100. Adicción

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Roan había colgado el teléfono mientras se llevaba la botella a los labios y daba un largo trago sentado en el sofá de su apartamento, se sentía tan vacío sin Lexa allí que notaba su ausencia como si la propia Lexa le hubiese propinado una patada en el culo.

La que se merecía, sin duda alguna.

Murphy era un buen tipo, quería a Ontari de verdad, no como él. Apreciaba a Ontari pero no estaba enamorado de ella, ni siquiera estaba seguro de que alguna vez se hubiesen sincerado el uno con el otro del todo. Aunque para ser sinceros tampoco lo creía necesario.

Ontari ya debía tener más que claro cual era la usual naturaleza de su relación, y jamás había puesto una pega a ello. Cosa que siendo honesto consigo mismo admitía una autentica ventaja para él.

Le tenía cariño eso era evidente, incluso le importaba pero no de la forma en la que a ella le gustaría.

No como lo que para él podría significar Lexa, por ejemplo.

En parte agradecía que ninguna estuviese allí para ver ese gran declive en el que había caído por su propia culpa.

Le temblaba el pulso, podía notarlo al apoyar la botella de su pierna mientras se llevaba una de las manos a la cara pasándola por ella frustradamente.

¿Cómo demonios iba a poder solucionar todo esto? ¿cómo podría lograr que Lexa le perdonase por haber sido un autentico capullo con ella?

Estaba obsesionado con conseguir ese perdón suyo, con ella.

Lexa significaba una adictiva tentación para él, tanto así que a veces sentía que iba a perder la cabeza por ella.

Nunca antes se había sentido tan poderoso como cuando estaba a su lado y podía desvivirse por cuidarla y protegerla. Nunca tan necesario para alguien. Jamás tan férreo adepto de una presencia pero Lexa lo ocupaba absolutamente todo en su vida desde que llegó a esta.

La adoraba, la veneraba y la reverenciaba como no podía hacerse una idea, y todo ese amor que sentía por ella resultaba difícil de administrar.

Había fallado, si. Se había acostado con Ontari sin que ello le supusiese un gran problema, había sucumbido al deseo y a la necesidad de sexo sin importarle que no fuese de la mano de Lexa pero comprendía lo que para ella podía llegar a suponer todo eso.

No quería hacerla sufrir, y había visto una salida fácil en Ontari para desahogar todo aquella ansia, aquella pretensión no saciada con Lexa.

El problema es que no penso en las consecuencias que eso le traería con las dos, especialmente con Lexa que había puesto fin a aquella relación sin darle oportunidad alguna de explicarse. Además, de meter la pata aún más cuando al fin lo intentó.

Deseaba poder volver el tiempo atrás y no haberle reprochado nada de aquello haciéndole quedar fatal. Quería volver a aquellos días en el hospital donde podía pasarse horas en su compañía pendiente de ella, convertido en su apoyo fundamental.

Eso era atroz y egoísta por su parte pero en esos días se sentía indispensable y ahora no.

Tal vez...

No, aquello no.

Aunque...

La idea que había cruzado inconscientemente su mente le había hecho temblar sobre el sofa por lo perturbadora que esta era pero necesitaba que ella le necesitase una vez más a él.

Quizás si ella... si...volvía a caer, le necesitaría para poder sentirse segura de nuevo, arropada y acompañada por él.

Puede que solo fuesen los efectos del alcohol, o que fuesen simples estupideces pero cuanto más pensaba en ello, más atractiva le parecía la idea de asustarla para que recurriese nuevamente a él.

Tan solo tendría que pensar el cuando y el como pero la necesitaba o se volvería loco.

Continuara...

La Fugitiva. Nuevos Comienzos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora