Cuando Lexa Woodward recibió aquella llamada de Abigail Griffin pidiéndole que acudiese al hospital con urgencia se le paro el corazón. Por suerte para ella su nueva casa no se encontraba lejos de allí y ella acababa de despedirse de Costia que debía regresar al Primes para trabajar.
Lexa paro el primer taxi que vio y rezó porque su hermana se encontrase bien cuando llegase. Tenía la esperanza de poder estar con ella durante el parto tal y como Luna le había prometido pero si se encontraba allí ya es que algo había ido mal.
No entendía mucho sobre embarazos y esas cosas pero sabía que le faltaban diez días para salir de cuentas y aunque Luna le había advertido que pasado el comienzo del tercer trimestre podría ponerse de parto en cualquier momento no esperaba que el momento hubiese llegado ya.
Nada más entrar por aquella puerta de Urgencias que tanto conocía buscó a Abby con la mirada la cual le había dicho que la esperaría allí y nada más verla de pie junto al mostrador, corrió hacia ella.
—¡Señora Griffin! ¡Señora Griffin! —gritó Lexa con el corazón latiendo fuertemente en su pecho llegando a ella casi de inmediato tomándola de los brazos desesperadamente—. ¿Dónde está? ¿dónde está mi hermana?
—Lexa, cálmate —le pidió Abby al verla de aquella manera tan aprensiva intentando tranquilizarla de algún modo.
—¿Qué ha pasado? —era todo cuanto Lexa quería saber en aquellos momentos intentando descifrar por su cara si portaba malas noticias o no—. ¿Cómo está ella? ¿y el bebé? ¿ha nacido ya? ¿está bien?
Abby que se vio un poco saturada por tanta pregunta aunque entendió la angustia que podía tener en aquellos momentos intentó llevarla a un lado.
—Si, ha nacido —quiso responderle ella tratando de que se calmase llevando las manos a sus brazos para conseguir centrarla un poco—. Ha nacido pero ha habido algunas complicaciones en el parto, y... y lamentablemente...
En el momento en que Lexa escuchó aquella maldita palabra perdió por completo la cabeza comenzando a temblar y negar mientras aterrada se cubría las manos con la boca.
—¡Oh dios, no! —rompió a llorar cubriéndose la cara con las manos mientras Abby cambiaba del todo su cara al entender lo que ella estaba interpretando—. ¡Oh dios, no! ¡No, no, no, no!
—¡Oh, no, no Lexa! ¡No tranquila, Lexa! ¡Luna está bien, está viva te lo prometo! —se apresuro a calmarla ella tratando de consolarla de algún modo—. ¡Es solo que han habido algunas complicaciones durante el parto y va a tener que quedarse ingresada mucho más tiempo del que habíais previsto! ¡El bebé está bien, ha pesado casi cuatro kilos! ¡Es precioso!
—¡Me estás mintiendo! ¡Me estás mintiendo solo para que me tranquilice! —reaccionó Lexa completamente llorosa y aterrorizada de poder perder a su hermana ahora que al fin la había recuperado.
—¡No, no te estoy mintiendo! ¡Créeme, Lexa! ¡Yo jamás te mentiría en esto! ¡Pero tienes que tranquilizarte!, ¿me oyes? —continúo insistiendo ella para que se calmase llevándola hasta la hilera de sillas para que se sentase buscando con la mirada a alguna de sus compañeras para que le trajese un poco de agua.
—¡Oh dios mío! —se llevó la mano al pecho Lexa sintiendo un dolor demasiado intenso en el centro de su pecho mientras se doblaba sobre si misma intentando calmar toda aquella ansiedad—. ¡Oh dios!
Abby que se apresuro a ponerse a su altura agachándose buscó sus ojos tratando de que se centrase.
—Una de las estudiantes ha rasgado por error uno de los vasos sanguíneos al intentar facilitar el paso del bebé por el canal del parto y hemos tenido que repararlo porque estaba perdiendo mucha sangre pero Luna está bien, y el bebé también aunque ha sido tan grande que al salir hemos tenido que administrarle oxigeno. Le ocurre a algunos bebés pero le hemos examinado a fondo y está bien, te lo aseguro.
Lexa que intentaba tomar aire angustiadamente junto las manos entre sus rodillas sintiendo su piernas temblar incontrolablemente mirándola llorosa y angustiadamente.
—¿De verdad?
—De verdad, tranquila, de verdad —le prometió Abby acariciándole la espalda para reconfortarla—. Si te calmas, te llevaré a verles.
—Vale, vale —cerro los ojos Lexa intentando dejar pasar el aire mientras toda aquella angustia intentaba disiparse.
Lo había pasado tan mal en aquel lugar que volver allí no solo le traía muy malos recuerdos si no que acababa de cumplirse un mes de la muerte de Ontari y todos aquellos miedos seguían a flor de piel en ella.
Perder a Luna en aquellos momentos estaba más que segura que sería algo que no soportaría y aunque seguía desconfiando un poco de las palabras de Abby, verdaderamente quería creerla.
Luna y su bebé estarían bien, los dos al fin y fuera de peligro muy pronto, esperaba ella.
Continuara...
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La Fugitiva. Nuevos Comienzos.
FanfictionII Parte de La Fugitiva. Cuando la vida te golpea tanto y tan fuerte ya solo queda una cosa por hacer, una única cosa. Levantarse. Y a veces por muy difícil que te parezca no te queda otra que poder. Sufrimos, reímos, lloramos y sentimos con ellos...