Cuando Luna Woodward pisó el último escalón del edificio de apartamentos donde Roan y Lexa, su hermana, vivían cerro los ojos y tuvo que reclinarse ligeramente hacia atrás sobre la pared mientras un tenso dolor hacía presión sobre sus riñones y la parte baja de su redondeada barriga.
Lexa no estaba allí.
Inspirando por la nariz y soltando después el aire por la boca, Luna intentó calmarse. Aún sintiendo como las manos le temblaban mientras las llevaba a su barriga abrazándose un poco.
Había conducido todo el camino de regreso a la ciudad con las manos aferradas al volante con tanta fuerza que ahora las sentía algo agarrotadas pero temía que aquel temblor suyo pudiese hacer que tuviese un accidente por lo que prefirió acelerar para llegar cuanto antes.
No había ni rastro de Lexa en el apartamento, y Roan tampoco estaba en casa a pesar de que ya había oscurecido. Supuso que estarían aún en la tienda o que habrían salido a algún sitio pero inevitablemente por su cabeza también paso el frágil estado de salud de Lexa y lo mucho y lo rápido que cualquier pequeña cosa podía hacer que este empeorase.
¿Y si le había ocurrido algo? ¿y si por eso Lincoln había evitado contarle la verdad? ¿y si por su culpa volvía a perderla otra vez?
Jamás se lo perdonaría, no. Ni en un millón de años podría volver a mirar a Lincoln a la cara sabiendo que ha arruinado su felicidad, que ha hecho que su única familia se alejase de ella por un egoísmo impropio y caprichoso de él.
Luna tuvo que volverse hacia la pared y apoyar una de las manos mientras hacía una mueca de dolor al pensar ante aquella devastadora idea mientras se sujetaba el bajo vientre sintiendo la tersa y pesada barriga bajo su mano.
Desearía no estar embarazada en aquellos momentos y poder ser mucho más ágil y rápida de lo que ahora mismo lo era así podría buscar a Lexa sin problema y también podría...
La puerta del portal se abrió a menos de dos metros de ella que estaba situada en el pequeño rellano junto a la escalera y cuando Luna volvió la cabeza y vio como Roan aparecía cabizbajo por ella, la expresión en su rostro le cambió porque no vio a Lexa entrar tras él, porque no estaba por ninguna parte.
—¿Y mi hermana? —exigió saber Luna sin siquiera saludarle al ver la expresión torturada en su rostro, cuando sorprendido por su inesperada voz Roan levanto la cabeza pillado infraganti aún en aquellos momentos.
Para nada esperaba encontrarse con Luna en su portal y mucho menos verla de aquella preocupante manera.
—Luna... —murmuró Roan aún con la imagen de Lexa de pie en la puerta del estudio junto a aquella chica y su herida mirada clavada en él y en Ontari sobre aquel mostrador.
—¿Qué pasa? ¿por qué no me contestas al móvil? —le reprochó Luna incorporándose un poco antes de enfrentarse a él—. Te he llamado unas treinta veces y a ella igual, ¿dónde está? ¿qué pasó anoche para que no me conteste? ¿por qué estaba en mi casa a escondidas y no aquí contigo?
Roan que se vio acribillado a preguntas la miro algo desbordado y simplemente sacudió la cabeza abochornado por el daño que sabía que le había hecho intencionadamente la noche anterior al agarrarla de aquella inesperada manera y aún más al permitir que sus más bajos instintos tomasen el control de su cuerpo decepcionándola tan vilmente y dañando a Ontari también en el proceso.
—Luna, yo...
La expresión en el rostro de Luna se endureció en el mismo momento en que vio como los ojos de Roan bajaban al suelo incapaz de mirarla y supo que algo muy grave había hecho o no se sentiría tan lastimosamente culpable.
—¿Qué habéis hecho? —refiriéndose a Roan y a Lincoln ahora mucho más enérgica y furiosa temiéndose lo peor. ¿Acaso Roan había sido el encargado de llevar a Lexa a la clínica cuando ella había huido de su casa tras pasar la noche allí hablando de su internamiento con Lincoln? ¿la habían internado sin su permiso ignorando lo que ella sentía?
Si era así ya podían ir preparándose los dos.
Pero lo que Luna no esperaba era una contestación así por parte de Roan que creyó que ella se había presentado allí porque seguramente Lexa la había llamado llorando para contarle lo ocurrido en el estudio.
—Te juro que Ontari y yo no... no queríamos, no sé que me paso... ella... han sido meses muy duros, Luna y me sentía solo, necesitaba... —no, no sabía como explicarlo para justificarse y que ella lo entendiese igualmente—. Lamento mucho que Lexa nos haya visto, no sabes lo avergonzado que estoy de lo que he hecho, lo arrepentido pero... pero nuestra relación es tan... no sé como explicarlo, tan distante a veces y tan próxima otras que mi cuerpo necesitaba un respiro, no quería presionarla de esa forma y... y Ontari... estaba allí tan... tan bella y tan... tan seductora y tan solo surgió.
La expresión de Luna que había ido cambiando por momentos mientras todas aquellas palabras que escapaban de la mente de Roan se hilaban en su mente haciendo un desgarrador clic, tuvo que dar un paso atrás nuevamente necesitando apoyar la mano por un instante de la pared para sujetarse.
¿Roan? ¿el Roan de su hermana la había traicionado con otra persona? ¿con otra mujer y ella lo había descubierto de la peor manera posible, encontrándolos juntos?
Roan que vio el cuerpo de Luna a punto de caer se acercó rápidamente a ella para sujetarla pero en el momento en que sus manos se dispusieron a alcanzarla, la mano de Luna salió disparada hacia su cara con tanta fuerza que le ardió la palma cuando esta impactó contra la cara de Roan haciendo que este perdiese parte del equilibrio y se golpease contra la pared a su lado.
Luna estaba más allá del enfado, más allá del odio o del desprecio, temblando por la rabia, la indignación y la incertidumbre del momento. Angustiada por la drástica decisión que habría podido tomar Lexa después de aquello, y angustiada ante la sola idea de que ella desapareciese atormentada por ello.
Roan solo tuvo tiempo a llevarse la mano a la enrojecida mejilla mientras sus heridos ojos se cerraban y apoyaba la mano de la pared pero a Luna no le dio compasión alguna que lo hiciese y tan solo dio un amenazante paso hacia él.
—Reza... —le advirtió Luna duramente en voz baja y fría justo antes de señalarle con el dedo haciendo un deliberado esfuerzo por controlarse y no arrancarle la cabeza allí mismo—. Reza para que cuando la encuentre mi hermana esté bien porque si ha hecho algo, si tú o Lincoln la habéis empujado a hacer algo lamentable, tú y él podéis daros por muertos y enterrados porque no te haces una idea de lo mucho que puedo ir a por los dos sin que se me mueva ni un solo pelo.
Roan que cerro los ojos arrepentido volviendo la cara hacia la pared, tan solo sintió a Luna pasar por su lado rozándole muy bruscamente con su cuerpo para salir de allí en busca de Lexa.
La había cagado con Lexa pero también la había cagado con Luna que le había confiado a lo más importante de su vida y a la cual le había fallado estrepitosamente.
No tendría que haber cedido a sus instintos, y tendría que haber sabido esperar aún más a Lexa pero a veces la necesidad hacía que cometiese ciertos errores y siempre, siempre acababa sucumbiendo a Ontari la cual le provocaba con su sola presencia haciendo que la desease indomablemente.
Ojala alguien pudiese ponerse en su piel por un momento, deseó Roan aún sabiendo en el fondo que había hecho mal las cosas pero queriendo desesperadamente justificar lo injustificable en aquellos momentos más para si que para otras personas.
Continuara...
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La Fugitiva. Nuevos Comienzos.
FanfictionII Parte de La Fugitiva. Cuando la vida te golpea tanto y tan fuerte ya solo queda una cosa por hacer, una única cosa. Levantarse. Y a veces por muy difícil que te parezca no te queda otra que poder. Sufrimos, reímos, lloramos y sentimos con ellos...