59. Probando

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Raven Reyes acababa de terminar de conectar uno de los sistemas de seguridad que ocupaba la última planta del Nightbloods. Como la planta con mayor actividad ilícita era importante tener conexión directa entre lo que ocurría allí arriba y lo que sucedía abajo en el sótano por medio de las cámaras de videovigilancia.

A Raven cada vez le sorprendía más conocer como funcionaban las cosas allí dentro pero Gina, una de las chicas de confianza de Sonya había bajado para ver como iba y si necesitaba alguna clase de ayuda, después de aquello se había quedado charlando con ella pero cuando Raven terminó de recoger algunas cosas disponiéndose a irse Gina insistió en que se quedase un poco más y poder enseñarle un poco los entresijos del club.

Al principio la idea no le había apetecido demasiado, especialmente hoy pero la idea de volver a casa sabiendo que aquel puto sobre latía por detrás de la puertecita del mueble de la cocina anhelando que lo leyese le dio finalmente ese pequeño empujón.

Raven le había dicho a Gina que no estaba vestida para la ocasión ya que llevaba unos pantalones de vestir y una holgada blusa pero Gina le había dicho que no se preocupase que ella le buscaría algo que ponerse e irían a tomar una copa o dos arriba así podría presentarle también al resto del personal.

Lo que Raven no esperaba era que cuando Gina volviese a entrar en la pequeña sala de seguridad lo hiciese con un precioso mono blanco palabra de honor y un par de tacones más o menos de su talla.

—Créeme que ha sido entrar a los vestuarios, ver esto y ver ese precioso collar que llevas y venirme a la mente la imagen perfecta de como te quedaría —le sonrió Gina con entusiasmo ofreciendoselo—. Espero que los zapatos te sirvan son de mi alijo personal pero calculo que debemos llevar más o menos la misma talla.

Raven que contempló la suave y vaporosa tela la acarició con los dedos sopesando si sería buena idea hacerlo o no pero se alegró al menos de que no fuese un vestido ceñido y corto.

Gina que se la quedo mirando viendola algo indecisa le sonrió un poco dándole un suave empujoncito hasta la puerta.

—Venga, vamos. Los baños están al final, a la izquierda. Voy pidiéndole algo a Ethan y te espero arriba —le sonrió ella dirigiéndose a la puerta con un precioso vestido corto y fucsia.

Raven que tuvo algunos reparos al principio finalmente cerro la puerta de la misma sala y prefirió cambiarse allí mismo. No llevaba mucho maquillaje y hacía muchísimo que no salía así que al verse vestida así le resulto un poco extraño pero no se vio mal del todo.

Es más, por primera vez en mucho tiempo se sintió bella.

Acalló a su mente para que parase de molestarla con sus juicios internos y respiro hondo antes de soltarse la coleta y deslizar los dedos por su largo pelo intentando darle algo de forma, dejo su ropa anterior sobre la silla y respirando hondo una última vez se atrevió a salir al pasillo.

Pero luego rápidamente volvió a entrar dentro de la sala y se encerró.

No, no podía hacerlo. No estaba bien que ella hiciese eso después de todo lo que le había ocurrido. ¿Qué podrían pensar el resto? ¿cómo podría sentirse bien volviendo a atreverse a salir de noche y vestida así?

Las manos le sudaron ligeramente obligándola a cerrar los ojos y a cerrarlas y a abrirlas juntándolas sumamente nerviosa.

No, ella no había hecho algo malo. Lo habían hecho ellos y ella tenía todo el derecho a volver a salir, a volver a sonreír, a volver a vestir como le apeteciese y a volver a divertirse.

Pero esa puta vocecilla en su cabeza seguía ahí. Jodiendo todo lo bueno que pudiese surgirle. Acusándola con mentiras inmundas y haciéndola dudar de las peores maneras posibles.

La Fugitiva. Nuevos Comienzos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora