74. ¡Niylah!

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La reunión informativa para designar las patrullas y los recorridos como cada mañana había sido mucho más breve que de costumbre, el hecho era que el teniente Kane tenía una reunión muy importante y no se encontraría allí el resto de la mañana.

Mientras Niylah permanecías sentada sobre una de las mesas, Harper tenía la mano fijada en el pequeño colgante de su cuello mientras charlaban animadamente y ella se llevaba la mano a uno de sus pendientes comparando tiendas.

Monty que venía de la máquina de dulces le lanzó una chocolatina a Niylah que ella pilló al vuelo sonriendo un tanto sorprendida, y después le ofreció una a Harper que le sonrió nada más verle llegar a su lado.

—Mi favorita, ¿cómo lo has sabido? —preguntó Harper con entusiasmo disponiéndose a abrirla.

Niylah que se fijó en la forma tan descarada en la que Harper le sonreía dirigió sus ojos después a Monty a ver que era lo que él decía.

—Si, eso Monty, a ver como lo has sabido —masculló ella entre dientes con una fingida sonrisita contemplándola un tanto celosa.

Monty que se apoyó en la mesa llevándose la taza de café a los labios sonrió sin apenas percatarse de aquello mientras se encogía de hombros de lo más orgulloso y sonriente.

—El chico investigador sabe algunas cosas —bromeó vanidoso en su hazaña escuchando a Harper reír a su lado mientras conseguía abrir la chocolatina y se la llevaba a los labios mordiendo un pequeño pedacito.

—Mmm, dios... —murmuró la rubia encandilada cerrando los ojos por un momento mientras saboreaba aquel trozo de paraíso terrenal hecho chocolate—. Os apuesto lo que queráis a que no hay nada mejor que esto por las mañanas.

—Pues yo apuesto otra cosa —sonrió intencionalmente Niylah entre líneas sin dejar de mirar a los ojos a Monty mientras jugueteaba con la chocolatina muy cerca de su boca—. Es más, se me ocurren varias mejores que esa.

Monty que sorbía su café en ese momento sintió su cuerpo dar tal latigazo dentro de sus pantalones que por poco se ahoga, comenzando a toser como un niño que prueba su primera copa de alcohol en la vida.

Harper que se volvió en cuanto le vio de aquella manera llevo la mano a su espalda dándole unas pocas palmaditas preocupada.

—¿Estás bien, Monty? ¿está demasiado caliente?

Monty que vio como Niylah a espaldas de Harper se llevaba la chocolatina a la boca muy delicadamente deslizando la lengua sobre la deliciosa superficie de chocolate entreabrió la boca tan embelesado al punto que cuando vio como la mordía lentamente dejo escapar un ahogado jadeo que ni sabía que estuviese reteniendo tomando por sorpresa un poco a Harper que creyó que era por el humeante café.

Niylah que sonrió escondidamente logrando conseguir provocar aquel efecto en él vio a Harper volverse a mirarla, y fingió alguna clase de interés en lo que la pequeña agente rubia le decía.

—Con las cosas calientes siempre se debe tener especial cuidado —dijo Harper preocupada.

—Estoy totalmente de acuerdo con eso —respondió Niylah satisfecha mientras sus ojos se clavaban en los de Monty por encima del hombro de la rubita agente—. No muchos saben manejarlas.

Harper se dispuso a responder algo a Niylah pero solo tuvo tiempo de ver aparecer por la puerta de su despacho al teniente Kane que al asomarse al umbral pareció buscar a alguien con la mirada.

—¡Niylah!

Niylah que reía por lo bajo al ver la expresión embobada que se le había quedado a Monty volvió la cabeza al oír su nombre un tanto divertida a pesar de que el tono de Kane le resulto algo severo y le observó a lo lejos unos instantes. Monty y Harper que también le miraron un tanto expectantes al ver la seriedad en su cara y que al final no parecía tener intenciones de acudir a la reunión que les habían dicho que tenía concertada le hizo un gesto con la cabeza.

La Fugitiva. Nuevos Comienzos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora