Después de llegar a casa junto a Lexa Woodward, Roan se dirigió al mueble bar situado en un rincón del salón y se sirvió un poco de bourbon en una copa. El día había sido tremendamente largo pero la noche se le estaba haciendo eterna. Lexa por su parte se había dirigido directamente al baño en silencio.
Roan se humedeció primeramente los labios con el contenido de la copa, saboreándolo justo antes de darle un pequeño sorbo. En cuanto el tormentoso y ardiente líquido se deslizó por su garganta y quemó su esófago Roan recordó que de algún modo seguía vivo.
Notaba los músculos del cuello y la espalda tensándose uno a uno bajo aquella camiseta y en cuanto dejo el vaso y se deshizo de la chaqueta aquella sensación de tensa libertad le atenazó aún más.
De algún modo era consciente de que las cosas aquel día habían vuelto a torcerse para ella, y eso hacía que él se sintiese mal.
Odiaba esa clase de sufrimiento que alguna mala experiencia o algún mal recuerdo provocaban en ella, lo odiaba profundamente.
Le suponía una agonía el tener que enfrentarse a eso cuando aquello ocurría y el pensar siquiera en como podía afectarle a ella, simplemente le podía.
Roan se llevo la mano a la frente y la froto ligeramente sintiendo una ligera punzada por debajo. Luego volvió a coger el vaso y se terminó la copa justo antes de coger la chaqueta y dejarla colgada sobre una silla al dirigirse al panel que dividía la habitación del salón.
Había mantenido una forzada postura durante demasiadas horas sobre aquel tipo en el estudio, y aunque el trabajo había resultado absolutamente espectacular sabía que mañana lo más probable es que tuviese alguna que otra agujeta.
Roan se desabrocho los pantalones a medida que apoyó un zapato sobre otro dejándolo caer sobre el suelo y se dirigió al armario a por un par de pantalones sueltos y una camiseta de dormir. Se había duchado en su baño privado del estudio antes de poner rumbo a casa de Lincoln y Luna para aquella cena así que tan solo se refrescaría un poco en cuanto Lexa saliese y se acostaría.
Cuando se agachó a recoger el pantalón para dejarlo sobre el cesto de la ropa sucia vio caer del bolsillo trasero la tarjeta que aquella chica que se había presentado en el estudio, Raven Reyes, le había dejado junto al sobre doblado y arrugado que se había guardado y el cual había olvidado dar a Lexa durante la cena.
El verla así le había tomado por sorpresa y se le había pasado por completo.
Aunque ahora después de ver como se encontraba ella dudaba que ese fuese el mejor momento para hacerlo, tal vez lo mejor sería hacerlo por la mañana.
Si, en cuanto Lexa descansase un poco afrontaría todo con otra perspectiva.
Roan se puso la camiseta blanca sin manchas y el pantalón de pijama gris oscuro y llevo el sobre y la tarjeta a la cómoda, metiéndolos bajo algunas camisetas y calcetines.
Cerrando después el cajón dejo caer el pantalón en el cesto de la esquina situado bajo la ventana y regresó a la cama sentándose sobre ella a la espera de que Lexa saliese.
Llevaban compartiendo aquella cama tantos días que le parecía casi antinatural estar allí sin ella, como si fuese una especie de insensatez y de traición. Sin embargo, y por mucho que a él le hubiese gustado tan solo la habían utilizado para dormir en ella.
Lexa dormía casi cada noche abrazada a él, y él se conformaba con estrecharla entre sus brazos y sentir aquella respiración suya cerca. Habían tenido un único beso de verdad, y había sido durante el tiempo en que ella había estado en el hospital y después ya no habían vuelto a hablar de aquello.
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La Fugitiva. Nuevos Comienzos.
FanfictionII Parte de La Fugitiva. Cuando la vida te golpea tanto y tan fuerte ya solo queda una cosa por hacer, una única cosa. Levantarse. Y a veces por muy difícil que te parezca no te queda otra que poder. Sufrimos, reímos, lloramos y sentimos con ellos...