79. Actitudes

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Lexa Woodward se sentía extrañamente entumecida mientras se dirigía por el pasillo hacia los ascensores, había conseguido dormir un par de horas junto a Luna y de no ser por sus vómitos probablemente hubiese podido seguir durmiendo un poco más porque se encontraba cansada.

Apenas había podido pegar ojo las dos noches anteriores a esa y había llorado tanto que sentía como si su cabeza flotase en un vacío con un pesado hormigueo. El caso es que le había dicho a Luna que dormiría el resto del día y le había mentido.

Quería aprovechar que Roan seguramente estaría en el estudio para recoger así las pocas cosas que tenía y abandonar así el apartamento que hasta ahora compartía con él.

No quería encontrárselo. No le apetecía nada verle.

Estaba harta de sentirse ninguneada, de que todo el mundo la engañase y le mintiese. Verdaderamente harta.

No había tenido tiempo suficiente de reflexionar sobre lo que probablemente ocurriría a partir de ahora con ella pero fuese lo que fuese había quedado claro que debía ser lejos de toda esa clase de cosas.

Luna le había dicho que no se preocupase por nada de eso que ella ya se ocuparía pero Lexa no quería que ella tuviese que ocuparse de todo, bastante había hecho ya por ella y como siguiese así no tendría vida suficiente como para pagárselo.

Mientras esperaba el ascensor pasaba los dedos por la suave tela de su estomago vestida con la ropa que Costia le había hecho llegar. Era tan suave y confortable como muy probablemente lo era ella.

Cálida.

Esa era la palabra.

Costia era una persona suave y cálida. Detallista y atenta, una autentica persona buena o al menos esa era la opinión que se había labrado de ella por lo poco que habían coincidido.

Darse cuenta de que existían personas así de algún modo había hecho que Lexa se sintiese extrañamente esperanzada.

Si algo había aprendido de Luna es que no todo el mundo era igual y que aún quedaba gente buena y que mereciese la pena en el mundo, al parecer Costia podía ser esa clase de persona y que se hubiese cruzado en su camino en el momento indicado la convertía en afortunada. Y ese detalle que había tenido con ellas por la mañana sabiendo lo mal que lo estaban pasando, verdaderamente le había cambiado el día.

Y la actitud para poder afrontarlo también.

No sabía cómo ni porque pero se sentía diferente desde que había despertado, como si nada ya pudiese afectarla, como si fuese insensible a cualquier tipo de mal estímulo. Quizás el sufrimiento tuviese un cupo y ella hubiese cubierto y sobrepasado el suyo hacía ya mucho tiempo.

Pero eso era bueno.

O lo suficientemente bueno como para poder pensar con la cabeza fría en el siguiente paso sin dejarse llevar por sus decepcionadas emociones.

Haciendo eso tan solo quería evitar a Luna más preocupaciones y situaciones desagradables como el tener que acompañarla y encontrarse con Roan después de lo ocurrido.

Tampoco tardaría mucho, tenía muy pocas cosas que recoger a decir verdad así que estaría bien hacerlo sola.

Después se dirigiría a comisaria donde se encontraría con el teniente Kane, al que había llamado nada más salir Luna por la puerta, le había pedido reunirse con él y él había aceptado más que deseoso de poner fin a aquella situación que durante tantos meses le habría trastocado y Lexa por su parte, quería lo mismo.

Quería poder pasar pagina, olvidar todo aquello y seguir adelante. Dejar atrás todo ese dolor y comenzar nuevamente de cero así que su decisión por mucho que le pesase y le hiriese el corazón iba a ser la mas sensata de todas, aceptar aquel sucio dinero y cerrar ese penoso capitulo de su vida para siempre, pero eso no ocurriría si Kane no aceptaba sus términos y condiciones.

Le daba exactamente igual lo que dijese o como se pusiese, que la amenazase con meterla de nuevo en prisión o no, estaba curada de espanto y dudaba y mucho que algún tribunal la condenase con todas las pruebas que habían recopilado sobre aquello y las secuelas que aún seguía sufriendo así que le había dejado claro por teléfono que por esa parte se dejase de tonterías.

A Kane aquella actitud suya le había tomado por sorpresa, no esperaba encontrar una Lexa fuerte y decidida, una inclemente que no le había dado oportunidad de meter baza a favor de las autoridades y una que quería imponerse a pesar de lo que su salud física y mental sugeriría.

De hecho, Lexa había sabido distinguir el tono irritado y tenso en su voz mientras la conversación se detenía, y Lexa le colgaba el teléfono rotunda.

Cuando llegó a la recepción del Primes instintivamente busco a Costia con la mirada, quería poder darle las gracias y decirle que a ser posible hoy mismo abandonarían la habitación para no tener que causarle muchas más molestias pero no la encontró allí y cuando pregunto a la amable y sonriente recepcionista, la chica le dijo que no sabía donde se encontraba.

Ya se lo diría luego, ahora la prioridad era sacar sus cosas de allí y romper aquel vinculo compartido con Roan.

La vida ya se encargaría de hacérselo pagar por otro lado, estaba más que segura de ello.

Continuara...

La Fugitiva. Nuevos Comienzos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora