El teniente Kane se encontraba en una difícil encrucijada. El juez Wallace y algunos de sus superiores le estaban presionando para que cerrase el caso Kirk Bay cuanto antes y es que había demasiados cabos sueltos que podrían complicarlo todo.
Comenzando por Lexa Woodward y terminando con Raven Reyes. Hasta ahora había podido mantener la calma porque al menos una de las dos había firmado aquel acuerdo que la fiscalía, el Tribunal Supremo de Justicia e Instituciones Penitenciarias habían propuesto con el fin de que todas las partes obtuviesen medianamente algo y que todo aquel turbio asunto no trascendiese manchando la imagen de las instituciones implicadas pero Lexa Woodward iba a suponer un problema.
Hasta que no recibiese el alta médica de la Unidad de Psiquiatría del hospital iba a seguir siendo a ojos de la ley incapaz de tomar decisiones propias y su decisión voluntaria de firmar el acuerdo quedaría invalidada en el caso de querer hacerse oficial. Después estaba el tema físico, las secuelas que le habían quedado tanto físicas como psicológicas no solo estaban recogidas en aquellos viejos informes que él poseía, las nuevas valoraciones del hospital donde actualmente estaba siendo tratada Lexa corroboraban una versión aún peor de lo ocurrido.
Versión que él debería desmantelar si las cosas resultaban complicándose para ellos.
También estaba el tema de Luna Woodward, su hermana. La chica había resultado ser un autentico y jodido dolor de cabeza. No solo no había permitido que se le acercasen de ningún modo si no que les había amenazado con acudir a los medios de comunicación y a las máximas instituciones si sentía que de algún modo intentaban extorsionar a Lexa. Y Kane sabía que lo cumpliría.
No había más que verla.
Había tratado de reunirse personalmente con ella en el hospital y se había puesto como una fiera en cuanto él había insinuado que de no llegar a un acuerdo, Lexa tendría que regresar a prisión a cumplir lo que le quedaba de condena. Luna le había dicho que de acuerdo, que lo intentase, que tenía las suficientes imágenes, recursos y contactos como para sacar todo aquello a la luz y joderlos. No solamente conseguir su suspensión del cargo no, le había echado un pulso casi a muerte y le sacaría del sistema de justicia sin pensárselo a él y a sus superiores sin siquiera pensárselo dos veces. La opinión pública se enteraría de lo que habría estado ocurriendo con el conocimiento de las autoridades en Fortress Kirk Bay y alguien pagaría por ello.
El teniente Kane había intentado entablar un dialogo con ella para que entendiese cuan arrepentidos estaban de haber permitido que la crueldad extrema en aquel lugar llegase a tanto y que iban a poner todos los medios a su disposición para que la situación en esa prisión cambiase empezando por detener a algunos de los guardias implicados en las agresiones recibidas por Raven Reyes y por su hermana, Lexa pero a Luna eso no le habría bastado.
Le daba igual que les hubiesen pasado a disposición judicial, no había visto ninguna acusación formal contra ellos, no había visto ninguna sanción grave ni ninguna sentencia firme así que le parecía puro teatro para calmar las aguas y que no se agitasen los peces.
Con Raven había sido mucho más fácil, la habían pillado en un momento tan vulnerable y complicado que el solo hecho de pensar en poder volver a ingresar en prisión la había aterrado de tal manera que había firmado aquel acuerdo casi con los ojos cerrados, pero no había aceptado compensación alguna por aquellos traumáticos sucesos. Le parecía dinero sucio, dinero manchado de vergüenza, deshonra y sangre no para ella si no para ellos. No podía aceptar que ellos creyesen en que el dinero borraría el dolor y la humillación a las que las habían sometido ultrajándolas y vejándolas de aquella inhumana manera. Pero Kane sabía que para ella resultaba mucho más fácil tener orgullo porque ella venía de una familia prominente cuyo dinero les mantenía en alza.
Alguien como Lexa sería incapaz de permitirse ese lujo y aceptaría lo que fuese porque carecía de recursos y no tenía nada, absolutamente nada con que sostenerse. Desgraciadamente, contaban con ello por lo que no habían querido insistir en el momento. Era cuestión de tiempo que Lexa lo contemplase todo con perspectiva y aceptase el acuerdo como ya lo habían hecho alguna que otra vez otras antes que ellas.
No existían dudas al respecto.
Ese momento llegaría, más tarde o más temprano pero lo haría. Era lo bueno de no tener nada, que por poco que te diesen te obligaba a sentirte casi, casi agradecida por ello. Aquella era una dolorosa realidad para muchas personas, así que Kane les había pedido algo más de tiempo para poder aproximarse a Lexa y hacerla entender lo que mejor le convenía.
Ya había perdido a varios agentes con aquel caso y solo quería cerrarlo y perderlo de vista. Enterrarlo entre multitud de carpetas e informes y no tener que volver a pensar nunca más en él ni en lo ocurrido.
Kyle, estaba muerto, Pike estaba muerto, Clarke cumpliendo condena y Octavia, su más fiel subordinada retirada de ese mundo.
Hacia mucho que un caso no le traía tan de cabeza como aquel, y estaba empezando a perder la paciencia.
Necesitaban cerrarlo cuanto antes y olvidarse de todo eso.
Continuara...
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La Fugitiva. Nuevos Comienzos.
أدب الهواةII Parte de La Fugitiva. Cuando la vida te golpea tanto y tan fuerte ya solo queda una cosa por hacer, una única cosa. Levantarse. Y a veces por muy difícil que te parezca no te queda otra que poder. Sufrimos, reímos, lloramos y sentimos con ellos...