Capítulo 47

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NARRA ANYA

Me quedé en silencio sin saber qué hacer o qué decir. Estaba paralizada.

—¡Te lo diré si me compras maní en el supermercado! —dije.

—No —contestó.

—¡Creo que tu perro estaba jugando en un charco de barro, ve a verlo!

—No. Mi perro vive con mi madre.

—¡Pues ve...!

—¡Anya!, ¡¿qué está pasando?! —preguntó él con un tono un poco desesperado. Incluso se levantó de la silla—. Dímelo.

Mi corazón palpitaba con mucha fuerza.

¡El objetivo va a salir del baño, el objetivo va a salir del baño! —me avisó Demetrius.

—¡Demetrius está ahí, mira! —dije, señalando una ventana detrás de Damian.

Él se dio la vuelta.

Aproveché el momento para intercambiar el móvil en el bolso de Mira y salir corriendo del comedor en dirección a la sala de tecnología.

—¡Ey, espera, no corras! —dijo Damian, persiguiéndome.

Como llevaba más ventaja que él, al girarme por una esquina, conseguí perderle de vista y entré en la sala donde Demetrius me estaba esperando.

«Afortunadamente, el Segundo no me vio intercambiando los móviles», pensé aliviada.

Demetrius se dirigió adonde mí y yo le di el móvil de Mira.

—Muy bien hecho, cuñadita —me dijo él acariciándome la cabeza.

«¿Tanto le gusta acariciarme la cabeza? ¿Y a qué se refiere con "cuñadita"?», me pregunté.

Nos acercamos a una mesa y Demetrius dejó el móvil ahí para que pudiéramos ver los dos. Demetrius encendió el móvil de Mira y deslizó su dedo, haciendo aparecer la pantalla bloqueada.

—Bien. Nuestro próximo reto: la contraseña —dijo él—. No es imposible, pero necesitaré varias horas para acceder a su móvil —me dijo seriamente.

«Vaya, Anya pensaba que sería algo imposible para él...», pensé.

—¿Entonces... cuándo sabré que...?

—Cuando consiga acceder a su móvil, borraré el vídeo y le daré el móvil de Mira a mi hermanito, diciéndole que Mira se lo dejó aquí y que cogió el mío sin querer. Él regresará el móvil a Mira y entonces todo se habrá solucionado —dijo él satisfecho con su plan.

«Sí que es brillante... Ojalá yo llegue a ser una imperial como él», pensé.

—¡Eres un genio, Primero! —dije.

—¿Primero? Llámame Deme. Es mi apodo. Solo mis amigos me llaman así.

«Anda..., quizás sea esa la razón por la que el Segundo no le llama "Deme"», pensé.

—¿Deme? A Anya le gusta —comenté.

Demetrius sonrió y vimos por las cámaras que todos ya habían regresado al comedor.

—Deberíamos regresar —dijo él, apagándolo todo.

Demetrius guardó el móvil de Mira en un cajón con llave y salimos de la habitación.

«Ahora... ¡¿qué le voy a decir al Segundo?!», pensé preocupada.

Cuando llegamos al comedor, vimos que tanto Mira como Damian estaban en el comedor hablando con papá y Donovan.

Tragué saliva y me dirigí adonde ellos.

—Anya, no conseguí encontrar tu paquete de maní. Te compraré otro en otro momento —dijo papá.

—Anya, al final no encontré a Demetrius. ¿Tú lo has visto? —me preguntó Donovan.

—¡Anyaa!, no sabía dónde estabas. ¿Quieres tarta? —me preguntó Mira ofreciéndome un trozo.

Los miré nerviosa. Luego, miré a Damian, quien me observaba en silencio.

—¿Y si... cantamos Feliz Cumpleaños? —pregunté cambiando de tema.

Todos accedieron y empezamos a cantarle a Damian. Él no dejaba de mirarme fijamente, como si quisiera leerme la mente.

«Tengo... miedo...», pensé.

—Hola, ¿me he perdido algo? —preguntó Demetrius apareciendo de repente y encontrándonos a todos cantándole "Feliz Cumpleaños" a Damian—. Veo que sí me he perdido cosas...

~~~

La cena siguió igual. Cantamos unas veces más a Damian, Mira le dio varios regalos (nadie más le regaló nada, yo incluida) y seguimos charlando con los demás. Pero... lo que era un hecho era que Damian no se divirtió en ningún momento. Solo podía escucharle pensar cosas como estas:

«¡Anya está demasiado rara hoy! ¡Pienso descubrir lo que le pasa!».

Y... me lo tenía merecido. A fin de cuentas, salí corriendo y "desaparecí" en su cara. Era normal que pensase eso de mí. Yo habría querido saber lo que le pasó a Damian si él hubiera "desaparecido" en mi cara.

Pero lo bueno era que cuando Demetrius consiguiese borrar el vídeo del móvil de Mira, conseguiría hacerle feliz a Damian y también conseguiría su amistad.

La cena se me hizo eterna, pero llegó a su fin. Todos nos despedimos y salí de la mansión junto a papá. Me di la vuelta como último saludo y me encontré cara a cara con los Desmond. Observé que Demetrius me guiñaba un ojo y yo simplemente le sonreí tiernamente.

~~~

NARRA DAMIAN

Estaba furioso.

«Qué raro, ¿no?», pensé irónicamente.

Este cumpleaños había sido horrible para mí.

Por primera vez invité a Anya a mi casa y lo que me encontré fue con que me ocultaba más cosas de las que ya me ocultaba y, además, descubrí que mi hermano tonteaba con ella.

«¡Esto me está sacando de quicio!», pensé supermolesto.

Nada más cerrar la puerta de casa, me dirigí adonde mi hermano y le miré con furia.

—¡Quiero que me expliques lo que está pasando! —le grité y me miró sorprendido—. ¡¿Qué ocultas?! ¡Sé que has estado hablando con Anya! ¡Dime lo qué ocultáis ya!

—¡Damian, es suficiente! ¡Para! —vociferó padre, separándome de él.

Pero yo no le quitaba mi mirada de la suya. Estaba fuera de control. No era consciente de lo que hacía o decía. Ni siquiera me reconocía.

—¡Eres un traidor! ¡Te odio! —le grité.

—¡Damian, ya basta! ¡Estás castigado! —dijo mi padre, obligándome a mirarle—. ¡Estás castigado todo el fin de semana!, ¡¿oíste?! —Padre alzó su mirada, pidiéndole a un guardaespaldas que viniera—. Llévale a su cuarto y que no salga en todo el fin de semana. Debe aprender a comportarse como un Desmond.

El guardaespaldas hizo lo que le pidió y yo, sin rechistar, le seguí todavía muy cabreado.

Cuando entré en mi habitación, me tumbé en la cama. No sabía el motivo por el que me sentía así. Jamás le había levantado la voz a mi hermano. Sentía que me había convertido en alguien despiadado y maligno. Pronto, empecé a pensar las cosas con más tranquilidad y coherencia.

«¿Por qué? ¿Por qué la gente que empieza a agradarme me hace sentir así? ¿Por qué nunca lo admití? Estoy destrozado... Sin fuerzas... Solo quiero llorar hasta desahogarme. No quiero hablar con nadie... Quiero estar solo... Hasta que todo este mal rato... haya acabado», pensé cerrando poco a poco los ojos hasta dormirme.

Léeme - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora