6. ¿No Contestas?

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A pesar de lo mucho que Monty Green se había estado quejando de desenvolver cajas estaba realmente contento de hacerlo porque cuanto más objetos personales de Octavia Blake, su antigua compañera de trabajo y amiga, sacaba, mejor parecía conocerla.

Octavia que estaba de puntillas sobre una escalera junto a la ventana colocando la última barra de las cortinas en cuanto la colocó en el soporte, alisó la tela con la mano quitándole las posibles arrugas y se sintió satisfecha al ver como había quedado todo el salón.

Llevaban toda la mañana y la tarde entregados a fondo colocando los muebles, desembalando las cajas, disponiéndolo todo en su nuevo lugar y aunque aún había cajas por abrir, prácticamente habían terminado lo más grande.

Octavia se bajo de la escalera y se sacudió las manos antes de pasarlas por su ropa queriendo quitarse algo de las gotitas de pintura seca y el polvo que posiblemente aún quedasen en la escalera y se volvió hacia Monty que estaba sentado frente al mueble del televisor sacando algunos CD's para colocar junto al mueble en un pequeño cajón.

A su lado en el suelo había una enorme caja de pizza abierta a la que le faltaban algunos pedazos, y varias latas de refresco vacías junto al móvil de Monty que se había quitado del bolsillo para estar más cómodo en el suelo.

Octavia que se acercó al sofá se dejo caer en él apoyando la cabeza de un par de cojines y cerro los ojos dejando escapar un suspiro de cansancio aunque medio sonriente al saber que ya iba tomando forma todo.

—Yo no sé tú pero yo estoy muerta.

Monty que volvió la cabeza al oírla puso una cara teniendo que sonreírse al fijarse en ella.

—Pero tendrás cara, si lo he hecho yo todo.

Octavia que abrió los ojos dirigiéndole una miradita arqueó una ceja.

—No hagas que me levante y te pegue. Aún me quedan unas pocas fuerzas.

Monty que tuvo que sonreírse ya que ella se había encargado de pintar dos de las habitaciones y rodar sola los muebles mientras él desembalaba y colocaba cosas por encima tan solo bajo la mirada a los discos.

—No, no te quedan. No alucines.

Octavia que se llevo la mano a la cara y después la dejo posada sobre su estomago sabía que tenía razón. Estaba agotada y no había tenido tiempo a descansar ni un solo minuto aquel día.

—Tienes razón, lo dejaremos para otro día —sonrió con cansancio Octavia viéndole antes de acomodarse de lado en el sofá quedándosele mirando unos segundos en silencio.

—Por cierto, ¿te he dado ya las gracias por ayudarme con todo esto?

—La verdad es que no pero acepto VISA, pagos en carne y también en cash —le vaciló él mientras ojeaba aquellos últimos discos en su mano colocando otro de ellos en el interior del mueble ya que estaba separándolos por categorías.

Octavia no pudo evitar sonreírse al escucharle mientras cerraba de nuevo los ojos y se acomodaba un poco más. Monty era un buen amigo. No, no un buen amigo. El mejor de los amigos. Había estado ahí para ella en el peor momento y cuando no existía nadie más. La había ayudado y acompañado a cada paso de aquel difícil proceso y ahora que todo parecía ir relativamente bien también había estado con ella. Ayudándola en ese nuevo comienzo, Monty era la única persona en el mundo que no le había fallado por ahora y estaba agradecida de ello.

—Gracias, Monty —repuso ella ignorando aquellas frases suyas de forma agradecida y sincera—. Gracias de verdad, por todo esto. Por todo lo que has hecho y por estar aún junto a mi. Eres el mejor, sin duda.

La Fugitiva. Nuevos Comienzos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora