75. Sola

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Cuando Octavia Blake se miro en el espejo de su baño, tuvo que bajar la mirada al lavabo totalmente rota y agotada. Tan solo se había levantado de la cama porque el cuerpo le había pedido una vez más hacer pis y porque necesitaba estirar un poco las entumecidas piernas antes de poder regresar de nuevo a la cama.

Quería morirse.

No por una, más bien por varias razones pero como sabía que no podía hacer eso se dirigió de nuevo a la cama, se metió en ella, se dio la vuelta de cara a la pared y se colocó el mullido edredón por encima no queriendo saber absolutamente nada del resto del mundo completamente exhausta.

Había pasado una de las noches más dolorosas y complicadas de toda su vida y evidentemente bien, no la había gestionado precisamente.

Cosa que no podía sorprenderla porque ya venía arrastrando de lejos.

Existían en su mente un montón de conjeturas, de posibilidades y de deducciones acerca de como poder enfrentar un nuevo día después de haber vuelto a recaer y de ocurrir lo que había ocurrido pero su mente fatigada se negaba a exigirle mucho más por el momento.

No recordaba bien como había llegado hasta su casa pero de algún modo lo había hecho porque había despertado allí con un nada desconocido dolor de cabeza y con resaca.

Sus ojos estaban tan hinchados y sus pestañas y mejillas seguían tan húmedas de llorar que buena parte de su almohada se encontraba húmeda y empapada.

No, definitivamente había sido una noche de mierda.

Y ella una vez más la había vuelto a cagar tal y como hacía siempre.

Se alegraba al menos de que Monty no se hubiese enterado aún y de no tener que soportar sus sermones porque dudaba que fuese capaz esa mañana. También esperaba que Sonya y Costia, la nueva gerente del club tampoco se enterasen de lo que había ocurrido con Ilian en el club y mucho después con Raven en las escaleras. Detestaría tener que dar explicaciones.

El caso es que ahora mismo no quería volver.

Quería cerrar los ojos, apretarlos lo más fuerte posible y desaparecer.

Estaba decepcionada consigo misma. Defraudada y consternada por haber cedido una vez más a aquellos destructivos impulsos, a las malas decisiones, a los malos vicios y a la violencia y por más que lo intentase ya ni siquiera le veía la salida.

Se había esforzado tanto por mantenerse limpia aquellos últimos tres meses, por hacer las cosas verdaderamente bien que había olvidado quizás lo fácil que podía resultar recaer y se había permitido bajar la guardia creyendo que podría hacerlo, que podría vencer por una vez y sobresalir entre tanta mierda.

Tan solo se había engañado..

Se había fallado a si misma y a las personas que habían confiado en ella para salir de todo aquello estrepitosamente y se encontraba deprimida como hacía mucho que no lo estaba.

Aquella conversación con Raven no solo había sido reveladora sino liberadora y en parte ese era el gran problema. Una vez se abría todo ese dique de mierda el embalse entero se desbordaba y ya no había quien lo parase. Era algo catastrófico, demoledor.

Algo capaz de destruirte por completo.

Y así era exactamente como Octavia se sentía, destruida.

No entendía cómo era posible que se hubiesen jodido tantísimo las cosas en tan poco tiempo cuando hacía apenas dos días estaba tan bien. Volvía a sentir ganas de llorar solo de pensarlo.

Los ojos de Octavia volvieron a llenarse de lágrimas bajo los cerrados parpados y ella se encogió sobre si misma bajo el edredón queriendo hundir la cara en la almohada mientras llevaba su mano a sus ojos cubriéndose parte de la cara y temblando al hacerlo.

Tenía el teléfono en su mesilla apagado, y el resto de su nuevo apartamento se encontraba en un completo y sepulcral silencio que casi resultaba aplastante aunque ahora mismo agradecía no tener que tener a nadie allí viendola de aquella manera, en el fondo se sentía completamente sola.

Y en el fondo como siempre, eso era lo que menos la ayudaba.

Continuara...

La Fugitiva. Nuevos Comienzos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora