8. Negocios

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El Nightbloods llevaba años siendo uno de los más exclusivos de la ciudad, de hecho no había negocio alguno que le hiciese sombra y eso a veces suponía un problema porque al no conseguirlo, mucha gente quería verlo cerrar sus puertas y fracasar.

Estaba situado en una de las mejores zonas de la ciudad, era un local de seis plantas que ocupaba lo que había sido antes un antiguo hotel por lo que estaba lleno de habitaciones reconvertidas en reservados, barras libres, pistas de baile, zonas con distintos ambientes e incluso dos de las plantas se utilizaban exclusivamente para eventos privados a veces de moda, otras veces para reuniones de negocios, o simples recepciones.

Una autentica maravilla.

El edificio estaba situado entre el hotel Primes del que también era dueña Sonya Hassler la cual compartía dirección con varios socios minoritarios e inversores.

Dakiva Hassler, su hija nada más terminar la universidad se había puesto al frente de la dirección del hotel, relegando a su madre a un segundo plano pero había tenido algunos problemas por el camino que la habían obligado a que Sonya la apartase del cargo y la tuviese que internar en un centro para que recondujese su vida.

Tras ello, Sonya había invertido mucho dinero en Second Dawn y en su recuperación, otorgando al centro una ingente cantidad de dinero y recursos del que antes carecía y comprando buena parte de sus acciones.

Dudaba de que Dakiva estuviese lista para regresar así que la había enviado de viaje con unos familiares para mantenerla apartada de todo ese antiguo mundo suyo y sobretodo de las amistades que menos le convenía y se había centrado en levantar los negocios que su hija casi había conseguido hundir sin quererlo.

Para ello, Sonya se había puesto al frente del Nightblood y del Primes y había prescindido de mucho personal y sustituido por nuevo. No quería manzanas podridas en sus negocios. En sus visitas al Second Dawn había conocido a una chica que se había hecho muy amiga de Dakiva y su influencia había sido tan positiva en ella que le había prometido que al salir de allí la ayudaría a comenzar de cero si es que lo necesitaba.

Octavia Blake, que así era como se llamaba iba a ser su nueva jefa de seguridad en el Nightbloods, y de no haberla considerado apta y preparada para el cargo jamás le hubiese ofrecido tal oportunidad. Pero la había visto lugar para recomponerse, para mejorar cada día esforzándose no solo por mantenerse limpia si no por mantenerse cuerda y eso tenía un doble valor para ella.

Sonya sabía que tenía mucho trabajo por hacer por delante pero también comprendía que Octavia no tenía porque haber renunciado a su trabajo y volver a sus antiguos hábitos con mucha más facilidad antes de aceptar ese nuevo reto.

Estaba contenta con su elección.

Y tras invertir mucho dinero en redecorar, en cambiar de distribuidores, en hacer mejoras y en reformar el club había decidido que Octavia sería sus ojos y sus manos en el Nightbloods el tiempo que ella lo pasase poniendo orden en el Primes.

Había sufrido varios actos de vandalismo y sabotaje. El éxito no había sido una premisa para ella, tampoco lo había sido siempre el dinero, lo había sido el superarse, el logro de tener algo único y exclusivo en aquella ciudad y sabía que el haberse creado tantos enemigos tarde o temprano le traería problemas.

Octavia había sido una inspectora de policía por lo que la seguridad no sería algo desconocido para ella, y probablemente se anticiparía a todos ellos.

Ahora mismo Sonya permanecía sentada en una de las elegantes mesas del restaurante del hotel frente a una exquisita ensalada de pasta y un vino tan caro que podría valer el doble que el más barato de sus coches, conversando y sonriendo con otra de las personas a las que tenia pensado contratar.

La Fugitiva. Nuevos Comienzos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora