Capítulo 11

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NARRA DAMIAN

—Vaya, me habéis ganado. Qué pena... —se lamentó Demetrius—. Ahora faltáis vosotros dos.

—¿Qué? —preguntamos Anya y yo al unísono.

—Claro, tenemos que saber quién de vosotros dos es el ganador. Tenéis que competir entre vosotros —dijo Demetrius con una sonrisa.

Me acerqué a él y le susurré algo al oído:

—¡¿Qué estás haciendo?! ¡¿Intentas humillarme públicamente o qué?!

Él simplemente me ignoró y se acercó a Anya.

—Venga, ¿a qué estáis esperando? ¡A vuestros puestos! —dijo él emocionado. Suspiré y, sin remedio, me coloqué en un extremo mientras que Anya se ponía en el otro. Tenía el presentimiento de que acabaría haciendo el ridículo—. Esperad —dijo él de repente, llamándonos la atención—. Casi se me olvida. No podéis competir sin que haya una recompensa.

«¡¿Qué?! ¡Ya bastante vergüenza estoy pasando como para que ahora haya una recompensa!», pensé sin evitarlo.

Vi que Demetrius se giraba hacia mí.

—Ya sé. Os lo dejaré a vosotros. —Nos miró a ambos—. El ganador elegirá la recompensa que él o ella quiera.

«¡¿Qué está planeando?!», pensé. «¡Él sabe de sobra que voy a perder!».

El partido comenzó y empezamos a jugar al vóley. Sabía que Anya era buena jugando a esto, pero no tenía ni idea de que fuera tan profesional. Fue una digna rival.

Bueno, al menos fue divertido... mientras duró.

El partido acabó con un punto de más por parte de Anya.

«Pensé lo iba a hacer peor», pensé orgulloso de mí mismo.

—Vaya, ha habido un ligero problema... —dijo mi hermano acercándose a nosotros.

—¿Qué pasa ahora? Anya ha ganado —dije de brazos cruzados.

—En realidad, no —contestó mirándonos a los dos—. Se saltó una norma, la cual dice que no puedes pisar la línea a la hora de sacar el balón.

Anya se llevó una mano a la frente.

—Oh, ni me he dado cuenta. Lo siento —se disculpó.

—No te preocupes. No pasa nada.

—¿Eso quiere decir que hemos empatado? —pregunté.

«¡No habrá ninguna recompensa!», pensé feliz.

—Sí, lo cual quiere decir que habrá doble recompensa —dijo.

«¡¿Qué?!», pensé.

—¡Esto es ridículo! —exclamé—. Hemos empatado y no habrá recompensa.

—Al principio dije que iba haber una recompensa, así que no puedes quejarte ahora. ¿Acaso tienes algún problema con ello, hermanito? —me preguntó pícaramente.

Anya me miró.

—Eehh..., no, claro que no... —dije nervioso.

—Pero, Deme... —dijo Anya—, ¿cómo debe ser la recompensa? ¿Hay un precio máximo y mínimo?

—Je, je... —se rio él, haciéndome rabiar—, no tiene porqué ser comprado. Podéis... simplemente haceros un favor mutuamente.

—¿Un favor? —repetí.

Vi que Anya se quedaba pensando.

—¿Puedo pedir algo? —preguntó ella.

—¡Lo que sea! —dijo Demetrius demasiado entusiasmado.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora