42. Iremos

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Monty Green levantó la mirada del salpicadero del coche en cuanto escuchó a Niylah golpear el capo con la mano sobresaltándole en el callejón en el que permanecían estacionados.

En cuanto clavo sus ojos en ella a través del parabrisas con rabia por el sobresalto, ella le sonrió abiertamente traviesa bordeando el coche justo antes de abrir la puerta y subirse con una caja de donuts en la mano libre dejándola sobre el cuadro principal en cuanto volvió a cerrar la puerta.

Niylah que se fijo en la cara que tenía se echo a reír antes de subir un pie al asiento apoyando la rodilla en el volante entre risas.

—Pero que cara has puesto.

—No ha tenido ninguna gracia, ¿sabes? —le reprochó Monty que había estado tan concentrado en su móvil que ni atención había prestado a lo que sucedía fuera.

Niylah que ignoró sus palabras tan solo alargó la mano para coger uno de los donuts glaseados recien hechos que traía y simplemente sonrió mientras se lo llevaba a la boca.

—Oh, pobrecito Monty, ¿te he asustado?

Monty que levantó la vista de su móvil que reposaba en su regazo frunció el ceño estirando la mano para alcanzar la caja y poder coger uno de ellos.

—Habras traído de canela, ¿verdad?

—Puaj, canela que asco —se quejo Niylah alargando la mano para quitarle el móvil de encima de su muslo aprovechando que él abría la caja, revisando la pantallita cotilla— ¿Con quién te escribes?

—¡Niylah! —protestó Monty al que por poco se le cae la caja encima al verla hacer aquello.

—¿O es solo porno lo que veías? —preguntó ella curiosa dándole una mordida a su donuts mientras lo saboreaba deslizando hacia atrás y hacia delante con el dedo la pantalla arqueándose hacia atrás para que Monty no lo alcanzase con la mano ya extendida.

—¿Puedes devolverme mi móvil, por favor? —insistió pacientemente Monty inclinandose en el asiento para quitárselo.

Niylah que alargó el pie parándole de golpe con este arqueó aún más el cuerpo hasta casi sacarlo por la ventanilla con una sonrisita mientras cotilleaba su whatsapp.

—¿Octavia trabaja ahora en el Nightbloods?

—Niylah, devuélvemelo.

—¡Vaya, tenemos que ir! ¡Ese sitio es lo más de lo más! —sonrió ella ignorándole mientras llegaba a la parte más interesante del mensaje y la cara se le cambiaba de golpe frunciendo ahora el ceño llena de confusión—. Espera, ¿qué dice ahí sobre Second Dawn y qué tiene que ver eso con Octavia?

Monty que alargó la mano arrebatándole el móvil del todo, le dedicó una dura mirada antes de bloquear el móvil con el dedo para impedirle que volviese a hacerlo.

—No es asunto tuyo. No has debido hacer eso.

—Por supuesto que lo es, Octavia es amiga mía —le replicó Niylah a la defensiva.

—¿Desde cuando? ¿desde hace medio segundo qué te has acordado de qué existe? —le reprochó Monty antes de volver a dejar la caja en el mismo lugar que antes de mala gana—. Venga, ya Niylah.

Vale, igual si que era cierto.

Igual si que no se había preocupado demasiado por la forma en la que Octavia había abandonado su trabajo y se había ido de comisaria. Pero esas cosas pasaban todo el tiempo, ¿no?

Gente que iba y venía. Gente para los que ese trabajo no estaba hecho o que simplemente dejaba de interesarles llegado el momento.

Pero lo poco que había leído era a Monty recordándole su esfuerzo en Second Dawn y que de ningún modo debía tirar la toalla por nada de aquello.

Niylah sabía lo que era Second Dawn, allí aconsejaban ir a la gente que caía en comisaria y que no tenían otra salida a sus malas situaciones y a sus adicciones, ¿así que por qué decía en el mensaje que Octavia no debía echar todo ese esfuerzo suyo por tierra?

—Vale, igual me la ha sudado un poco lo que le ocurriese hasta ahora pero ahora en serio, ¿qué le ha pasado a Octavia para qué le digas todo eso? —le preguntó ella preocupada dejando el donuts sobre la caja sin dejar de mirarle con preocupado gesto—. ¿Ella está bien?

Monty que tan solo apartó la mirada de Niylah guardó su móvil en el bolsillo trasero del pantalon y trato de evadir aquella pregunta.

—Lo estará así que olvida todo esto.

—¿Pero como coño voy a olvidarme si acabo de leer lo que acabo de leer, joder? —le pregunto ella de lo más ofuscada al no recibir contestación.

—Octavia está bien —repuso Monty a la defensiva bajando la mirada a su rodilla apartándose una pequeña miga de azúcar glaseada del donuts—. No se te ocurra preguntarle nada.

—Pues cuéntamelo porque a punto estoy de llamarla para ver de que va todo esto —le advirtió Niylah sacando su propio móvil de su bolsillo.

Monty que enseguida se lo arrebato de golpe hizo por sacarlo por la ventanilla para retirarlo de su alcance y le miro irritado de vuelta.

—De ningun modo. Prométeme que no harás eso.

Niylah que hizo por alargar el brazo intentando recuperarlo puso una cara al oírle.

—¿Pero por qué? Solo dime eso.

—Porque ahora mismo no necesita nada de esto, y no está pasando por su mejor momento, por eso. Prométemelo, Niylah —le dijo él amenazando con lanzar el móvil fuera contra el suelo.

—Vale, vale pero con una condición .

Monty la miro expectante y Niylah hizo un gesto.

—Iremos al Nightbloods a verla, yo no le preguntaré nada si no quieres pero me llevaras a verla—acordó Niylah negociadora—. Quiero asegurarme de que está bien.

Monty que puso una cara al escucharla sabía que aquella no era del todo la razón de su insistencia pero como siempre Niylah tampoco tardo en confesarse.

—Además, hace mucho que no salgo de fiesta. Me apetece.

Si, y ahí estaba la Niylah narcisista e indiscreta que todos conocían y adoraban.

Perfecto.

Continuara...

La Fugitiva. Nuevos Comienzos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora