Capítulo 83

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NARRA DAMIAN

Seguía preguntándome lo que le había pasado a Anya. Me había parecido muy extraño que se hubiera comportado de esa manera...

Quizás... solo intentaba olvidarse de lo que anoche pasó porque acabó arrepintiéndose.

«Es normal. A fin de cuentas, somos amigos y... los amigos normalmente... no se besan en los labios», pensé suspirando.

Nos habíamos preparado todos para marcharnos. Lo teníamos todo equipado e íbamos a salir de la mansión enseguida.

—Menos mal que nos vamos ya... No aguantaba otro día más durmiendo aquí. Se duerme fatal en un colchón... —se quejó Lockridge.

—Pues en la cama se duerme de maravilla —presumió Emile, burlándose de él.

Lockridge le miró mal.

—Ya, parad, chicos. Todavía tenemos que salir del sótano sin ser descubiertos, así que callaos de una vez —les dije.

Sigilosamente acabamos saliendo del sótano y corrimos hasta unos árboles, cerca de donde construimos el arco matrimonial.

—¿Y... qué haremos con el arco? —preguntó Ewen señalándolo.

—No creo que tengamos que deshacernos de él —dijo Becky—. Además, es cartón. Acabará cayéndose y...

Lockridge suspiró y empezó a quitar el arco para luego doblarlo en dos y llevarlo en los brazos para posteriormente tirarlo en el contenedor más cercano.

Becky fingió estar llorando.

—Eres muy cruel, ¡¿sabías?! —dijo ella—. ¡Trabajé horas construyéndolo!

Lockridge bufó y seguimos caminando hacia la estación del tranvía.

Yo iba al lado de Anya, quien no decía nada. Desafortunadamente, no sabía lo que le pasaba. Estaba como... muy seria y pensativa.

Entramos en el transporte y en unos pocos minutos, llegamos a nuestro destino.

—Bueno, de aquí ya cada uno se va por su lado —dijo Becky mirándonos a Anya y a mí—. Mañana nos vemos.

Nos despedimos de todos y nos encaminamos a la mansión.

Me asustaba lo que papá, mamá y Demetrius nos dirían nada más vernos.

Estaba seguro de que nos echarían la bronca, pero no me podía importar menos.

Sin lugar a dudas, esta experiencia había sido fantástica. Pude besarme con Anya... ¡tres veces!

Llamamos al timbre.

Fueron los segundos más largos de mi vida. Sentía pánico en los ojos de Anya también.

Jeeves nos abrió la puerta y jadeó nada más vernos.

—¡MENOS MAL QUE ESTÁIS BIEN! —Nos abrazó.

Rápidamente vimos a mamá, papá y Demetrius en frente de la puerta con unas expresiones de sorpresa también.

—¡Oh!, ¡gracias a Dios! ¡Pensábamos que os habían secuestrado! —exclamaba mamá abrazándonos también.

Después de varios abrazos, entramos a casa.

—Melinda..., Donovan..., lo sentimos mucho, de verdad —se disculpó Anya seriamente—. Nos... metimos en un lío y... no pudimos contactar con vosotros porque teníamos los móviles sin batería.

—Bueno, está bien, pero... ¿dónde habéis estado desde el viernes? ¿Dónde habéis dormido? ¿Qué os habéis alimentado? —nos preguntaba papá atónito.

Anya me miró para que yo hablase.

Demetrius ponía unas muecas que indicaban que estaba muy interesado en la conversación.

—En... en... la casa de Mira —admití.

—¿Mira Klein? ¿Tu exnovia? —preguntó papá y se quedó callado y pensando.

«No es mi... exnovia...», pensé intentando no armar un escándalo. «Sigue sin darse cuenta...».

—¿Por qué habéis ido ahí y... cómo habéis conseguido entrar? —siguió preguntando.

Miré a Anya preguntándome si debería decírselo y Anya me asintió.

—Intentábamos... que Mira no se fuera del país porque... nos enteramos de que la habían comprometido con un escocés multimillonario. Y ella nos indicó dónde podíamos entrar y hospedarnos hasta el domingo —me inventé eso último.

Demetrius no decía nada. Estaba claro que quería hablar conmigo a solas después de papá y mamá.

—Ya veo... Lo creas o no, eso es algo que algunas familias tradicionalistas hacen. Tienes que entender que estas cosas no las puedes evitar. Supongo que... ni tú ni Anya lo habríais intentado evitar..., ¿verdad? —nos preguntó mamá.

—No —mentí.

Anya me miró.

—Ya veo... Por lo menos, habéis aprendido la lección —dijo mamá levantándose.

Yo ya quería irme a mi habitación.

—Espera —dijo papá—. Tened en cuenta que estáis castigado los dos. —Nos miró a Anya y a mí.

—¿Qué? ¿Por qué? —pregunté.

—No podéis simplemente entrar en una mansión como la de Klein y dormir ahí. Debéis aprender que lo que habéis hecho es ilegal y que si os hubieran pillado, os habríais metido en grandes problemas —informó papá—. Estaréis castigados la próxima semana sin salir y sin aparatos electrónicos. Espero que después de este castigo, no lo volváis a hacer —nos dijo papá y nos confiscó los móviles a los dos.

Papá y mamá se fueron.

—Yo... lo siento, Anya —le dije arrepentido.

—No te preocupes, pero... —dijo Anya— no les debiste haber mentido...

Después de decir eso, se fue a su habitación.

El pesado de mi hermano se me acercó sigilosamente.

—Cuéntamelo absolutamente todo —me dijo inmediatamente, sentándose en el sofá.

—Antes que nada, hola, ¿eh? —le dije y suspiré.

—Hola. Ahora empieza —me insistió—. ¿Ha habido avances entre Anya y tú?

Me ruboricé mucho.

—No... —mentí penosamente.

—No me mientas. Sé que sí —dijo Demetrius sonriente.

—¿Tengo que contártelo TODO? —pregunté avergonzado.

—Sí.

«Ugh...», pensé y suspiré.

—¿En realidad para qué fuisteis vosotros dos SOLOS a la mansión de Mira? ¿Qué habéis estado haciendo ahí SOLOS dos noches enteras? —Me quedé sin habla—. A mí no me engañas... —dijo Demetrius de manera traviesa.

«Ay, no... ¡¿CREE QUE FUIMOS SOLOS?!», pensé aterrado.

—¡No, no fui a solas con ella! —expliqué—. ¡Fui con todos mis amigos!

La sonrisa de Demetrius desvaneció.

—Ugh..., me emocioné en vano... —Suspiré—. Qué decepcionante...

«Ahora que lo pienso... ¿PAPÁ Y MAMÁ CREEN QUE ANYA Y YO ESTUVIMOS SOLOS TAMBIÉN?!», pensé intentando calmarme.

—Pero... —dije llamándole la atención— sí que... han pasado... cosas... entre nosotros... —admití, rojo como un tomate, recordándolo todo.

Demetrius volvió a emocionarse.

—¿Te le declaraste? ¿Os besasteis? ¿Descubriste que te ama? ¿Os hicisteis novios? —preguntó muy ilusionado.

—Nos... nos... casamos... —solté inconscientemente.

Abrió la boca.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora