Mientras Luna Woodward intentaba alcanzar las suaves tiras del vestido para poder anudarlo bajo su pecho sus ojos no dejaban de ir a parar a la bolsa de viaje que había logrado hacer la noche anterior que ahora estaba tirada boca abajo contra el suelo junto a la cama.
Por su mente no dejaban de pasar mil y un pensamientos que rondaban pesada y maliciosamente su cabeza. Algo no estaba bien. No sabía si esa mala sensación que tenía era fruto de los cambios que su cuerpo y su mente estaban sufriendo a raíz del embarazo o si se debían a algo real, pero la cosa es que no se sentía verdaderamente bien.
A salvo.
Era extraño, una sensación desagradable aún teniendo en cuenta lo vivido aquellas ultimas horas junto a Lincoln pero su decisión estaba tomada.
No se quedaría.
No después de que él no respetase su voluntad y quebrantase su lealtad para con ella. Ya no podía confiar del todo en él así que estaba claro para ella lo que estaba a punto de hacer por mucho que le quisiese y por mucho que le doliese.
Luna se separo del espejo dirigiéndose a la cama y se inclinó para levantar pesadamente la bolsa sosteniéndose un poco la barriga con la mano mientras escuchaba el sonido del agua de la ducha a lo lejos.
Por un instante cerro los ojos y recordó la cantidad de veces que había estado en aquella habitación escuchando a Lincoln ducharse con la seguridad de que estaría allí cuando regresase del trabajo, de comprar, de pasear o de hacer cualquier otra cosa. Las veces que él había subestimado su presencia sabiendo que hiciese lo que hiciese ella allí estaría y como habían terminado arreglándolo siempre tal y como había ocurrido la noche anterior.
Quería irse.
Ya no quería estar más allí.
Sentía que estaba fallándose a si misma como persona si se quedaba por mucho que le amase porque él le había fallado de la peor manera posible y aunque no pusiese en duda que su arrepentimiento pudiese ser real no era justo para ella que la hubiese colocado en la tesitura de tener que perdonarle si o si por ello.
No era justo de verdad.
Cuando escuchó la ducha cerrarse y ruido en el baño volvió la cabeza al tiempo de ver salir a Lincoln mojado con una toalla envuelta a la cintura.
La complacida sonrisa de él se desvaneció en el momento en que volvió a verla junto a la bolsa y vio que esta permanecía cerrada, que ella no la había abierto aún para deshacerla.
—¿Necesitas ayuda? —preguntó él dirigiéndose descalzo a la cama para abrir la bolsa y devolver la ropa y todo lo demás a su lugar.
Luna que alargó la mano colocándola sobre la cremallera sacudió la cabeza sin mirarle.
—No, no la necesito porque no me voy a quedar —la escuchó decir Lincoln tras unos momentos de silencio.
La cara de él cambió al darse cuenta de que había malinterpretado mal las cosas y tuvo que sentarse en el borde de la cama junto a la bolsa para mirarla.
—Pero yo creía que... que lo habíamos solucionado.
—Acostarnos no soluciona las cosas Lincoln, no soluciona nada en realidad —se atrevió a decir ella enfrentando sus ojos—. Cuando te dije que no podría perdonarte lo de Lexa, hablaba en serio.
El rostro de Lincoln titubeó inseguro.
—Pero... pero ella ya me perdonado, fue Lexa quien me llamo para...
—No me importa —le interrumpió ella con total determinación y resignación—. Porque no lo he hecho yo. Lexa me quiere tanto que te ha perdonado por mi, no por ti. No porque te merezcas que lo haga y yo he tomado una decisión.
—Pero lo de anoche...
—Lo de anoche fue una última noche, una despedida nada más, la posibilidad de recordar un bonito final —le aclaró ella apartando la mirada a la bolsa de viaje jugando distraídamente con la cremallera—. Lo siento pero yo no puedo seguir con alguien en quien no confío plenamente porque si me has fallado en algo tan importante para mi, ¿en qué más me podrías fallar?
—En nada Luna, créeme te lo prometo —le pidió él poniéndose en pie al oírla hablar así antes de llevar las manos a su cara—. Luna tú... tú eres lo más importante para mi, tú y este bebé lo sois todo para mi, cometí un error, ahora lo sé, ahora lo entiendo, de verdad que si, te lo prometo. Soy humano, jamás dije que fuese perfecto y... y vamos a tener una familia, vamos a...
—No, las familias no se traicionan, las familias no se fallan así —señaló ella apartándole las manos suavemente y después el rostro—. Las familias están ahí para lo bueno y para lo malo, la familia es la que te sostiene en lo peor y tú... tú me has demostrado que solo quieres estar para una cosa, y no es justo que yo te obligue a aceptar una situación con Lexa que no te corresponde así que te libero de esa obligación y de cualquier otra que creas que tienes con alguna de nosotras, incluso con este bebé.
La cara de Lincoln se descompuso aún más y sus ojos se humedecieron al escuchar aquello último herido.
—¿De verdad piensas eso de mi? ¿de verdad crees que soy de esa clase de hombres?
Luna que se colgó el bolso al hombro sacudió la cabeza sin más.
—Ya ni siquiera sé que he de pensar. Siento que he descubierto una parte de ti que no solo no conocía si no que he odiado con toda mi alma y que hasta que esa parte de ti no entienda que está mal actuar de esa forma, pensar de esa manera me temo que tú y yo ya no tenemos nada más que hablar —pronuncio finalmente Luna viéndole por un instante a los ojos antes de pasar por su lado para marcharse.
Lincoln que se quedo totalmente congelado por un instante reaccionó y la siguió tratando de hacerla parar.
—Luna, por favor, lo siento. Por favor, no te vayas, no me hagas esto, por favor. Yo te quiero. Te amo, sabes que te amo más que a nada en este mundo, por favor. Quédate conmigo. Cambiaré. Trataré de ser una mejor persona por ti.
—No, no quiero que cambies por mi, Lincoln. Quiero que cambies por ti, porque no está bien la forma en la que has actuado, en la que has minimizado lo que estaba ocurriendo y porque no quiero que mi bebé tenga un ejemplo así —sentenció ella mucho más decidida ahora al escucharle—. Cambia, has lo que debas hacer para hacerlo, demuéstrame que estás en ello y puede que me plantee el volver a tu lado pero hasta que yo no vea cambios reales, no seguiré estando aquí.
—Luna...
—Nos veremos en el hospital, cuídate mucho, ¿quieres? —se despidió ella un tanto afectada saliendo por la puerta de la habitación dejándole allí.
Lincoln que escuchó la puerta de la calle a los pocos minutos tan solo se quedo completamente quieto, inmóvil. Con el corazón latiendo dentro de su pecho a trompicones completamente destrozado.
Había creído que las cosas serían distintas tras pasar aquella noche juntos de nuevo, jamás lo interpretó como una autentica despedida y sin embargo, ahora había entendido ya que eso era lo que había sido.
Un último adiós, una última vez con ella.
El punto y final a tantos años de amor.
Al fin entendió que las palabras y que las acciones dolían cuando venían de alguien a quien querías de aquella manera.
Luna se había sentido traicionada y ahora él pagaba y debía hacer frente a las consecuencias.
Todo había terminado.
Todo había acabado, y ya no tenía remedio si Lincoln no conseguía convencerla de que su actitud a partir de ahora iba a ser la correcta, perdería a Luna y tal vez a su bebé para siempre.
Continuara...
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La Fugitiva. Nuevos Comienzos.
FanfictionII Parte de La Fugitiva. Cuando la vida te golpea tanto y tan fuerte ya solo queda una cosa por hacer, una única cosa. Levantarse. Y a veces por muy difícil que te parezca no te queda otra que poder. Sufrimos, reímos, lloramos y sentimos con ellos...