129. Te Lo Prometo

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Lexa Woodward terminó de firmar en la esquina del último de los documentos bajo la atenta mirada de Costia y del gestor de la propiedad que estaba situado en la mesa frente a ellas y en el momento en que cerro el portafolios marrón con el logotipo de la inmobiliaria por fuera, y levantó la cabeza tendiéndoselo al hombre este le sonrió.

—Y con esto ya estaría toda la documentación en regla. Mi ayudante le facilitará una copia al salir y le enviaremos otra digitalizada a su gestora —le comentó él mirando primero a Lexa y luego a Costia a la que Lexa había acabado designando como gestora suya y quien mayormente le había aconsejado en todo aquel asunto de la adquisición de propiedades.

—Bien —replicó Costia fijándose en como el hombre abría el cajón de su mesa sacando dos sobres pequeños de color marrón y se los tendía a Lexa a través de la superficie de la mesa.

—Enhorabuena señorita Woodward, le agradecemos mucho la confianza depositada en nosotros y deseamos mucho que disfrute de esta nueva etapa de su vida —se puso en pie el hombre tendiéndole la mano que Lexa extendió y estrechó poniéndose en pie junto a Costia para irse—. Quiero que sepa que estamos a su absoluta disposición para lo que necesite.

—Gracias —respondió Lexa con aprecio por su amabilidad antes de bajar la mirada a la mesa a los sobres de la mesa viendo como el hombre guardaba el portafolios en su maletín disponiéndose a irse y sintiendo como Costia apoyaba la mano en su brazo en señal de confort sonriéndole un poco al Lexa volver la cabeza devolviéndole la mirada aún un tanto insegura de lo que acababa de hacer.

—Que tengan buena tarde —se despidió el hombre de las dos dirigiéndose a la puerta para marcharse de la casa que Lexa acababa de comprar con el dinero de la indemnización que había recibido finalmente.

—Hasta luego, señor Behr —se despidió de él Costia.

—Adiós —se despidió también Lexa escuchándole cerrarse la puerta de la entrada al él irse.

En cuanto esta se cerro y Lexa se quedo a solas con Costia la miro completamente ansiosa.

—Dime la verdad, ¿crees que he cometido un error?

Costia que le sonrió abiertamente la miro muy tiernamente llevando la mano a su cara.

—Por supuesto que no. Si es lo que quieres hacer con tu dinero, yo no veo ningún inconveniente en ello. Tú decides, ¿recuerdas?

Lexa que por una parte se sentía muy bien pero por la otra no tanto se llevo las manos al estomago.

—Me duele el estomago. Nunca he tenido tanto dinero antes y... y no sé si... ¿y si no le gusta? ¿y si lo ve como un insulto hacia ella? —le preguntó Lexa insegura.

Costia que sonrió al escucharla mirándola absolutamente conmovida se inclinó besando muy suavemente sus labios quedándose muy cerquita suya.

—A Luna le va a encantar que hayas pensado también en ella en todo esto, créeme.

Lexa que se sintió bastante mejor al ver aquellos dulces ojos devolviéndole la mirada se acercó abrazándola y Costia le devolvió aquel abrazo con la misma intensidad y necesidad que ella antes de separarse unos segundos después sonriéndose mientras miraba a su alrededor viendo la bonita casa completamente vacía.

—¿Te das cuenta de que ahora todo esto es tuyo? ¿de qué puedes hacer exactamente lo que quieras? —le sonrió Costia viendo a Lexa mirar a su alrededor mientras un poco de emoción asomaba a sus ojos aún nerviosa sonriéndose antes de llevarse las manos a la cara por un instante.

—Aún no puedo creerlo.

—Lexa, tienes una casa nueva. Tienes todo un futuro por delante. Vas a ser tía. Tienes una hermana que te adora, amigos buenos y me tienes a mi también hasta el día en que tú quieras así que deja de preocuparte por si te lo mereces o no porque la respuesta es si, te mereces todo el amor del mundo y más y que te pasen todas estás cosas buenas.

—Ya, pero... pero ese dinero...

—No pienses ahora en eso, de donde viene o no es lo de menos. Es lo mínimo que esa gentuza te debe por todo lo que te han hecho vivir. Ya sé que crees que es dinero sucio, y sé que crees que aceptándolo sientes que estás traicionándote y perpetuando lo que pasó pero no es así —le aseguró Costia al separarse de ella viendola con amor a los ojos—. Confía en mi. Ese dinero no cambia lo que ocurrió pero gracias a él podrás tener la vida que siempre te has merecido y que nunca has podido tener. Olvídales, que les den. Ellos no son nadie ya en tu vida, no existen. Son basura humana, escoria y creo que te han quitado ya suficiente como para que sigan quitándote mucho más tiempo y energía pensando en ellos. Piensa por una vez en ti, en lo que te va a hacer feliz y sea lo que sea hazlo. Hazlo sin pensar, yo te apoyaré decidas lo que decidas, siempre.

Lexa que se conmovió mucho con sus palabras no pudo evitar mirarla absolutamente derretida, encandilada por tanta amabilidad, por tanta generosidad para con ella de parte de Costia.

—¿De... de verdad?

Costia que le sonrió nuevamente la tomo del rostro besándola muy dulcemente viendola a los ojos enamoradiza.

—De verdad, si me lo permites estaré contigo siempre.

A Lexa ese siempre le parecía todo un mundo porque esas promesas las había oído muchas veces, de boca de otros labios, de otras personas que ya le habían fallado continuamente pero esta vez las creyó de verdad viendo todo ese amor y esa preocupación sincera por ella en sus ojos y quiso confiar plenamente en que Costia no la defraudaría.

—Solo... solo no me hagas daño, por favor. Otra vez no sé si lo soportaría.

Costia que la miro muy dulcemente le sonrió encandilada al ver aquella carita triste y se inclinó sintiendo a Lexa inclinarse también queriendo besarla de nuevo.

—No lo haré nunca, te lo prometo.

Continuara....

La Fugitiva. Nuevos Comienzos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora