24. Juntas

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Por mucho que lo intentase, Lexa Woodward era incapaz de apartar sus ojos de los de Raven Reyes, su única y mejor amiga en el mundo que permanecía sentada como una india al otro lado del sofá con una enorme taza de chocolate caliente entre las manos y aquella genuina sonrisa suya que tanto conseguía hacerla sonreír.

Había hecho descalzarse a Lexa y esta permanecía con los pies subidos al sofá bajo una suave mantita que le había traído Raven al ver que no dejaba de temblar creyendo que sería a consecuencia del frío y otra taza de chocolate humeante entre sus cada vez menos temblorosas manos.

Raven había estado contándole como se encontraba, lo que había estado ocurriéndole y todo cuanto había acontecido después de que ella consiguiese fugarse de los juzgados. La presión de Octavia Blake, la inspectora encargada de su caso a los jueces, que hubiese conseguido que la soltasen e imputasen a algunos de los guardias implicados en las aberrantes acciones que las habían llevado hasta allí, lo ocurrido después con Octavia y Monty, lo furiosa y traicionada que se había sentido al saberla fuera del caso y todo de lo que se había enterado después y la había hecho sentirse tremendamente mal por acusar a Octavia injustamente sin saber la realidad de su situación personal.

Lexa también le había contado muchas cosas de las que recordaba, desde aquellos días que había permanecido en las calles hasta conseguir dar con Roan al que había acudido en busca de que le facilitase nueva documentación para poder huir de la ciudad, hasta su paso por el hospital tras perder por completo la cabeza y asesinar a Kyle Wick el compañero de Clarke Griffin, su ex al no haberla encontrado a ella en su lugar. No había querido contarle mucho acerca de su malograda estancia en el hospital ni tampoco que había muerto estando allí, Raven no necesitaba saber ese tipo de cosas realmente ya bastante mal lo había estado pasando ya así que prefirió obviarlo por el momento.

También le contó acerca de Luna y de su maravilloso reencuentro con ella. Le contó que su hermana también la creía muerta por culpa de su madre y que por eso no la había buscado en tantisimos años de vida en los que podía haberlo hecho. Le dijo que ahora esperaba un bebé y que su embarazo estaba siendo complicado al igual que lo habían sido los dos anteriores pero que estaba muy feliz de estar a su lado y la estaba haciendo muy participe de todo.

Lexa también le dijo lo del acuerdo que pretendía hacerla firmar desde que salió del coma inducido en el hospital, y Raven le confirmó que a ella le habían hecho lo mismo con la amenaza de hacerla cumplir el resto de su sentencia en prisión, y tan desesperada como se encontraba por no tener que volver allí, había aceptado aunque no había aceptado de ningún modo aquella gran cantidad de dinero que le habían ofrecido por mantener la boca cerrada y no remover mucha más mierda frente a las autoridades competentes o ante la prensa.

Y avergonzada Lexa le había dicho que estaba pensando en aceptar el acuerdo y el dinero porque no tenía nada y volver a prisión en el estado de salud en el que se encontraba probablemente sería una sentencia a muerte.

Raven se había mostrado comprensiva en un principio pero aquello había hecho que le hirviesen las venas, esos monstruos se aprovechaban de su situación de vulnerabilidad para obligarla una vez más a hacer lo que ellos querían que hiciese. Era insultante, injusto y cruel.

Era de una inhumanidad grotesca y de ningún modo Raven iba a permitir que eso ocurriese.

No de nuevo.

No con ella.

No con Lexa.

Raven le había dicho que no se preocupase por nada de eso en aquellos momentos porque sus abogados no solo los mejores de la ciudad, los mejores del país que trabajaban desde fuera de ella ya estaban trabajando en ello y que pasase lo que pasase ninguna de las dos regresaría a prisión.

La Fugitiva. Nuevos Comienzos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora