58. Divertidos Juegos

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Cuando Monty Green regresó del baño en la zona donde se encontraban los reservados vio a Niylah en la mesa que Octavia les había apartado frente a un par de copas y aquel par de chicos con el que se habían cruzado al comienzo de la noche sentados junto a ella como si se hubiesen auto invitado y estuviesen ofreciéndole algo de compañía sustanciosa.

Niylah estaba riendo mientras sacudía la cabeza mientras movía la mano en un amplio gesto señalando después la barra a lo lejos mientras arrastraba su copa con el posavasos hacia ella como si intentase explicarles algo y ellos como el par de idiotas postpuberes que eran le seguían el rollo sonriendo, y riendo mientras intentaban captar su pretenciosa atención.

Monty se quedo quieto en el sitio observando la escena, sintiendo como la gente se movía a su alrededor y bailaban muy cerca de él pero él solo estaba interesado en lo que parecía estar ocurriendo en aquella mesa. En lo que Niylah parecía encantada que ocurriese.

Y no pudo evitar sentir como si algo le mordiese inequívoca y ferozmente por dentro.

Monty no era un chico celoso. Joder, jamás lo había sido ni siquiera cuando sus padres trajeron a casa a su pequeño hermano que consiguió acaparar toda aquella jodida atención pero ahora mismo sentía como si alguien estuviese insertando un cuchillo en donde nacía aquel sentimiento y estuviese disfrutando de lacerar poco a poco su interior, abriéndose camino gustosamente con la afilada hoja cortante.

En el fondo sabía que aquello era ridículo, casi mezquino porque de ningún modo tenía aquella clase de relación con Niylah pero ahora mismo el instinto predador que toda persona albergaba en su interior clamaba por reclamarla como suya y solo suya.

Niylah que estaba sonriendo se llevo la copa a los labios hasta que miro al frente y vio a Monty frente a ella de aquella manera y los ojos le brillaron por un momento deseosa de poder aprovechar aquella situación a su favor.

Niylah que se humedeció los labios recreándose en la imagen de Monty contemplándola de aquella manera, sonrió escondidamente y se inclino sobre el chico que tenía más cerca deslizando el dorso de sus dedos deliberadamente por la piel de su antebrazo en el que él estaba apoyado y como si le estuviese susurrando algo muy por debajo de la musica, lo obligó a inclinarse aún más para poder oírla bien mientras su amigo sonreía embobado con ella bebiendo mucho más de su copa.

Aquello fue demasiado para Monty que cambiando su cara abruptamente se dirigió a la mesa y en cuanto estuvo a punto de dar el último paso cogió al del extremo de la parte de atrás de la camisa y lo levantó de golpe.

Niylah que esperaba una reacción por su parte pero no imaginaba ni de lejos una así vio como los chicos se volvían a mirarlo y como Monty les hacía un gesto con el dedo a uno y a otro.

—¡Tú y tú, aire! ¡Venga!

El chico al que había cogido de la camiseta se sorprendió retrocediendo a trompicones y el otro miro a su amigo confuso no sabiendo de que iba todo aquello. Pero eran lo bastante jóvenes como para ser lo suficientemente listos y no buscarse problemas.

Los chicos que miraron después a Niylah desconcertados la vieron reprimir una entendida sonrisa mientras bebía de la copa evitando mirarles como si se desentendiese totalmente de ellos, divertida ante la escena. Y miraron a Monty que estaba un tanto rojo por la ira mientras les devolvía la mirada arqueando una de sus cejas.

—¿Os lo digo en chino? ¡Porque puedo hacerlo! —les ladró chasqueando los dedos en su cara antes de hacer un gesto hacia la pista—. ¿A qué esperáis? ¡Fuera!

Los dos chicos se marcharon entre la multitud murmurando por lo bajo entre ellos no entendiendo nada bien lo que había pasado y cuando Monty se sentó junto a Niylah en la mesa, la vio sonreír escondidamente jugando sugerentemente con su copa un tanto impresionada de haberle visto de aquella manera.

Al fin Monty, estaba comenzando a reaccionar como el hombre que ella sabía que podía llegar a ser y no como el niñito que había sido cuando se conocieron.

—Solo estaban siendo amables conmigo.

Monty que estaba de lo más picado y molesto ahora mismo tan solo levantó la mano poniéndola a la altura de su cara como si quisiese levantar un muro entre ellos.

—Tú mejor ni me hables.

Niylah que tuvo que contener la risa tan solo miro hacia la pista de lo más picara y divertida disfrutando verdaderamente de aquellos celos suyos que tan entretenidos le parecían.

Que ganitas de que la noche avanzase, se lo estaba pasando en grande como hacía tiempo que no conseguía hacerlo.

Si, definitivamente el Nightbloods iba a ser su parque de juegos favoritos de aquí en adelante, se dijo ella.

Continuara...

La Fugitiva. Nuevos Comienzos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora