud estuvo marcada por su seriedad y responsabilidad desde temprana edad. Siempre fue un hombre estudioso y dedicado, comprometido con su educación y con el futuro de nuestra familia. Desde pequeño, se destacaba por su inteligencia y capacidad para resolver cualquier problema.

«Como hoy en día», pensé.

—Pero... en cuanto conoció a Melinda, desde el momento en que cruzaron miradas, pude ver cómo el rostro de mi hijo se iluminaba con una sonrisa genuina, algo muy raro en él. Así que... ahí supe que aquella chica era la indicada para él. —Se me brillaron los ojos—. No fue fácil, pues mi hijo nunca estuvo seguro de que Melinda fuera el amor de su vida. Fue un proceso complicado, pero cuando todo se solucionó, le acabé dando el colgante a Melinda.

—Entonces... lo tenías claro —dije asombrada—. Sabías que Melinda nunca te iba a decepcionar.

—Así es, lo supe... —me miró— al igual que supe que tú serías una gran Desmond también.

Abrí los ojos, impresionada.

—Perdona..., creo que he escuchado mal...

—No, lo que he dicho lo digo de verdad —me aseguró ella—. Tal y como he dicho, el proceso de enamoramiento en una pareja es muy variada. Algunos tardan más y otros menos, es normal que ahora pienses que lo que digo no tiene pies ni cabeza. Solo quiero decirte que... tú también serías una gran Desmond.

Me sonrojé un poco.

—¿Por... por qué dices eso? —pregunté muy nerviosa—. El Segundo y yo solo somos a...

—Porque... fui yo la que se lo dijo a Melinda. —La miré sorprendida—. Fui yo la que le dijo a Melinda que te diera el colgante. Le dije que... tú serías una gran Desmond.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora