84. Todo Irá Bien

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Mientras Lexa Woodward caminaba por la acera en dirección al hotel encontrándose cerca de sus inmediaciones escucho un coche deteniéndose muy cerca lo que hizo que volviese la cabeza.

Costia que la miro sentada al otro lado del volante sonrió nada más verla allí.

—¿Es cosa mía o estamos destinadas a encontrarnos así? —medio bromeó ella inclinándose hacia delante para abrir la puerta del copiloto y que se subiese.

Lexa que acabó por esbozar una resignada sonrisa remoloneo un poco pero finalmente se acercó al coche subiéndose y dejando la bolsa de viaje sobre sus rodillas.

—Al menos esta vez no voy vestida como la niña de la curva y tampoco estoy llorando.

Costia que dejo escapar una risita miro por el espejo retrovisor antes de sacar el coche e hizo un gesto divertida.

—Punto para la chica linda.

Lexa que se ruborizó bajo la mirada a la bolsa jugando con las tiras de esta.

—¿Ibas camino al Primes, verdad? —pregunto ella no sabiendo si quería que la llevase hasta allí o a otro sitio.

—Si, pero te prometo que nos iremos hoy mismo, no te causaremos más molestias —se excuso rápidamente Lexa levantando la vista pillada en falta para mirarla.

Costia que por el contrario parecía de lo más relajada hizo un gesto con media sonrisa distendida.

—Ya os he dicho que no hay ninguna prisa, arreglad lo que tengáis que arreglar y luego haced lo que creáis conveniente pero por mi parte y por la de mi tía no hay ningún problema, en serio —la tranquilizó ella fijándose ahora en la bolsa—. ¿Has ido a buscar algunas cosas?

Lexa que la miro casi sonrió por la inercia prefiriendo no utilizar un eufemismo para describírselo.

—Más bien todas mis cosas.

Costia que escucho aquello volvió la cabeza para verla y después volvió a mirar la carretera.

—Te has pasado mucho tiempo dando tumbos, ¿eh?

—Toda mi vida —reconoció Lexa sin mirarla mirando los edificios por la ventanilla.

Costia sonrió algo indulgente dejando pasar a uno de los coches.

—Pues quizás sea hora de que te asientes en algún sitio, Luna parece muy buena hermana, se ve que te quiere mucho —contempló ella mientras la miraba fugazmente—. Y ahora que va a tener un bebé es posible que necesite mucha de tu ayuda.

—Puede que si aunque confieso que no tengo ni idea de nada sobre bebés —admitió Lexa tímidamente—. No sé si en lugar de ayudarla seré mucho más un estorbo para ella.

—No digas eso, tú no eres un estorbo para nadie —la interrumpió Costia intransigente en cuanto la escuchó decir eso.

Lexa que la miro al oírla hablar así vio como la expresión en su rostro se relajaba.

—Además, los bebés son fáciles, son los padres quienes son difíciles —bromeó de nuevo Costia.

—¿Cómo lo sabes? ¿tú tienes bebés?

—¿Yo? —se señaló Costia incrédula antes de dejar escapar una risita—. Para nada, pero solía hacer de canguro durante mi etapa de instituto y recuerdo que todo iba bien con ellos hasta que los padres les enseñaban a hablar. Ahí se acababa toda la magia y la inocencia —sonrió ella antes de mirarla cómplice—. ¿Cómo crees tú que me enteré de que Santa Claus no existía?

Lexa que no pudo evitar sonreírse al oírla arqueo una ceja.

—¿Te lo dijo un bebé?

Costia le devolvió la sonrisa cómplice antes de arrugar la naricilla mientras conducía.

—Uno muy cruel —le confeso en broma.

Lexa que tuvo que reírse al escucharla acabo sacudiendo la cabeza mientras veía el edificio del hotel a lo lejos sintiendo un pequeño nudo en el estomago por las explicaciones que tendría que dar a Luna cuando supiese que había ido sola a casa de Roan.

Costia que pareció notar aquella inquietud suya tan solo alargó la mano y puso la suya encima de la de ella dándole un suave apretón, como si quisiese calmarla y Lexa dirigió sus ojos a ella mientras Costia le devolvía una suave sonrisa.

—Todo irá muy bien, ya lo verás.

Continuara..

La Fugitiva. Nuevos Comienzos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora