72. Lejos

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Roan despertó con un gran sobresalto cuando escuchó como golpeaban fuertemente la puerta del apartamento que había compartido con Lexa desde hacía unas pocas semanas. Cuando se movió tendido y semidesnudo sobre la vieja alfombra del salón, su pie tropezó con una de las botellas vacías que rodo hasta chocar con otra y parte del panel roto.

Estaba tan aturdido y resacoso que le llevo unas milésimas de segundo darse cuenta de donde se encontraba.

Ese dichoso y fuerte sonido otra vez fue mucho más fuerte lo que lo obligo a entrecerrar sus ojos al sentir la claridad del día entrando por la ventana, y a ponerse en pie torpemente a trompicones.

Tan solo deseaba que fuese Lexa. Que le permitiese poder explicarse y tal vez suplicarle pero cuando al fin alcanzo el manillar y abrió, el golpe le vino de la nada derribándole hacia atrás sobre su desnudo culo en el suelo.

El agudo dolor que atravesó su nariz se esparció como un cosquilleo hasta su cerebro, y nada más tragar sintió la sangre que brotaba de ella colándose dentro de su garganta y sobre el suelo. Roan de inmediato se llevo las manos al rostro más por dolor que por impulso y cuando levantó la vista contrariado vio a John Murphy justo de pie en la misma entrada con el rostro contenido por la furia y una mirada que no le había visto nunca antes.

Parecía totalmente indignado cuando le habló sin importar lo alto que pudiese escucharse.

—¿Pero tú de qué coño vas? —le espetó Murphy de lo más enfadado dando dos pasos hacia él con los puños cerrados.

—Murphy...

—¡Ni Murphy ni nada! ¿Tienes la más remota idea de lo jodida que está Ontari por tu culpa? ¿de lo mucho que ha llorado esta noche por ti aún sabiendo que no te la mereces?

Roan que cerro los ojos con terribles punzadas taladrando sus sienes deslizó la mano por su muy dolorida y lastimada nariz apartándose un poco la sangre que brotaba de ella desde el suelo antes de mirarle excusado.

—Yo no la obligue a estar conmigo.

—Solo faltaría —le reprochó Murphy verdaderamente asqueado de aquella actitud suya—. Te juro que no lo entiendo, cualquiera daría todo lo que tuviese por estar con Ontari y tú...

Roan que estaba algo molesto por aquella actitud reprobadora suya puso una cara al incorporarse necesitando hacer acopio de todo su equilibrio y sacudió la cabeza.

—Cualquiera no, pero tú si que lo harías, ¿no Murphy?

Aquello pillo al chico con la guardia algo baja y tan solo dio un amenazante paso hacia Roan señalándole con el dedo.

—Ten mucho cuidado con lo que dices.

Roan que se miro la mano manchada de sangre aún con su nariz dolorosamente pulsante y herida sonrió con cierta irónica gracia.

—¿Oh, qué era un secreto?

Murphy que tan solo apretó sus labios tenso como se encontraba no quiso darle oportunidad de herirle a él también y tan solo sacudió la cabeza decepcionado.

—¿Pero qué coño te ha pasado? Me hubiese gustado pensar que tú antes no eras así pero ahora te escucho y me doy cuenta de que eres la misma clase de capullo arrogante y rastrero que has sido siempre de cara a ella, deberías pararte a pensar en el daño que haces cuando abres la boca y vigilar más a quien metes en tu cama en lugar de tener que arrepentirte después.

—Eso es cosa mía y de ellas, no tuya Murphy —quiso dejar en claro él con dureza—. Tú no pintas nada aquí.

—En eso te equivocas, amigo porque si la jodes a ella, me jodes a mi y a mi no hay quien me joda si puedo quitármelo antes de en medio —le recordó Murphy a sabiendas de lo que Roan sabía que era muy capaz de hacer con un ordenador delante y bastante falsa documentación—. No te lo estoy advirtiendo Roan, te lo estoy avisando. Como vuelvas a acercarse a ella de esa forma me aseguraré de que la poli sepa donde y cuando encontrarte con las manos en la masa y te aseguro que ahora mismo ganas no me faltan de hacerlo así que no me provoques y aléjate de ella de una maldita vez antes de que te aleje yo por la fuerza, ¿entendido?

Roan que vio aquel destello vil en su mirada supo que Murphy estaría dispuesto a todo aún exponiéndose por protegerla a ella y tan solo sacudió la cabeza sin más haciendo un gesto con la mano detestando sentirse amenazado de aquella forma tan mezquina.

—Toda tuya, compañero —comentó él apartándose como si le restase importancia antes de que su mente procesase aquellas ultimas palabras—. Incluso te la he dejado calentita.

En cuanto Murphy que se disponía a volverse para marcharse de allí escuchó aquello último simplemente no lo pudo evitar tan lleno de rabia como estaba, y se volvió metiéndole tan tremendo puñetazo en la cara a Roan que tan solo tuvo tiempo de verlo caer contra el suelo.

Roan que cayó de bruces bruscamente golpeándose la cabeza con el suelo, emitió un ahogado sonido mientras se retorcía ligeramente en el suelo comenzando a toser al sentir como aquel golpe le dejaba sin aire.

Murphy que dio otro paso hacia él se encontraba tan fuera de si en aquellos momentos que tuvo que obligarse a controlarse y tan solo acabó sacudiendo la cabeza antes de salir bruscamente por la puerta, harto de sus gilipolleces y sus tonterías.

Roan se lo merecía.

Continuara...

La Fugitiva. Nuevos Comienzos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora