Capítulo 7

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NARRA DAMIAN

Nada más salir, me encontré con mi hermano de brazos cruzados.

Le miré con agotamiento y resoplé con fuerza.

—Si vas a darme una de tus famosas charlas, te voy adelantando que no servirá para nada.

—No he venido a darte ninguna lección —dijo él mirando a otra parte—. Solo quería conversar contigo.

—¿Sobre qué? —dije más alto—. ¿Sobre que Anya se acuerda de todos menos de mí? Pues no era necesario que me lo dijeras. Ya me he dado cuenta —se me escapó sin querer.

Demetrius suspiró.

—No quiero enfadarte más, pero debes saber que esto te lo has buscado tú —dijo de repente, haciendo que apretara los puños.

—¿Qué quieres decir?

—Te lo advertí, Damian. Más de una vez. Te dije que si no te dabas prisa y no te hacías amigo de Anya, acabarías perdiéndola, lo cual es precisamente lo que pasó. Anya acabó yéndose del país y regresó siete años después.

—¡¿Eso qué tiene que ver?!

—Lo que quiero decir con esto es que no estás siendo coherente. La única explicación que veo de todo esto es que desde que conociste a Anya has estado ocultando tus sentimientos, lo cual te ha conducido a actuar de maneras absurdas e incomprensibles cada vez que estabas con ella. Y no has cambiado nada hasta a día de hoy. —Hizo una pausa y yo me quedé pensando en lo que había dicho—. Siempre has sido así, hermanito, pero no te culpo de ello. El abuelo siempre solía ser así, y papá aprendió de él. Ha sido una cosa de los Desmond. Pero no te derrumbes por eso. Yo conseguí superarlo. Se puede cambiar. Puedes cambiar.

—¿Y qué pasa si estoy confuso? No es mi culpa.

—No estoy diciendo que la tengas. Solo te estoy diciendo que puedes cambiar. Que eres capaz de abrir tu terco corazón de una vez por todas. No es algo malo. Todos lo hemos hecho alguna vez. Es natural.

—¿Abrir... mi corazón? —pregunté llevándome la mano a mi pecho.

Demetrius me dirigió una sonrisa.

—Estoy seguro de que si lo haces, Anya no te volverá a olvidarte. —Alcé mi cabeza y le miré a los ojos—. ¿Alguna vez le has dicho que le consideraste su amiga?

—No...

—Pues díselo. Ya va siendo hora.

Tragué saliva y di unos pasos hacia el exterior. Desde las ventanas, vi cómo todos se divertían en la piscina, salpicándose.

Me aproximé a ellos y enseguida me vieron.

—Dami, ¿te ha pasado algo? —me preguntó Mira desde la piscina.

Me arrodillé para hablar mejor con ella.

—No, no me ha pasado nada. Estoy bien —le contesté.

—¡Al agua! —gritó alguien a mis espaldas, empujándome a la piscina.

Eché un grito y escuché cómo todos se reían al ver la cómica escena. Llegué a la superficie y empecé a toser un poco.

Vi cómo Ewen y Emile se morían de la risa.

—¡No tiene ninguna gracia! ¡Sabéis perfectamente que odio bañarme con la ropa puesta! —les grité mientras salía de la piscina totalmente empapado.

«¡Mierda!», maldije mentalmente. «Tendré que ir a mi cuarto a cambiarme».

—¿Te encuentras bien? —me preguntó alguien detrás mío.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora