Roan despertó con la luz del sol cayendo directamente sobre su rostro. Al principio no supo bien donde se encontraba pero sintió el frío aire en la cara y se dio cuenta de que estaba tendido sobre el suelo de la pequeña terraza de su apartamento justo donde su relación con Lexa había alcanzado un punto crítico aquella noche fatídica en la que Lincoln y él pasaron parte de la noche buscándola.
No recordaba como había llegado allí pero cuando se incorporo su pie tropezó con un par de botellas vacías que rodaron hasta golpear la metálica barandilla.
Dios, la cabeza le martilleaba horrores y sus ojos estaban hipersensibles a la luz del día por muy clara que esta fuese.
Entrecerrándolos, se restregó la cara necesitando desperezarse un poco y recordó que debería estar camino al estudio de tatuajes para abrirlo.
Dejando escapar un sonido de frustración se levantó apoyándose del suelo con las manos logró incorporarse y fue como si todo el contenido liquido del interior de su estomago se balancease de un lado a otro como un mar de aguas embravecidas.
Tenía que llamar a Lexa.
Conseguir hablar con ella fuese como fuese, lograr que volviese.
No importaba nada de lo que había pasado, las cosas podrían volver a ser como antes de ocurrir todo aquello si ella también ponía de su parte.
Entrando a trompicones en el interior del apartamento busco con sus ojos su móvil y lo encontró sobre el mueble bar junto a algunas copas vacías y otras volcadas sobre la superficie que aún goteaba en el suelo.
Acercándose al mueble alargó la mano para coger el móvil y llamarla. No fue hasta que saltó el mensaje de que el teléfono al que llamaba no se encontraba disponible que Roan no entendió realmente que Lexa le había bloqueado.
Su cabeza, sus pensamientos, todo absolutamente todo cambió en él que ahora se encontraba más que frustrado.
No entendía como es que ella no era capaz de comprender cuanto la quería y cuanto la necesitaba a su lado. ¿Acaso iba a guardarle rencor siempre por lo ocurrido con Ontari?
No, Lexa tenía que entenderle. Tenía que ponerse en su lugar por una vez y comprender que tan solo había cometido un error, un único error después de haber hecho tantas cosas buenas por ella y que no podía reprochárselo tanto de esa manera. No era nada justa con él.
¿Qué quería? ¿qué se arrastrase? ¿qué se humillase?
Podría hacerlo.
Joder, podría hacer cualquier cosa por ella.
Mataría por ella de ser preciso.
Lexa tenía que perdonarle, tenía que encontrar la forma de que ella le perdonase o su vida caería en picado de nuevo como cuando Echo se marchó de su vida abandonándole a su suerte y alejando consigo a su hija.
Él iba a hacer que lo entendiese, si.
Iba a conseguirlo.
Solo tenía que pensar en una forma de convencerla, de hacer que pensase lo contrario. Tan solo debía hacer algo para que ella se diese cuenta de que Ontari seguía sin significar nada para él y que ella era la única a la que amaba.
La única en su vida.
La única, la única, la única...
Continuara...
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La Fugitiva. Nuevos Comienzos.
FanfictionII Parte de La Fugitiva. Cuando la vida te golpea tanto y tan fuerte ya solo queda una cosa por hacer, una única cosa. Levantarse. Y a veces por muy difícil que te parezca no te queda otra que poder. Sufrimos, reímos, lloramos y sentimos con ellos...